La Justicia provincial investiga por estas horas cómo fue la violenta secuencia que terminó con un presunto ladrón muerto en las calles del barrio Villa Hipódromo tras un enfrentamiento con agentes policiales. El caso se encuentra a cargo de los fiscales del Ministerio Público de la Acusación, Cristina Ferraro (Unidad de Homicidios) y Ezequiel Hernández (del área de Violencia Institucional), quienes quedaron al frente de la investigación que busca esclarecer las circunstancias del homicidio ocurrido durante la madrugada de este martes.
Según versiones policiales de la Unidad Regional I, el crimen se dio luego de una intensa persecución que tuvo su inicio a raíz de una violenta entradera ocurrida en Echagüe al 7000 del barrio Guadalupe. Allí, cerca de las 23.30, un grupo de delincuentes ingresó a la propiedad y abordó a los ocupantes: un matrimonio y su hijo.
Dentro de la vivienda, los ladrones realizaron varios destrozos en busca de joyas y dinero. Seguidamente, se alzaron de una computadora y dos celulares y escaparon de la vivienda a bordo de un automóvil Chevrolet Onix gris. En medio del escape, la central del 911 recibió la alerta del robo y comunicó por la frecuencia policial lo sucedido. En efecto, un móvil de la Brigada Motorizada intervino rápidamente y advirtió la presencia de un Onix en Alvear y avenida Galicia.
Como el conductor del vehículo no paró la marcha cuando el agente de la Motorizada dio la voz de alto, se inició una persecución en dirección al oeste por calle Estanislao Zeballos. Al llegar a la zona del barrio Villa Hipódromo, se sumó un móvil perteneciente al Grupo de Operaciones Especiales (GOE) que intentó detener la circulación del vehículo sospechoso.
El seguimiento se dio por calle Ricardo Aldao y al llegar a Lamadrid -según indicó el parte policial- los agentes vieron a un hombre que mientras corría portaba en su mano derecha un arma de fuego y en la izquierda un bulto. Seguidamente, los uniformados descendieron del móvil y dieron la voz de alto, sin embargo, el hombre huyó escapó del lugar y a una distancia de diez metros efectuó un disparo contra los uniformados de los cuales uno, un subinspector, respondió con otro tiro para resguardar la integridad del personal policial.
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El hombre armado continuó con su escape por un Pasaje llamado Paraná y efectuó otro disparo. A unos 30 metros, el delincuente abrió fuego nuevamente y fue ahí cuando dos agentes del GOE respondieron con uno tiro cada uno.
Como consecuencia de ese cruce de disparos, el presunto ladrón cayó tendido en el suelo. Cuando los uniformados se acercaron hacia él vieron que todavía tenía en su mano derecha el arma de fuego y muy próximo al cuerpo una computadora marca Lenovo y un celular. Minutos después arribó a la escena del hecho un móvil de 107, cuyo médico constató la muerte del hombre.
Tras confirmarse el fallecimiento, debieron arribar al lugar otros móviles policiales para dar apoyo al Grupo de Operaciones Especiales (GOE) y al Grupo Técnico Criminalistico de la Agencia de Investigación Criminal, ya que vecinos del lugar comenzaron a arrojar piedras e impidieron el desarrollo del trabajo policial. La hostilidad del ambiente provocó a que distintos uniformados en el lugar debieron utilizar proyectiles anti tumulto y así tratar de calmar las aguas.
El procedimiento se extendió luego hasta Pasaje Galisteo al 6200 y Ángel Casanello, en donde fue encontrado el supuesto automóvil que participó de la frenética persecución y que se presume trasladó al grupo de delincuentes que realizó la entradera en barrio Guadalupe. Dicho automóvil fue peritado y se estableció que era un Chevrolet Onix oscuro.
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