Los mensajes comenzaron a entrar con pocos minutos de diferencia. Cerca de las 20 en miles de teléfonos ingresaron los mismos videos. Mostraban jóvenes que corrían despavoridos ante los sonidos secos de los tiros. Personas muertas con disparos. Sangre. Audios que hablaban de un toque de queda narco. Eran decenas de mensajes que como una bomba racimo se expandieron en poco tiempo por todo Rosario el jueves a la noche y envolvieron a la ciudad en un pánico aterrador.
Las calles se vaciaron aún más de los resguardos que la gente tiene por la inseguridad, con la consolidación de la noche. Muchos bares cerraron. El efecto buscado se había conseguido en un instante.
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Desde el sábado de la semana pasada había comenzado una campaña de viralización de mensajes falsos en el barrio La Cerámica, en el norte de Rosario. Esto se trasladó luego a toda la ciudad. Los vecinos de la zona norte creían en el flyer que les entraba en los teléfonos, que hablaba de que los crímenes de dos chicos de 13 y 14 años se debía a una decisión de un grupo narco de la zona de empezar a matar al voleo hasta que apareciera un cargamento de 10 kilos de cocaína que había sido mejicaneado.
Todo era mentira. El domingo a la noche un grupo de vecinos salió a cercar el barrio con piquetes. Instalaron ramas y quemaron cubiertas ante el temor, según afirmaban, de que los narcos volvieran a matar dentro del barrio. Lanzaron piedras a los patrulleros. Irradiaron más terror en el barrio.
Según los investigadores, el crimen de los dos chicos no había sido al voleo. Era una batalla entre dos familias por el control de la venta de drogas en un sector de La Cerámica. ¿Quién había viralizado los mensajes para encender un pánico mayor en el barrio?
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Luego, empezaron a cerrar las escuelas en la zona norte. Los directivos decían tener temor. Las que abrían sus puertas tenían las aulas vacías. Los padres y madres no se animaban a mandar a sus hijos ante el riesgo de un nuevo ataque. Ocurrió algo similar en los clubes, como Sparta y El Torito, de la zona norte.
El efecto de generar pánico en las escuelas es demoledor. Porque el impacto se amplifica en las familias de los alumnos y los maestros. El jueves, en medio de la ola de mensajes falsos, se consumaron hechos concretos.
Desconocidos balearon la escuela Nº 6.383 Estanislao López, de barrio Belgrano, donde al otro día los directivos decidieron no abrir las puertas. En el sur de Rosario ocurrió lo mismo con otros establecimientos, aunque el tema no tuvo publicidad en los medios, según contó una directora.
Una operación sofisticada
En el Ministerio Público comenzaron a investigar de dónde pudo haber surgido y quién puede haber organizado semejante despliegue. ¿Cómo encuadrar a nivel penal algo de esta naturaleza?
Lo que está claro es que se trató de una operación diseñada de manera muy sofisticada. Hay empresas en el mundo, sobre todo en el este de Europa, que se dedican a realizar este tipo de tareas de manera virtual. Es poco probable que se llegue a establecer la raíz de este problema, que busca desatar una conmoción social.
En Brasil ocurrió durante las dos campañas electorales que protagonizó Jair Bolsonaro, que usó el modelo de difusión de noticias falsas por Whatsapp de manera frenética. Algunos medios le llamaron la “maquinaria de la mentira”.
Una investigación judicial en ese país probó que empresas afines a Bolsonaro habían contratado una firma europea para enviar mensajes masivos durante la campaña de 2018. No eran publicidades de campaña sino hechos que generaban conmoción asentados sobre fake news.
El gobierno provincial reaccionó a través del ministro de Seguridad Claudio Brilloni, que señaló los mensajes "tienen por objetivo causar intranquilidad a la población con intención espuria", dijo.
“No tenemos ninguna información ni indicio que permita ratificar los mensajes", agregó sobre lo que se viralizó por redes sociales, junto con imágenes de hechos que -cuando se los analiza- no son recientes. El funcionario habló de "irresponsabilidad" y señaló que ya se inició una investigación "para dar con los autores de los mensajes".
Los antecedentes de estas acciones en Santa Fe
Hay un antecedente al que no se le dio mucha relevancia, en medio del problema endémico de violencia que azota Rosario. En la campaña electoral de 2021 empezaron a sucederse atentados contra estaciones de servicio y contra escuelas. Parecían atentados seriales sin ningún móvil. Porque no dejaban mensajes mafiosos ni tampoco respondían a extorsiones.
En una causa que investigó la fiscal Valeria Haurigot se probó que parte de estos ataques que buscaban generar conmoción y pánico antes de las elecciones legislativas habían sido planeados por Celestina Contreras, la madre de Ariel Guille Cantero, líder de Los Monos.
La mujer tercerizó las balaceras en un preso que desde la cárcel de Coronda reclutaba los soldaditos para disparar. Ese recluso era Nelson “Pandu” Aguirre, que mandó a su pareja a buscar el dinero que le daba Celestina Contreras. Nunca se estableció porqué habían atacado ni qué buscaban.
Uno de los ataques armados se cometió el 14 de noviembre de 2021 cuando el Complejo Educativo Santa Isabel de Hungría, ubicado en Cafferata al 4000, fue baleado mientras personal de las fuerzas de seguridad custodiaban las urnas para las elecciones legislativas que se llevarían adelante ese domingo.
También la escuela técnica Crisol, ubicada en Magnano al 6300, en la misma fecha y con la misma metodología. En esta última institución educativa se encontró un cartel escrito con letras rojas con la leyenda: “O se comunican con la mafia o siguen las balaceras”, estaba junto con ocho vainas servidas calibre 38. Estos ataques se hicieron con la finalidad de demostrar poderío, juzgaron los fiscales.
En una conversación que le asignan a Pandu y su pareja Brenda. El primero dice: “¿Quién te pensás que está tirando las estaciones de servicio, las escuelas y eso?” Y en otro tramo agregó: “Ahí la señora te va a dar una moneda. ¿Me escuchas?”
Su pareja Brenda Barboza le contestó: “¿Cuánto me va a dar la señora?” y Pandu respondió: “Te va a dar una moneda, y cuando hagamos lo de las escuelas te va a dar otra”.
En otra parte de la conversación el recluso le contó a su pareja: “El Ariel me dio semáforo verde para que cobremos todos los negocios a nombre de él. Vamos y vamos. Negocio que no sea del Ariel, negocio que tiene que pagar. ¿Me escuchás?”
En esta campaña electoral el despliegue de hechos que generan terror no sólo parece ir atado a los ataques a balazos contra distintos blancos sino también de un mecanismo más sofisticado que es muy complejo desarticular, como son la viralización de mensajes por aplicaciones de mensajería.
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