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La tormenta que viene en Santa Fe: todos tienen parte de razón

El gobierno anunció que descontará los días no trabajados a los empleados públicos que hagan paro. Las consecuencias económicas del coronavirus son devastadoras. Y los efectos serán a largo plazo.

La posición del gobierno se da a conocer en medio de un clima enrarecido. Desde un primer momento, se supo que la pandemia de coronavirus no sólo representaría un verdadero desafío en materia sanitaria, sino que literalmente arrasaría a la economía en toda la Argentina. Y Santa Fe no es la excepción.

En el sector privado, los efectos son devastadores. Algunos rubros debieron cerrar sus puertas el 20 de marzo de este año. Llevan más de tres meses inactivos. O, dicho en otros términos, con recaudación cero.

En el sector privado, los efectos son devastadores. Algunos rubros debieron cerrar sus puertas el 20 de marzo de este año. Llevan más de tres meses inactivos. O, dicho en otros términos, con recaudación cero.

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La respuesta del gobierno de descontar los días no trabajado surgió luego que Siprus anunciara medidas de fuerza.

La respuesta del gobierno de descontar los días no trabajado surgió luego que Siprus anunciara medidas de fuerza.

Otros rubros pudieron reiniciar sus actividades con restricciones. Todos, de manera indefectible, sienten el agobio de una crisis profunda. Las ayudas del gobierno para el pago de la mitad de los sueldos fue apenas un aliciente. Muchos empleados no cobran sus salarios completos desde hace tiempo. Y el gobierno nacional anunció recientemente que el pago del 50% de los sueldos a través de la ATP (Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción) sufrirá modificaciones en aquellas provincias donde ya se produjo una flexibilización de la cuarentena. Entre ellas, Santa Fe.

Se enrarece el clima en el sector público

En el sector público hace varias semanas que se percibe el malestar. Algunos gremios, como UPCN y ATE, intentan brindar un mensaje conciliador, hacen hincapié en la crisis profunda, en la caída de la recaudación y en el compromiso asumido por el gobernador Omar Perotti de reiniciar las negociaciones paritarias a partir del segundo semestre.

Otros sindicatos, como Siprus -nuclea junto a Amra al personal del área de Salud- ya realizaron medidas de fuerza y anuncian nuevos paros. Para el Gobierno de Santa Fe, esto es poco menos que inadmisible. No sólo porque recibieron bonos en reconocimiento por su trabajo, sino porque en medio de la pandemia no existen márgenes como para que este área tan sensible en la primera línea de batalla reduzca sus actividades.

Como siempre sucede en tiempos de crisis, cada sector intenta salir lo mejor parado posible y sufrir una dosis menor de las consecuencias.

Luego aparecen los docentes. Amsafé y Sadop vienen endureciendo progresivamente sus posturas -UDA considera como un hecho destacable que Santa Fe haya pagado el aguinaldo y los sueldos en una sola cuota-. Los maestros ya realizaron 48 horas de paro. Se le pudo haber llamado "apagón educativo", pero no brindar servicios no es otra cosa que hacer huelga. Ahora, anuncian que dejarán de dar clases desde el martes 7.

Es verdad que el gobierno adelantó el pago del medio aguinaldo. Pero también es cierto que la incertidumbre que se planteó sobre cuándo se iniciaría el cronograma de pagos de sueldos predispuso de manera negativa a los agentes públicos. Ahora, y sólo a modo de ejemplo, los docentes saben que comenzaán a cobrar el 13 de este mes.

Como siempre sucede en tiempos de crisis, cada sector intenta salir lo mejor parado posible y sufrir una dosis menor de las consecuencias. En otras palabras, cada quien observa la realidad desde su punto de vista. Siempre es difícil salir de la coyuntura y lograr una mirada amplia de las cosas.

Frente a estas circunstancias, todos parecen tener parte de razón:

- el Gobierno, cuando dice que la recaudación cayó de manera abrupta y no existen certezas sobre lo que depara el futuro inmediato,

- los empleados públicos, cuando reclaman porque comenzarán a cobrar tarde sus sueldos,

- el Gobierno, cuando plantea que resulta cuanto menos inoportuno realizar paros en el área de la Salud,

- el trabajador privado, cuando observa con asombro cómo los empleados públicos reclaman por cobrar tarde sus sueldos, cuando los empleados particulares ni siquiera cobran sus salarios completos -en el mejor de los casos- o suplican por no perder definitivamente sus puestos,

- los empreasarios pequeños, mediano y grandes, cuando reclaman mayor apoyo del Estado,

- el Estado nacional y provincial, cuando afirma que los recursos son finitos y las consecuencias de la crisis inevitables,

- el Gobierno de Santa Fe, cuando recuerda que los empleados privados no cobran el día no trabajado por medidas de fuerza,

- lo gremios, cuando reclaman precisiones sobre el cronograma de pago con antelación al inicio de cada mes.

Tierra arrasada

No será sencillo lo que viene. Quien crea que cuando la pandemia quede atrás se habrán superado los problemas, está profundamente equivocado. La economía será tierra arrasada durante un largo tiempo, y las necesidades serán muchas.

¿Era el momento adecuado para que el Gobierno de Santa Fe anuncie que descontará los días no trabajados a los empleados públicos que hagan paro?

Los gremios más combativos parecen encaminarse a un endurecimiento de sus posiciones. Y los sindicatos más dialoguistas quedaron en una posición cada vez más incómoda frente a gran parte de sus afiliados.

Seguramente el gobernador y sus funcionarios consideran que se trata de la decisión acertada y sabrán por qué decidieron realizar el anuncio en estos momentos. Sin embargo, nadie puede negar que habrá un rebote inmediato. Los gremios más combativos parecen encaminarse a un endurecimiento de sus posiciones. Y los sindicatos más dialoguistas quedaron en una posición cada vez más incómoda frente a gran parte de sus afiliados.

Como en toda crisis, cada sector intenta disminuir los daños sufridos. Siempre es difícil tener una mirada amplia de la situación.

Allí estará el gran desafío de Perotti y su equipo. De tomar a las decisiones adecuadas, midiendo consecuencias, respondiendo de manera equitativa, considerando que el Estado representa a toda la sociedad y, por sobre todas las cosas, actuando con la inteligencia imprescindible para reducir los daños que, de todas maneras, serán inevitables.

Cualquier decisión en falso podría empeorar las cosas.

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