Desde el norte de Kenia, en la zona de la tribu Rendiles, Javier Remon a sus 49 años contó su experiencia de ser guía de safari en el continente. El abogado llegó en el 2005, después de participar con el seleccionado argentino de Kayak-polo el mundial, y luego de varios trabajos llegó a tener su propia empresa para las excursiones. "Crucé desde Ciudad del Cabo a Egipto y comencé trabajando como kayakista de seguridad, rescatando a las personas que se caían de sus balsas", contó a AIRE.
El destino lo fue llevando hacia Uganda, donde nace el río Nilo, allí un amigo le propuso trabajar junto a ellos en una empresa de safaris. "No dudé un segundo, desde chico me gustan los animales", aclaró Javier, quien confesó que por ese amor quería ser veterinario, pero optó por otra profesión porque quiere a los animales en libertad. Con el correr de los años puso su propia empresa, "Nunca pensé que mi trabajo iba a ser buscar leones, leopardos o elefantes".
En la actualidad con Javier Remon Safaris, recibe mayoritariamente turistas de habla hispana, principalmente europeos y algunos argentinos, aunque también lo contratan japoneses, belgas, irlandeses, eslovacos, entre otros. Si bien el costo varía según días, tipo de alojamiento y excursiones, el precio base para dos personas está cotizado entre 2.000 y 2.500 dólares. "Siempre está en lo que el turista quiera hacer o ver, según lo que pide se arma el viaje, siempre ofrezco conocer también algunas tribus, ya que es una experiencia enriquecedora".
La visita de leones y elefantes
Dentro del extenso anecdotario, Javier Remon contó la experiencia en uno de sus viajes con un contingente suizo. "Teníamos los baños a 50 metros de las carpas, les advertí que si veían una hiena simplemente se tenían que mover, ya que es un animal asustadizo", pero todo cambió cuando regresaron rápidamente con el guía y le preguntaron "entendimos lo de las hienas, pero que hacemos con los leones". Javier detalló que tomo su linterna y los prismáticos y fueron cautelosamente a observarlos. "Eran cuatro leones cazadores, nos mantuvimos a una distancia prudencial (30 metros aproximadamente) y pudieron fotografiarlos".
Explicó que es muy difícil que un león o un elefante te haga algo, "es más probable que te pase algo en Buenos Aires que en el medio de la sabana africana". El guía explicó que es normal que los leones pasen por al lado de su camioneta cuando está detenida y se acuestan en la sombra que da la misma, "yo tengo la ventanilla baja, pero a lo sumo te miran y siguen acostados".
En otra anécdota destacada, Javier comentó la noche que se encontraban durmiendo en sus carpas y comenzaron a sentir una respiración muy fuerte a menos de un metro, "sospeche de un elefante, porque la respiración de un animal que pesa seis toneladas se hace sentir", posteriormente confirmó al otro día su teoría, ya que encontraron las pisadas. "El elefante no tiene buena vista, si buen olfato, pero no quieren ningún tipo de conflictos". El experto aclaró que la gente suele tener miedo por desconocimiento, "no somos su comida, no van a atacarnos".
El cazador y la inteligencia
El kayakista confesó que el animal que más le maravilla es el leopardo por su presencia y su capacidad de camuflaje, "cuando la presa se da cuenta de la cercanía del leopardo ya es muy tarde". Pero también reconoció la inteligencia de otras especies como la mangosta (similar a la suricata), "estábamos en un alojamiento en donde la había rescatado y sabía en qué momento jugar, cuando parar". No obstante, no pudo dejar de mencionar al rey de la selva, "el león no se esconde, está siempre visible".
Convivir con el clima
La posibilidad de realizar los safaris con Javier se dan en 19 países del África, no solo el este del continente sino también, Madagascar, Zimbawe, Etiopía, Namibia, Uganda entre otros. Javier explica que la temperatura no cambia mucho porque se encuentra a la altura de la línea del Ecuador, "en Kenia, Uganda o Tanzania, hace calor pero no tanto, porque es como un bajo altiplano de unos 1.800 metros, entonces de día hace calor, pero a la mañana temprano o a la noche ya refresca". Con relación a la vestimenta, el guía comentó que "por la noche o te pones una camiseta de mangas largas o un polar y ya estás bien y durante el día bermudas y camiseta de mangas cortas", conocedor del clima, contó que al ser una sabana el calor es seco, "no como el de Santa Fe que te mata la humedad".