La mermelada de kiwi no es de las más habituales. Es poco frecuente encontrarla en los supermercados y en los centros comerciales. Sin embargo, cuenta con propiedades positivas para la salud. Además es sencilla de elaborar de forma casera si se cuenta con una buena materia prima.
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Aprendé todo lo que necesitas saber para conseguir preparar una fantástica mermelada de kiwi de forma rápida. Ahora bien, recuerda que la clave para gozar de un buen estado de salud es garantizar la variedad en la dieta. Cuanto más amplio sea el espectro de frutas incluido en la alimentación, mejor.
Mermelada de kiwi
Antes de introducirnos de lleno en el proceso de preparación vamos a hablarte de las propiedades del kiwi. Se trata de un alimento frecuentemente utilizado para combatir el estreñimiento. Esto se debe a su alto contenido en fibra. No obstante, además de fibra insoluble, cuenta también con una porción soluble de esta sustancia.
Dicho elemento es capaz de funcionar como prebiótico, mejorando la salud de la microbiota. Así lo evidencia un estudio publicado en la revista Central Europeal Journal of Public Health, en el que se relaciona una ingesta regular de fibra con un crecimiento de las bacterias que habitan en el tubo digestivo.
Asimismo, se trata de una fruta con una elevada concentración en vitamina C. Gracias a esta propiedad podría ser beneficiosa en la prevención del cáncer, ya que el nutriente consigue reducir los daños en el ADN celular, según una investigación publicada en la revista Nutrition and Cancer
Por otra parte, la propia vitamina C es capaz de actuar de forma beneficiosa sobre el sistema inmunitario, favoreciendo sus funciones. Un estudio publicado en Frontiers of Immunology confirma que un consumo regular de la sustancia consigue reducir el riesgo de desarrollar patologías infecciosas de tipo respiratorio.
Ingredientes
- 1 kilo de kiwis bien maduros.
- 500 gramos de azúcar.
- El zumo de un limón.
- Una cucharadita de agar agar.
Paso a paso
Lo primero que hay que hacer es pelar y trocear los kiwis. No hace falta pararse mucho en este paso, pueden estar cortados en trozos bastos. Se introducen en una olla y se exprime el zumo de limón por encima. Acto seguido se echa el azúcar, removiendo todo el conjunto. Es importante que la mezcla repose al menos dos horas, aunque se puede dejar toda la noche para conseguir un sabor mejor.
Una vez que se ha cumplido el tiempo de reposo habrá que llevar la olla al fuego, esperando a alcanzar el punto de ebullición. Una vez roto el hervor se deja cocinar a fuego lento, siendo importante remover cada poco tiempo para evitar que la fruta se queme. Si se observa que se genera mucha espuma, se puede ir retirando esta con una cuchara.
Mientras la mermelada se cocina es fundamental preparar los tarros en los que se guardará después. Estos han de ser de cristal, y es conveniente que no presenten golpes ni deformaciones. Se colocan en el horno a 180 grados para secarlos después de un lavado intensivo, al tiempo que se hierven las tapas para evitar el riesgo microbiológico.
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Cuando la mermelada se haya cocinado y adquiera el espesor deseado, se retira del fuego. Esta tarea puede tardar tranquilamente unos 45 minutos, ya que la fruta tendrá que deshacerse en su práctica totalidad. En este punto se puede añadir un poco de agar agar para conseguir una textura más parecida a la mermelada tradicional. Incluso es posible pasar el resultado por la batidora.
El último paso consiste en repartir la mermelada en cada uno de los recipientes y envasar, hirviendo después al baño María para generar vacío. Se puede guardar en la despensa, en un lugar seco donde no reciba la luz solar.
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