Cada 2 de febrero se celebra en todo el mundo el Día de los Humedales, ecosistemas únicos con múltiples beneficios para el ambiente y los humanos que cubren alrededor del 25% del territorio de la Argentina. Santa Fe, por su ubicación geográfica, es tierra de humedales y tiene tres considerados de importancia global: Jaaukanigás en el extremo noreste, Delta del Paraná a la altura de Puerto Gaboto y el sistema de la laguna de Melincué, en el sur. A esto se suman los Bajos Submeridionales, enorme humedal compartido con el Chaco y Santiago del Estero que cubre buena parte del centro norte provincial y donde viven especies de fauna únicas, bajo amenaza de extinción.
Según datos de la Convención Ramsar (un tratado intergubernamental para la protección de humedales firmado hace 50 años en la ciudad iraní que lleva ese nombre) la extensión mundial de los humedales disminuyó entre un 64 y un 71% durante el siglo XX afectados por actividades humanas como la minería, la construcción de grandes obras de infraestructura y urbanizaciones, el avance de la frontera agropecuaria, los incendios intencionales y la explotación hídrica.
La pérdida y degradación de estos ecosistemas continúa en todo el mundo. Actualmente, hay 257 millones de hectáreas de humedales considerados de importancia internacional bajo ese tratado, al que adhieren 172 países. Los humedales, territorios anfibios donde el agua y la tierra se mezclan según pasa el tiempo, son esencial para la vida y la salud de los seres humanos, ya que son fuente de bienes y servicios vitales como agua, alimentos, protección contra fenómenos meteorológicos extremos y captación y almacenamiento de carbono.
A pesar de todo esto, Argentina no cuenta todavía con una legislación específica para la protección de estos ecosistemas. A esto se suma las modificaciones propuestas dentro de la Ley ómnibus, que entre otras regresiones busca eliminar la Ley de Manejo del Fuego, algo que agregaría aún más presión a los humedales de las zonas agrícolas.
La costa del Paraná, santuario natural
El límite este de Santa Fe goza de la existencia del sistema de Humedales Paraná-Paraguay, un corredor biológico natural que va desde el Pantanal brasileño hasta el Delta del Paraná y conecta especies, personas y economías. “La biodiversidad que alberga y los bienes y servicios que proporcionan benefician la calidad de vida de sus habitantes y permiten el desarrollo de importantes sectores de la economía de la región, pero su sostenibilidad está en juego debido a un conjunto de factores, procesos y tendencias que operan a nivel territorial y que hoy están afectando su salud e integridad”, remarcaron desde la Fundación Humedales.
Tanto el valle de inundación como el delta del río Paraná padecieron en los últimos años agresiones antrópicas muy intensas, tanto por la multiplicación de incendios intencionales para hacer un cambio de uso del suelo, como por su modificación a través de la construcción de terraplenes y endicamientos. En ese escenario aparecieron los llamados “Faros de Conservación”, torres de control que permiten monitorear de forma remota la detección de incendios en los humedales del Litoral.
El pasado viernes desde el gobierno provincial se puso en marcha el sexto de estos faros, que está ubicado en la cabecera santafesina del Túnel Subfluvial, pero es controlado desde Rosario, donde se encuentra el Centro de Monitoreo denominado Sede Ribera. Estos Faros cuentan con torres en altura y cámaras multiespectrales cuyas imágenes de 360° permiten identificar humo y calor las 24 horas a una distancia de hasta 50 kilómetros. Estos dispositivos permiten abordar los incendios con una estrategia conjunta que avance en el combate del fuego, pero también en la prevención, concientización e impulso del desarrollo de actividades productivas sostenibles.
Durante su inauguración el ministro de Ambiente y Cambio Climático de Santa Fe, Enrique Estévez, dijo que el cuidado del Ambiente “es una prioridad para el gobierno de Maximiliano Pullaro”. “Pusimos nuestros esfuerzos para activar este sexto Faro que está emplazado en el Túnel Subfluvial y se suma a los que desde el Gobierno tiene en Rosario, en Villa Constitución, en Gaboto, en Diamante y en Victoria, estos últimos dos en la provincia de Entre Ríos”. En este sentido, recordó que “los Faros de Conservación los comenzó a instalar el Estado nacional hace aproximadamente un año y medio. Es un ámbito que trabajamos en conjunto con el Ministerio de Seguridad, con la Guardia de Los Pumas y con Protección Civil”.
Litio y humedales andinos
Existen humedales muy diversos y en todas las provincias del país. Los humedales andinos -salares, lagos y lagunas- son ecosistemas de alta importancia ambiental y social, pero también muy frágiles por sus características, cuyo elemento central es el agua. En los últimos años, cobraron relevancia, ya que en esas geografías del norte argentino se encuentra el litio, mineral con una demanda global creciente.
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Es por ese motivo que, desde la Alianza por los Humedales Andinos -integrada por organizaciones ambientales de Bolivia, Chile, Argentina y de carácter regional- advirtieron que estos humedales están “en riesgo grave por los impactos de la crisis climática, los cambios en el uso del suelo y los impactos negativos de actividades extractivas como la minería de litio, de cobre y de otros minerales ahora llamados “críticos” por su contribución al debate de la transición energética”.
El incremento de la demanda de litio en el norte global puso en marcha un proceso acelerado de extracción y producción a nivel global, enfocado en regiones ricas en este mineral, como los salares andinos de Argentina, Bolivia y Chile, países que albergan más del 53% de los recursos globales.
La restauración de los humedales es esencial para superar la crisis climática y de biodiversidad, así como para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en beneficio de todas las personas. Además, los humedales aportan a las ciudades, centros poblados, comunidades y a sus habitantes múltiples beneficios económicos, sociales y culturales fundamentales para el bienestar humano, explicaron desde esa Alianza.
Una ley contra la naturaleza
A nivel nacional, los recientes cambios que busca introducir la Ley ómnibus abren un nuevo y preocupante capítulo en relación con el cuidado de los humedales, ecosistemas que todavía no tienen legislación específica para su protección, como si ocurre (todavía al menos) con los bosques y los glaciares.
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Hasta ahora, a pesar de la enorme presión social para avanzar con la sanción de una Ley de Humedales desde hace más de una década, no ha habido avances concretos en la sanción de esta normativa, que busca preservar estos ecosistemas a través de un marco normativo que ordene sus usos productivos y sociales.
“Llevamos más de 10 años promoviendo una ley que asegure la protección de manera integral de estos valiosos ecosistemas y que establezca estándares mínimos de conservación y uso sostenible. Si cuidamos nuestros humedales vamos a estar mejor preparados para afrontar los eventos extremos que nos plantea el cambio climático global” explicaron desde la FARN, que junto a otras 150 organizaciones le habían pedido a la Cámara de Diputados que elimine el capítulo ambiental del proyecto de la Ley Ómnibus, algo que no sucedió.
Las organizaciones socioambientales argentinas no paran de repetir que los cambios propuestos a la normativa vigente “implicarían una disminución de los niveles de protección ambiental ya alcanzados, y pondrían en riesgo la salud de los ecosistemas, su biodiversidad y de las personas”.
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