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El caso Caleb Schwab: el niño que murió en el tobogán acuático más alto del mundo

Caleb Schwab, de 10 años, murió en 2016 al subir al Verrückt, el tobogán más alto del mundo en Kansas. Investigaciones revelaron fallas graves y la atracción fue desmantelada.

Lo que debía ser un día de vacaciones en el Schlitterbahn Waterpark Kansas City terminó en tragedia cuando Caleb Schwab, de 10 años, murió en 2016 tras subir al Verrückt, el tobogán acuático más alto y veloz del mundo. El menor —hijo del legislador estatal Scott Schwab— sufrió un impacto fatal cuando el trineo se desestabilizó y salió de la rampa.

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El accidente que conmocionó a Estados Unidos

Según testigos y los primeros informes, el trineo que llevaba a Caleb y a dos mujeres adultas perdió contacto con la superficie después del primer descenso de 51 metros. La red de protección no contuvo la fuerza del rebote: el niño impactó contra un poste metálico, lo que provocó su muerte inmediata por decapitación. Las dos acompañantes sufrieron heridas menores.

El caso Caleb Schwab
Caleb Schwab tenía 10 años cuando se subió a la atracción llamada Verrückt, que significa “loco” en alemán.

Caleb Schwab tenía 10 años cuando se subió a la atracción llamada Verrückt, que significa “loco” en alemán.

El Verrückt, inaugurado en 2014 y creado por el empresario Jeff Henry, ya acumulaba advertencias técnicas. Su diseño combinaba una caída extrema y una segunda rampa que generaba rebotes impredecibles, con velocidades que superaban los 110 km/h. La seguridad dependía apenas de cinturones de velcro y una red tubular de nylon.

Investigaciones posteriores revelaron fallas de ingeniería, irregularidades estructurales y reportes previos de incidentes que no habían sido atendidos.

El caso Caleb Schwab (1)
El triste final del niño que murió decapitado en el tobogán acuático más alto del mundo

El triste final del niño que murió decapitado en el tobogán acuático más alto del mundo

Tras el accidente, el parque cerró de inmediato la atracción. Días después, la familia Schwab expresó su dolor y reclamó responsabilidades: “Ninguna familia debería vivir esto. Buscamos respuestas, no dinero”, dijo el padre.

La Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo y la Policía de Kansas concluyeron que el tobogán no cumplía estándares mínimos de seguridad. Una inspección general incluso detectó fallas en otras instalaciones del parque.

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Finalmente, el Verrückt fue desmantelado y el terreno quedó vacío, convertido en un recordatorio del caso que sacudió a todo Estados Unidos.