Corría el año 1965 y los adolescentes de todo el mundo ya se encontraban sumidos bajo el mágico embrujo de Los Beatles, esos cuatro muchachos británicos, originarios de la ciudad fabril y portuaria de Liverpool, apenas mayores que ellos, rebeldes y adorables, que habían llegado para sacudir el conformismo de la sociedad de posguerra.
Tras los primeros discos con fuertes raíces rocanroleras, en una de sus giras por Estados Unidos los Fab Four conocieron al músico de folk Bob Dylan, quien, entre otras tantas cosas, les recomendó comprometerse más con las letras de sus canciones, y alejarse un poco de los simplones “she loves you”, los “hold your hand” y los “yeah yeah yeah”.
El disco Rubber Soul, editado en diciembre de ese año, puede considerarse como un punto de quiebre en la música de los Beatles, quienes comenzaron a experimentar con otro tipo de sonidos, además de las clásicas guitarras estridentes, y a componer letras que abrirían en poco tiempo la puerta al “análisis” de expertos y críticos.
El sucesor de RS fue Revolver, una obra que llevó más allá las experimentaciones iniciadas en el disco anterior, y que encontrarían su cumbre en el icónico Sgt. Peppers' Lonely Hearts Club Band, de 1967. Pero volviendo a Revolver, sería también el disco donde la figura de George Harrison, el injustamente conocido como Quiet Beatle (Beatle callado o tranquilo) empezaría a ganar peso dentro de la banda.
Por primera y única vez un disco de los Beatles abriría con una composición que no estaba firmada por el dúo Lennon / McCartney. El tema 1 de la cara 1 de Revolver es Taxman, una queja de Harrison a los "exuberantes impuestos" que debían pagar al gobierno británico. Para grabar esta canción, George y Paul cambiaron roles: Harrison agarró el bajo y McCartney se encargó del riff de guitarra.
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Dos canciones más de Revolver llevan la firma exclusiva de Harrison: Love You To, un tema que roza lo psicodélico con reminiscencias a la música hindu, y un rocanrol de corte más clásico, I Want To Tell You, parte de la cara B del disco.
Pero además de sus canciones, Harrison tuvo un aporte fundamental en una de las canciones más clásicas de Revolver y de la trayectoria tanto de los Beatles como de su compositor principal, Paul McCartney: Eleanor Rigby, canción que ocupa el segundo puesto en el disco, después de Taxman.
Una melodía oscura, grabada con un cuarteto de cuerdas, que intentaba reflejar la soledad que traía la modernidad, cada vez más presente en las sociedades occidentales: Eleanor Rigby murió sola, y fue enterrada por el padre McKenzie, que daba sermones para seres anónimos y alejados.
En la última biografía oficial de Paul McCartney, escrita por Philip Norman, una obra cumbre de 800 páginas editada en 2017, se relata el desarrollo de la canción y precisa que “de George es el estribillo "All the lonely people", que ampliaba el breve relato joyceano para convertirlo en un lamento por los ancianos y abandonados de todas partes”. Puede considerarse que en estas cuatro palabras aportadas por Harrison “toda la gente sola” se concentra el espíritu de una de las canciones más sombrías de los Beatles.
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En relación a la composición de Eleanor Rigby, erróneamente considerada como una obra exclusiva del talento mccartniano, Norman detalla que “en su evolución influyó el tradicional espíritu de equipo beatle. Sólo la primera estrofa fue escrita en soledad confesional; el resto cobró forma en la casa de John en Weybridge, con aportaciones de él, George, Ringo e incluso del viejo amigo del colegio de John, Pete Shoton. Paul había planeado llamar al melancólico sacerdote padre McCartney, pero a sugerencia de Shotton lo reemplazó por McKenzie, para que no se viera como un relato de su propio padre, patéticamente "zurciendo sus calcetines cuando no hay nadie allí", frase proporcionada por Ringo”.
La canción sería luego utilizada como parte de la película animada "Yellow Submarine" y tendría su lugar en el disco editado como songtrack del filme, por lo que es una de las pocas canciones de los Beatles que forma parte de dos discos, y en formato single junto con la alegre y colorida Yellow Submarine, marcando un rotundo contraste entre las dos composiciones de McCartney.
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