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El error más común al lavar los repasadores y por qué acumulan bacterias

Presentes en casi todas las cocinas, los repasadores pueden acumular gran cantidad de bacterias. Un error común al lavarlos favorece su proliferación y aumenta el riesgo de contaminación.

Los repasadores están entre los objetos más usados de la cocina, pero también entre los más contaminados. Un hábito muy frecuente al lavarlos favorece la proliferación de bacterias y puede convertirse en un riesgo para la salud dentro del hogar.

Por qué los repasadores se contaminan tan rápido

Los repasadores entran en contacto con restos de comida, humedad y superficies sucias. Este combo crea el ambiente ideal para el crecimiento de bacterias como E. coli y Salmonella.

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Cuando quedan húmedos por mucho tiempo, la proliferación microbiana se acelera. Además, muchas personas usan el mismo repasador para múltiples tareas: secar platos, limpiar mesadas y secarse las manos, lo que facilita la contaminación cruzada.

repasadores
La humedad constante convierte al repasador en un foco de contaminación invisible.

La humedad constante convierte al repasador en un foco de contaminación invisible.

El error más común al lavarlos

El error principal es lavarlos con agua fría o tibia y sin desinfección, creyendo que eso es suficiente. En realidad, ese método no elimina bacterias ni hongos.

Otro error frecuente es:

  • Dejarlos varios días sin lavar
  • Secarlos dentro de la cocina sin ventilación
  • Usar suavizante, que reduce la capacidad de secado

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Cómo lavar los repasadores correctamente

  • Lavar con agua caliente (60 °C o más)
  • Usar detergente común
  • Agregar vinagre o lavandina apta para ropa blanca
  • Secarlos completamente al sol o en secadora
  • También conviene cambiarlos a diario o cada dos días.

Cuándo conviene descartarlos

Si tienen olor persistente, manchas negras o textura rígida, es mejor reemplazarlos. Ningún lavado elimina completamente el moho instalado.

Un repasador limpio no es solo una cuestión de orden, sino de salud. Cambiar la forma de lavarlos reduce riesgos y mejora la higiene general de la cocina.