Las rutinas y los hábitos promueven la independencia y la autonomía de niños y adolescentes.
Se acerca el comienzo del ciclo escolar 2024 y, como sucede cada año, tanto los niños como los adultos experimentan miedos, ansiedades y muchas inquietudes. La licenciada en psicopedagogía Gabriela Rabaini dialogó con AIRE y explicó cómo los padres pueden acompañar este pasaje desde los días “sin horario” del verano, a las rutinas y hábitos que exige la vuelta al cole.
“Es importante que la transición desde el período de descanso dentro del mundo familiar a un mundo exterior con exigencias académicas, normas y límites diferentes, pueda darse de manera paulatina y acompañada. En este volver a la rutina, el rol que desempeñan los padres y/o adultos referentes es esencial", explica la profesional.
Y agrega que "en los días previos al regreso a clases se deben ir generando gradualmente ciertas modificaciones en lo cotidiano del niño para que pueda ir adaptándose a lo nuevo que está por venir”, explica la profesional.
“Durante el verano -continúa- los horarios suelen ser más flexibles, pero antes de regreso a clases es fundamental que la rutina se vaya estructurando. Por ejemplo, se puede ayudar a que los niños se acuesten y se levanten más temprano para ir ajustándose al horario escolar”.
¿Por qué son tan importantes las rutinas en la vida de los niños y adolescentes? La psicopedagoga explica que estas son vitales para el crecimiento y el desarrollo de los chicos porque proporcionan un marco temporal claro, los ayudan a anticiparse a las actividades diarias y saber qué se espera de ellos en cada momento.
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Además, aportan un marco de seguridad, tranquilidad y bienestar, lo que reduce los niveles de estrés y la aparición de conductas negativas que muchas veces derivan del no saber qué hacer o qué es lo que va a pasar.
“Las rutinas y los hábitos promueven la independencia y la autonomía, y esto sin duda refuerza la autoestima. Lo fundamental es que ayudan a generar una regularidad en los hábitos, la constancia y la perseverancia; valores que serán muy útiles a lo largo de toda la vida", indicó Rabaini.
Y añadió: "Es importante, a su vez, que los adultos presenten estas rutinas de manera flexible, siempre con la posibilidad de realizar modificaciones ante los imprevistos para no generar en los niños conductas rígidas. La organización es necesaria, pero siempre a cuenta de que puedan generarse modificaciones o cambios repentinos”, aclara.
Los chicos que empiezan un nuevo ciclo escolar -nivel inicial, primer grado o primer año de la secundaria- se enfrentan a un desafío mayor que implica cambios en el espacio, en la dinámica de trabajo y hasta en los adultos referentes como docentes y directivos.
Rabaini explica que es habitual que, frente a lo nuevo, el niño entre en conflicto consigo mismo, pero que se trata de un proceso que trae aparejado crecimiento y maduración personal.
“No debemos olvidar que en los niños lo primordial es la anticipación, la capacidad de prever y de esperar situaciones futuras. Si les anticipamos qué es lo que va a suceder, los estaremos acompañando en sus miedos, temores y emociones. La anticipación también brinda una base segura para explorar y experimentar el mundo, mientras que les permite prepararse emocionalmente”, detalla.
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En este sentido, se les puede comentar quiénes van a ser sus maestras, si van a tener compañeros nuevos o cómo va a ser la organización familiar: quién lo va a acompañar a la escuela y quién lo va a esperar a la salida. Lo importante es que el niño pueda proyectar y representar mentalmente la realidad que lo espera, lo que va a disminuir miedos y ansiedades.
En el caso de los adolescentes, la psicopedagoga destaca la importancia de que los padres propicien la autonomía sin dejar de monitorear y participar activamente de la vida escolar.
“La adolescencia es una etapa sumamente compleja donde la persona comienza a ser consciente de su subjetividad y busca su identidad. En este tránsito es crucial la presencia del adulto. En la vida escolar esta presencia va a ser diferente a la de las etapas anteriores, pero lo cierto es que continúa siendo fundamental y necesaria”, explica.
Ayudar sin invadir es el desafío y el aprendizaje que la profesional propone a los papás en la escuela secundaria. Las claves: escucha, comprensión, y demostrar un interés real y una preocupación atenta por las cosas que le suceden a los chicos.
Rabaini explica que en los adolescentes se presenta el deseo de mayor autonomía y que los adultos deben acompañar este proceso, pero también marcar los límites para que esta independencia pueda darse de forma responsable, tanto en el ámbito escolar como en toda su vida cotidiana.
“Se puede, por ejemplo, darles dinero y que ellos tengan que gestionarlo y organizarse para sus gastos escolares y personales; también hacerlos cada vez más partícipes en tareas del hogar; asignarles algunos trámites e involucrarlos en pequeñas decisiones familiares. Dar autonomía al adolescente es fundamental para su bienestar y desarrollo, y esta debe pensarse en lo macro, para que después esa seguridad en sí mismo pueda verse reflejada en lo escolar”.
El apoyo emocional, la apertura al diálogo y tiempo dedicado a acompañar estos primeros pasos por el “micromundo” que es la escuela son claves para transitar estos días previos al inicio de clases. En este sentido, y para finalizar, la psicopedagoga presenta una serie de recomendaciones para tener en cuenta:
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