Los U$S 5.000 millones que los exportadores y el campo anticiparían o liquidarían por encima de sus registros habituales, como dijo Sergio Massa que había sido acordado con el sector, continúa en la etapa de negociación. Y la pérdida de reservas del Banco Central no se detiene porque, entre fines de julio y comienzos de agosto, hubo que pagar intereses y vencimientos de capital al FMI y otros organismos financieros internacionales y la demanda de dólares por importaciones continúa pues de lo contrario muchas actividades podrían paralizar sus actividades. A eso se agregan pagos por vencimientos de deuda e intereses privados.
Por otro lado, los U$S 2.000 millones que aportarían los bancos extranjeros e internacionales, también otro anticipo de Massa, de concretarse no robustecen las reservas porque el desembolso de esos créditos se realiza en cuotas o tramos y ayudan a pagar los vencimientos de préstamos anteriores, como viene sucediendo desde hace tiempo.
Así las cosas, la venta de los cereales-dólar retenidos o no liquidados del campo siguen en negociación porque el sector reclama un dólar más alto más allá de las devaluaciones diarias del peso y/o una baja de retenciones.
Esos reclamos llevarían a una mayor inflación o agrandarían el déficit fiscal. Además, desatarían reclamos similares de otras actividades y sectores exportadores alegando que son “discriminados” .
En tanto, el Banco Central volvió a elevar la tasa de interés de referencia de la economía, por octava vez en lo que va del año. Las elevó al 69,50% o 5,79% efectivo mensual ( a 30 días) para los depósitos minoristas a plazo fijo. Es un rendimiento inferior a la inflación corriente que, en estos meses, ronda entre el 6% estimado de agosto y el 7,4%, de julio, mientras, por otro lado, encarece la refinanciación de los que sólo pagan el saldo mínimo de la tarjeta de crédito y refinancian el resto.
El ajuste de las tasas se hace cada vez más frecuente y con saltos más altos corriendo por detrás de la inflación.
En tanto, muchos bancos ponen trabas o no aceptan constituir plazos fijos UVA, que se ajustan por inflación, lo que coloca a los ahorristas en pesos como claros perdedores ante la suba de los precios. Y alimenta el mercado del dólar blue.
Si este es el panorama cambiario-financiero, la mayor inflación reabrió la discusión salarial porque las paritarias acordaron aumentos en cuotas del 60% anual y las proyecciones de inflación rondan el 90/100%. Si se suman las pérdidas salariales durante la gestión de Mauricio Macri, según las modalidades de contratación (privado, público) o “sin aportes a la Seguridad Social” o “en negro”, el retroceso salarial oscila entre en el 25 y 35%. Claramente los salarios o el costo laboral no son los responsables sino víctimas de la inflación.
Finalmente, el control sobre los planes sociales agrega otra cuota de tirantez política y social. Preocupado por las movilizaciones masivas de los movimientos piqueteros, el Gobierno busca que pasen al control de las intendencias y/o organismos públicos para “bajar” el nivel de reclamos del sector. Eso es lo que está en juego.
Temas