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Procrastinadores en el trabajo: los que no hacen ni dejan hacer por su obsesión perfeccionista

Los que postergan indefinidamente sus tareas y traban el trabajo de los demás, tan comunes en los equipos laborales, descarrilan el funcionamiento de todos. Un ejemplo de cómo el mal manejo de las emociones lleva a un camino de fracaso sin retorno.

Los procrastinadores, presos de su perfeccionismo hasta la obsesión, viven angustiados y a mitad de camino, sintiendo que siempre les falta algo. Pero la raíz de ese “todo o mucho por hacer” no obedece al desgano, al desinterés ni a la falta de compromiso; es lisa y llanamente la obsesión por la perfección, un rasgo de la personalidad que muchas personas tienen y que afecta el desarrollo de las tareas individuales diarias, la concreción de objetivos junto a sus pares y que resiente el vínculo con sus líderes y jefes. Ese mal manejo de las prioridades, los compromisos y las fechas de cierre tiene lugar porque cuando una persona se desarrolla en el ámbito laboral, es inevitable que todos los aspectos de su personalidad se vayan alineando con los desafíos en el trabajo.

Cristina Oneto, CEO y cofundadora de Talentum, explica que “a los procrastinadores las emociones como el miedo al error o al fracaso los congela en una fantasía de perfección que jamás se alcanza”. Procrastinar, conocida como el “arte” de aplazar las cosas, no tiene que ver con una decisión deliberada sino más bien con un problema de autorregulación y organización. No es pereza ni de falta de interés sino un problema emocional.

Procrastinación, las causas psicológicas de este defecto

La postergación de las tareas es un problema de gran relevancia y, si bien no es un trastorno, los niveles elevados de procrastinación están asociados al aumento del estrés y la ansiedad, al miedo al fracaso y al bajo rendimiento laboral. Si bien es cierto que para llegar a un puesto de responsabilidad, es necesario tener cierta parte de carácter obsesivo, el exceso lleva a no poder cumplir nunca con las obligaciones que el liderazgo exige.

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Otro de los rasgos de la procrastinación es no saber delegar y pensar que uno es el único que puede resolver una tarea.

Otro de los rasgos de la procrastinación es no saber delegar y pensar que uno es el único que puede resolver una tarea.

Los procrastinadores manejan altas dosis de meticulosidad, son precisos y están demasiado orientados al detalle. Cuando la raíz perfeccionista se acentúa, los procrastinadores entran en una fase de obsesión dónde lo perfecto, por tan perfecto, jamás se finaliza . “La procrastinación es un gran descarrilador de carrera”, dice la especialista en evaluaciones de potencial y de talento. Y esto es así “porque hay características de la personalidad que cuando son exageradas pueden hacer caer la carrera de una persona”, agrega.

Entre otras tantas, una de las principales razones psicológicas que explica porqué para un procrastinador él es su mayor enemigo es la autopreservación, ya que el temor más profundo de las personas con estos rasgos es el de no agradar y el miedo al rechazo. Pero el problema se agrava cuando deciden no delegar; convencidos de que nadie va a poder realizar una función mejor que ellos toman el mando pero luego, sumergidos en la obsesión constante por resultados perfectos comienzan a enredarse en un loop de revisión y re chequeos acumulados, que impiden la finalización a tiempo de las tareas.

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La procrastinación puede trabar el desempeño de los equipos de trabajo y genera mucha frustración porque las metas no se cumplen.

La procrastinación puede trabar el desempeño de los equipos de trabajo y genera mucha frustración porque las metas no se cumplen.

Tips para dejar de procrastinar

En algunos casos, evitar la propia procrastinación es posible a través de una autoevaluación y de la ejecución de ciertos hábitos laborales saludables.

  1. Una de las mejores formas para comenzar a organizar las tareas y poder cumplir con las obligaciones que el trabajo requiere, es la de poder identificar el patrón que nos hace procrastinar a través de una evaluación y observando nuestra rutina. En ese caso podremos distinguir qué horarios nos resultan más favorables, que tareas son las que nos resultan más pesadas o aburridas y tomar nota de los horarios en los que somos más productivos.
  2. Una buena estrategia es la de plantearse objetivos en el corto plazo. Esto significa, entender el valor que posee y los beneficios que trae realizar una tarea pendiente para así dotarla de sentido.
  3. Hacer una cosa por vez, aún cuando sintamos que no estamos siendo productivos, también contribuye en el camino hacia la concreción de tareas.
  4. Hacer mapas mentales para entender la importancia de cada tarea y las responsabilidades que ellas conllevan.
  5. Dividir las grandes iniciativas en tareas más pequeñas para poder ir cumpliendo de a poco las micro actividades y no sentir que la resolución de un mega objetivo es algo inalcanzable.

Reconocerlos los síntomas de la procrastinación

Para evitar que las personas con estas características incidan de manera negativa en el correcto desenvolvimiento de sus tareas diarias y en la concreción de los objetivos grupales, las empresas pueden solicitar asesoramiento a las consultoras especializadas en detectar y resolver estos problemas. “Las evaluaciones de potencial pueden prever ciertos rasgos de personalidad y carácter para detectar personas con estas características”, cuenta Cristina Oneto.

Y agrega que “el mejor recurso para ayudar a quién constantemente cae en esta obsesión”, es trabajar sobre las creencias de perfección y los temores detrás de esa creencia, anteponiendo el compromiso con los equipos y los clientes internos y externos. “Lo perfecto no existe y los equipos necesitan continuar”, finaliza.