La tasa de interés sobre los créditos de las familias y personas supera a la evolución de los salarios y de los ingresos. Los últimos datos oficiales marcan que el RIPTE (Remuneración Imponible de Trabajadores Estables) aumentó apenas el 1,3% en agosto y 1,4% en septiembre, por debajo de la inflación y de las tasas de interés de los créditos.
A esto se agregan desvinculaciones y suspensiones en distintas actividades, mientras avanzan las cesantías en el sector público y los que permanecen ocupados vienen sufriendo un récord en la caída del poder de compra de sus salarios.
“Uno de los factores que explican el incremento en la morosidad de las familias es el aumento de la relación cuota a pagar comparada con la expectativa de evolución de ingresos nominales al momento en que se tomó el préstamo”, señala la Consultora Quantum.
Cada vez más empresas implementan reducción de turnos laborales y suspensiones de trabajadores como respuesta a la caída de la actividad económica.
Maiquel Torcatt / Aire Digital
Y agrega: “La reducción de la tasa de inflación (y del aumento nominal de los ingresos a una tasa no muy superior a la inflación) hace que la cuota de los préstamos se licúe menos y, en consecuencia, con el correr del tiempo, represente una proporción mayor de la esperada del total de ingresos, liberando menos capacidad de compra futura”.
Por su parte, la última encuesta de la Unión Industrial Argentina (UIA) arrojó que “el 21% de las empresas redujo su dotación de personal, y también se observa un aumento en el uso de medidas como la reducción de turnos y las suspensiones frente a la caída de la producción. Cada vez más empresas implementan reducción de turnos laborales (23,5%) y suspensiones (7,7%) como respuesta a la caída de producción. La demanda interna se consolidó como la principal preocupación (40%). En las ventas internas, el 47,4% reportó bajas y sólo el 21% subas”.
En tanto, el Gobierno nacional fijó el nuevo Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) ante la falta de acuerdo entre las representaciones empresarias y sindicales. El esquema muestra un escalonamiento decreciente mensual.
Por caso, el SMVM aumenta apenas 1,92% entre agosto ($322.200) y noviembre ($328.400), cuando la inflación entre esos meses fue de 6,43% (1,88% en agosto, 2,08% en septiembre y 2,34% en octubre).
Luego, los incrementos van desde el 1,95% entre noviembre y diciembre hasta el 1,13% entre julio y agosto de 2026. De aquí se desprende que la política salarial del Gobierno prevé aumentos paritarios decrecientes que se vayan aproximando al 1% mensual.
Morosidad y estancamiento, un cóctel peligroso
Así, los datos marcan:
En el caso del pago de préstamos a tasa variable, la variación de la capacidad de pago se relaciona con la evolución diferencial entre el salario real y la tasa de interés real. Comparando el índice de salario formal del sector privado y la tasa de interés real de un préstamo personal, se observa que entre diciembre de 2023 y hasta mayo de 2024 la variación mensual del salario real fue superior a la tasa de interés real. Pero, a partir de julio de 2024, la tasa de interés real mensual no sólo ya era positiva, sino que supera a la variación del salario real en forma continua, generando una diferencia acumulada significativa.
El estancamiento del nivel de actividad en varios sectores de la economía, con efectos sobre los ingresos, acentuó el deterioro en la calidad de la cartera de los bancos, que ya venía manifestándose gradualmente desde el primer trimestre de este año. La información a septiembre de 2025 (últimos datos disponibles) registró una morosidad total del 4,2% del total de la cartera de créditos al sector privado con un nivel muy superior en el caso de las familias, que marcó el 7,3% de los créditos de esa categoría. El registro de mora de empresas fue del 1,7%.
Dentro de la categoría Familias, la mayor morosidad se marcó en los préstamos personales con el 9,1% –representan el 22% de la cartera total de préstamos–, mientras que el financiamiento a tenedores de tarjetas de crédito muestra un 6,7% –corresponden al 26% del total de la cartera de préstamos.
En Empresas, la mayor morosidad se manifiesta en los adelantos en cuenta con un 3,9% de mora –son 11% de la cartera total de préstamos.
Hacia adelante, no se prevé una mejora de los niveles de empleo y del poder de compra de asalariados y jubilados. En tanto, se descuenta que la tasa de desempleo debería aumentar presionando sobre los salarios de los activos.