La Argentina transitaba el peor momento de una dura estanflación y un complejo escenario cargado de incertidumbre sobre los resultados del programa económico que trazaría el presidente Javier Milei.
La primera medida de la Administración Nacional se popularizó en una frase: “No hay plata”. Y se les advirtió a las Provincias que desde el minuto cero, el ajuste más fuerte de Nación pasaría por los recursos que otorgaba a cada jurisdicción.
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Aunque de magnitudes “relativamente manejables” para las finanzas provinciales, el rojo presupuestario empezaba a ser significativo y la principal preocupación estaba en la dinámica de su crecimiento en los meses previos y su evolución si no se encauzaban las partidas.
El desafío era múltiple, cómo en otras provincias, a Santa Fe el grifo de recursos nacionales se le cortó por completo, desde ahí, se trazó una incómoda línea de objetivos: ¿cómo acomodar las cuentas del Estado y gestionar con una fuerte restricción presupuestaria? Para colmo, el escenario recesivo golpeaba la actividad de la región y esto deterioraba la masa de recursos propios para atender los compromisos (gastos e inversión) que se indexaban a un ritmo vertiginoso.
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El Gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro junto al ministro de Economía, Pablo Olivares.
Durante los primeros meses se intentó atender lo prioritario y en el dialecto santafesino, resonó la palabra “eficiencia”, para diferenciarse de la estrategia de Milei, de cómo se tenían que administrar las erogaciones y recursos del Estado.
El Gobierno de Santa Fe decidió no correrse del medio y buscó tomar la iniciativa para “hacer más y mejor las tareas necesarias, con menos recursos disponibles”.
Ante esto, se decidió enfrentar algunas batallas. Los hacedores de política pública saben muy bien que, cada gasto que se corrige tiene sus restricciones y que tomar una medida siempre tiene sus consecuencias, pero no hacer nada, también.
Desde las negociaciones paritarias con los gremios estatales, discusión mediante sobre la cláusula gatillo, pasando por el sistema de control de licencias del personal del Estado y hasta las reformas más profundas como la del Régimen Previsional, los cambios en la EPE, Aguas y el IAPOS. La administración de Maximiliano Pullaro buscó amortiguar el golpe ganando batallas en la discusión política a base de leyes.
Mientras tanto, pudo reacomodar las cuentas e impulsar la obra pública, de la mano de la evolución de algunas variables macro, pero también contó con un aliado silencioso, pero muy poderoso, el perfil productivo santafesino.
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El sector privado santafesino es un gigante que marca el pulso del movimiento de la Provincia.
Maiquel Torcatt / Aire Digital
Santa Fe es el tractor de la Argentina, una maquinaria mucho más compleja y difícil de manejar que una motosierra.
El sector privado santafesino es un gigante que marca el pulso del movimiento de la Provincia, es un resorte que posee vida propia y no depende tanto de las cuestiones estaduales. No es inerte, pero responde ante estímulos.
Esto es una ventaja para todas las administraciones de Gobierno de Santa Fe, ya que le otorga al Estado una capacidad de mayor resiliencia, de superación ante adversidades. Si se convive con un sector privado entrenado y con músculo, que se le brinde las condiciones necesarias, se motoriza la recuperación.
Está en el ADN de los santafesinos, desde las más pequeñas localidades de la bota, hasta las grandes ciudades, Santa Fe se caracteriza por tener un ecosistema productivo pujante, con una variedad de empresas que de manera heterogénea aportan valor agregado, generando bienes, servicios y puestos de trabajo. Desarrollando profesionales, ciencia y tecnología que demanda, consume y aporta una sociedad que exige servicios públicos de su Estado a la altura de lo que genera.
No por nada, Santa Fe tiene un Estado dinámico al que se le demanda el compromiso del esfuerzo que realiza cada ciudadano. Esto potencia y mejora la calidad y la vida de todas las instituciones.
Presupuestos: algunos números
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Presupuestos: del "no hay plata" a la "eficiencia".
Si repasamos los datos oficiales que informa el Ministerio de Economía de Santa Fe, en los primeros nueve meses del 2024, los recursos totales ($5.315.513 millones) fueron mayores a los gastos globales ($5.037.572 millones), logrando obtener un superávit financiero de las cuentas públicas de +$239.655 millones.
Solo en el mes de septiembre (último dato) el resultado financiero de Santa Fe fue positivo por +$42.531 millones.
Pero, hubo meses complicados dónde las cuentas estuvieron en rojo, entre ellos, marzo, abril, junio y agosto.
Sin embargo, de acuerdo a los registros oficiales, en los primeros seis meses del año, el déficit operativo se dio vuelta y de la mano de la incipiente estabilidad y la mejora en la actividad, gradualmente se consolidó un superávit.
Si lo comparamos contra la inflación 212,6%, en términos reales, tanto los ingresos cómo los gastos, registran una fuerte caída en el año. Ambos se movieron por debajo del Índice de Precios al Consumidor (IPC-Santa Fe) que informa el IPEC.
Los recursos subieron 204,11% interanual y las erogaciones un +189,71%. Que, en parte explicaron el resultado financiero.
Un punto y aparte. Con el fin de contribuir a la transparencia y difusión de las cuentas públicas de las administraciones provinciales, tanto Santa Fe cómo la Provincia de Entre Ríos, son las únicas jurisdicciones incluidas en el Grupo I, calificadas como de cumplimiento estricto (100 puntos). Ambas provincias se destacan por haber presentado toda la información requerida por la Ley de Responsabilidad Fiscal dentro de los plazos establecidos, algo que las destaca del resto y se mantiene de larga data.
Santa Fe, el tractor de la Argentina
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El crecimiento de las exportaciones de la provincia de Santa Fe se observa tanto en manufactura de origen agropecuario, como en las de origen industrial.
Históricamente, la economía santafesina representa entre un 8,5% y un 10% del PIB real de la Argentina. Y en general, registró los mismos ciclos de crecimiento y recesión que el país.
Sin embargo, su diversificación económica ha permitido morigerar el nivel de volatilidad de la economía nacional durante los últimos años.
Mientras que la economía argentina se encamina a cerrar el 2024 con una caída de 3% anual, a contramano, Santa Fe acumula en nueve meses una recuperación de 3,9% y deja un arrastre estadístico positivo para lo que viene.
En busca de la estabilidad
La economía de la provincia no está exenta a los efectos “contagio” que puede genera la volatilidad del contexto nacional y regional. A modo de ejemplo, una medida adoptada por el Banco Central en el mercado de cambios, afecta a las economías provinciales con perfiles exportadores cómo Santa Fe.
A su vez, el crecimiento económico débil, el estancamiento o recesión y los cambios en las políticas económicas de cualquiera de los principales socios comerciales de Argentina, como Brasil o China, podrían afectar negativamente a la economía del país y también de la Provincia.
Contrapesos en el perfil productivo
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¿Cuánto representa cada sector en la economía de Santa Fe?
Maiquel Torcatt / Aire Digital
Santa Fe tiene una economía heterogénea, activa y diversificada. En términos globales, el sector “Servicios” representa un 55% y la “Producción de Bienes” un 45%.
Según los sectores, la “Industria Manufacturera” representa al menos un 27% de participación en el PBG. El “Comercio” un 23%, la “Agricultura, ganadería, caza y silvicultura” un 13%; “Servicios Inmobiliarios” un 8%; la logística del “Transporte, almacenamiento y comunicaciones” un 7%; la “Intermediación Financiera” 4%; los “Servicios Sociales y Salud” un 3%, la “Administración Pública” un 3% y “Restaurantes y Hoteles” un 1%.