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Economía trabajo | empresas | UIA

El 87% de los puestos laborales perdidos afectan a empresas medianas y grandes

Se trata de 206.085 trabajadores, contra 31.360 de puestos caídos en el mundo PyME. El gobierno habla de “destrucción creativa”. La mitad fueron estatales.

El 87% de los empleos que se perdieron en los últimos meses corresponde a medianas y grandes empresas: son 206.085 trabajadores que quedaron afuera del mercado laboral, frente a los 31.360 que se registraron en el universo PyME. La mitad de los puestos eliminados pertenecían al Estado.

Estas son las cifras procesadas y publicadas por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), basadas en datos del organismo oficial que releva regularmente variables generales del mercado laboral y otras más específicas como siniestralidad y la litigiosidad, la Superintendencia de Riesgos del Trabajo.

Pero abordemos inicialmente los dos conceptos que cierran la bajada, las dos creatividades, puesto que no son una invención del autor, sino una cita que el guerrero cultural Agustín Laje intenta incluir en los discursos presidenciales y un recurso de edición de datos socioeconómicos, que el equipo que lideran Luis Caputo y Santiago Bausili distribuyen en el gabinete para operar en medios.

“Destrucción creativa” es una fórmula conceptual patentada por el economista austríaco Joseph Schumpeter, desarrollada en su libro “Capitalismo, socialismo y democracia” (1942). Se trata de un método de superación que supone que destruir es abrirle paso a algo nuevo por lo que la demolición de ideas y prácticas económicas contiene el germen de su reemplazo.

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El presidente de UIA, Martín Rappallini, ha escuchado cosas peores de boca del presidente, como que “la mejor política industrial es no tener ninguna” o que “la producción nacional no debe ser preservada sino reconvertida a una nueva matriz donde predominen los servicios”.

Y también es perfectamente consciente de que –mientras impera una cita descontextualizada de Schumpeter– en los primeros 17 meses del gobierno libertario se perdieron 237.445 puestos registrados y 15.557 empleadores. También algo que a los sindicatos estatales les importa mucho y a la UIA un poco menos (porque el Estado, cuanto más chico, mejor): que el 58% del empleo de calidad perdido es estatal, con un total de 138.617 trabajadores y trabajadoras del rubro “Administración Pública, defensa y seguridad social obligatoria”.

La contabilidad creativa oficial

Estas cifras son las que alimentan el índice de 7,9% de desempleo, pero también las interpretaciones de la contabilidad creativa oficial, cuando dicen que “en realidad lo que sucede es que hay más gente buscando más trabajo” o que “hay un incremento invisible de nuevos trabajadores libres, emprendedores”.

Veamos el comportamiento del mercado laboral registrado de un país que tiene un 42% de su fuerza laboral en gris y negro, es decir, fuera de todo conteo riguroso.

Trabajo segun categoria

Este cuadro pertenece al Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) que dirige el economista Claudio Lozano y revela la consolidación de lo que el gobierno considera la gran transformación del mercado laboral y ellos bautizaron como el “modelo changa”, poblado de cuentapropistas y no asalariados, de modo que por cada puesto formal caído surgen y se cuentan tres precarios. Incluso al modo en que relatamos en la nota “Libres de patrón y esclavos de la demanda”, con los trabajadores híbridos que son a la vez inspectores estatales y choferes de aplicaciones o vendedores de empretiendas.

Para los empresarios capitalistas asumen que los salarios y las cargas patronales son un costo más a deprimir (también para funcionarios de trabajo neoliberales o libertarios) no importa la calidad del empleo, sino que trabaje para poder contarlos.

Lo mismo ocurre los números de la distribución de la riqueza publicado por el INDEC, que al comparar el peso de la masa salarial en 2023 contra 2025 encuentra que hubo un crecimiento del 1,2%, puesto que pasaron a representar del 47,9% al 49,1%. El resto corresponde al “excedente bruto de explotación” (EBE) o las ganancias brutas de las empresas después de pagar salarios, pero antes de deducir impuestos, depreciaciones y amortizaciones.

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¡Nadie lo dijo, nadie destacó un gran dato para la doma verbal libertaria! Caputo, Adorni y hasta el Gordo Dan podrían decir que “le ganamos al peronismo de los años felices, al relato populista, volvimos al fifty &fifty”.

Pero de nuevo, un curso elemental de estadística descriptiva nos permitiría entender que el dato no significa en soledad sino en relación, leído desde las realidades que representa y los fenómenos que lo habitan.

Si los salarios llevan una década de retroceso ininterrumpido, ¿cómo es posible que la participación de los y las trabajadoras en la riqueza creciera? Pues por el crecimiento exponencial del autoempleo y la precariedad de subsistencia, con el incremento de empleo en los sectores de servicios contra la caída del empleo industrial registrado.

Si, como ya hemos publicado y según datos oficiales, hubo una transferencia de ingresos de $62 billones del trabajo al capital sólo en la era libertaria, ¿cómo es posible que caiga la participación de la renta empresarial?

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El IPPyP concluye que esta contradicción aparente se explica por una transferencia fenomenal producto de la extraordinaria rentabilidad financiera, de las utilidades que provienen de “hacer plata con plata y no con trabajo”, para lo demás hubo caída del consumo masivo (-13,8% en 2024 y -2,9% interanual en mayo 2025), apertura comercial y apreciación cambiaria.

Un empresario nacional que vende su producción dentro y fuera del país e integra el Directorio de la UIA, confiesa en off que “claro que la litigiosidad laboral y las cargas impositivas son un problema, me van a matar por esto que te digo, pero aún si se arrasa con todos los fueros laborales y no pagásemos ningún impuesto, no podríamos competir con China. La apertura comercial, la caída del consumo y la política cambiaria son lo que hace inviable producir desde un auto o una heladera, hasta zapatos o clavos”.

Chicas, medianas y grandes: ¿todas pierden?

Según CEPA, las empresas y asociaciones empresarias que más sostienen la “oportunidad única” que representa Milei (porque la promesa de reset al pre peronismo aún es superior a casi todo sufrimiento), son las que más trabajadores han expulsado en este ciclo.

Resulta impactante que el 86,8% del desempleo industrial se corresponda con despidos en medianas y grandes, puesto que las chicas tienen una relación más personal y empática con sus trabajadores (viven a pocas cuadras y sus hijos van a la escuela con los hijos de los patrones en algunas de las 2000 ciudades o pueblos argentinos); sin contar con que muchas de ellas son micropymes familiares y si ajustan más desaparecen, tal como ha sucedido con 15.557 hasta mayo de este año.

Trabajadores segun tamaño empresa

La colega Luciana Glezer aseguró que en la cúpula industrial y del establishment ya no toleran la agresividad y la falta casi total de visión industrial del presidente. “No puede seguir así dos años más así, tiene que cambiar”.

Spoiler bajón para la UIA y la CAME, pero también para el titular de la Bolsa de Comercio: por el momento y proyectando lo que hay, la única forma de que Milei cambie es cambiar a Milei. Fin.