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Policiales

Desde adentro: un excobrador cuenta en exclusivo, cómo operan las bandas de prestamistas ilegales

El testimonio exclusivo del hombre que “visitaba” a unos 60 deudores por día, en un extenso recorrido que iba desde Sauce Viejo a Santa Rosa de Calchines. Si no cumplían con el pago, tenía que amedrentarlos. “Todos los que andan cobrando lo hacen con un policía -de civil- o alguien calzado atrás por seguridad”, denunció.

Redacción Aire Digital

Las denuncias contra bandas de prestamistas ilegales que amedrentan a los santafesinos se multiplicaron en el mensajero de oyentes de Aire de Santa Fe en los últimos días luego de que se conociera el caso de una banda de colombianos que estafan a vecinos de Santa Fe, Santo Tomé y Coronda. Un excobrador de una banda local habló en exclusiva con Luis Mino en Ahora Vengo y contó cómo es el modus operandi.

Carlos -nombre ficticio para resguardar su identidad- hace cuatro años que dejó de formar parte de la banda de prestamistas ilegales para la que realizaba cobranzas. A pesar de la buena paga, que podía llegar a 9.000 pesos por día, tomó la decisión de abandonar el rubro luego de notar que todos lo reconocían con miedo por la calle como “el cobrador del prestamista”.

“He sacado hasta heladeras de mostrador“, contó el excobrador que respondía a la organización local y donde la regla era: “Hoy te perdono, mañana te perdono y si no pagas me llevo algo”. Con tristeza recordó que muchos negocios que pedían crédito terminaron cerrando y perdiendo todo.

Carlos accedió a ese “trabajo” por necesidad y al principio era “difícil” porque no conocía el ambiente. “Salíamos a la calle a cobrar a negocios y lugares donde prestaban dinero o entregaban mercadería”, contó.

De lunes a sábado -los prestamistas solo descansan los domingos- se juntaban en una casa de barrio Don Bosco -desde donde operaba la banda- y Carlos salía con su moto, las listas de deudas de las diferentes direcciones a “visitar” y un acompañante de “seguridad”.

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“Todos los que andan cobrando lo hacen con un policía -de civil- o alguien calzado atrás”, denunció el excobrador y dijo que era la forma de ingresar a los barrios de manera segura donde se movían con “mucha plata”.

En el extenso recorrido que hacía por día y que podía durar varias horas, desde la mañana temprano hasta las cinco de la tarde, visitaban entre 60 y 70 “clientes”. “Tenía un recorrido grande”, dijo Carlos que iba de norte al sur de Santa Fe, luego cruzaba a Santo Tomé, Sauce Viejo y regresaba para terminar por la costa y terminaba en Santa Rosa de Calchines.

La recaudación por jornada podía llegar a 60.000 pesos, de los cuales el cobrador recibía un 15% de comisión y le reconocían el gasto de nafta. “Yo ponía la moto y tenía que cambiarla cada dos meses -por los kilómetros acumulados-“, agregó el hombre.

Carolina es otra de las damnificadas que habló con identidad reservada en Aire de Santa Fe sobre los prestamistas ilegales que amedrentan a los santafesinos. “Sé cómo se manejan porque tengo conocidos”, comenzó diciendo sobre la situación que a diario sufren quienes por necesidad recurren a estas bandas.

“Les sacan las herramientas de trabajo, los autos, casas; pero la policía no hace nada porque ellos les dicen «para qué pedís prestado»” denunció la mujer.

Respecto de la nacionalidad de quienes dirigen estas organizaciones en la región sostuvo que hay colombianos y ecuatorianos involucrados. “Entran extranjeros y se adueñan de nuestra ciudad, de nuestra argentina”, sostuvo.

La mujer instó a que la gente denuncie estas situaciones y aseguró que “hay gente que no quiere hablar por miedo”.

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