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Roland Garros: de Raquel Giscafré a Nadia Podoroska, las raquetas santafesinas récord

La ex tenista Raquel Giscafré habló en Aire de Santa Fe sobre la participación histórica de Nadia Podoroska en Roland Garros y consideró que la "Peque" "llegó para quedarse".

Nadia Podoroska deja inmóvil a Elina Svitolina, se da cuenta que ganó, que hizo historia en Roland Garros. Para cuando el umpire termina de decir que la rosarina ganó por 6-2 y 6-4, la raqueta de la “Peque” ya cayó desde el cielo luego de un intento por celebrar semejante logro obtenido. Es que después de 46 años, una tenista santafesina llegó a semifinales del Grand Slam parisino.

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La última en alcanzar esa instancia fue Raquel Giscafré, una oriunda de la capital provincial pero que desde hace años encontró en San Diego, California, su segundo hogar. Siendo una de las grandes promotoras del tenis femenino en el mundo recordó junto a Luis Mino en Aire de Santa Fe aquella actuación en el torneo de París de 1974 para ayudar a tomar dimensión de la participación de Podoroska en la edición de 2020.

“Me levanté a las 4 de la mañana para ver a Nadia”, contó Giscafré muy ilusionada por el presente de la "Peque" y porque -considera- “llegó para consolidarse”. Para la santafesina, a Podoroska se la ve “muy fuerte, muy firme, controla el partido con su drive y su revés a dos manos”, aunque advirtió que el partido de este viernes –para intentar llegar a la final de Roland Garros- ante Iga Swiatek “será muy difícil”. Giscafré dijo que la polaca es “muy talentosa” a pesar de tener solo 19 años y que está destinada a ser otra estrella del tenis femenino. “Vamos a tener que poner el despertador otra vez a las 4 de la mañana”, avisó la ex jugadora dando a entender que será un partido imperdible.

Va a ir progresando, va ganando confianza. Es la primera jugadora del tenis que llegó a la semifinal desde la qualy”, valoró Giscafré acerca de la rosarina criada en barrio Fisherton.

¿Qué logró Podoroska con este pasaje a semifinales del Grand Slam francés? “Su ránking ahora va a ser extraordinario, va a entrar a más torneos”, pero advirtió, casi como un consejo a la “Peque” que el desafío verdadero es el “mantenerse arriba”. “Una vez que llegás arriba, ya está, pero tenés que defender tu posición y vamos a ver cómo toma eso Nadia. Tiene que trabajar su parte mental”, anticipó Giscafré.

Raquel Giscafré, la santafesina que formó parte de los años dorados del tenis femenino

“Perdí contra Olga Mozorova, mi némesis”, recordó Giscafré al conductor Luis Mino sobre la mujer que le cortó el camino en aquel Roland Garros de 1974 pero que alcanzó para instaurar una marca que tardó 46 años en terminar. La ex tenista fue profesional en los años dorados del tenis femenino. Además de Mozorova, la santafesina tuvo que verse las caras con jugadoras de la talla de la estadounidense Chris Evert o la checa Martina Navratilova.

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"Contra Navratilova jugué varias veces. Una de ellas en Roland Garros, otra en un torneo de Florida, el Virginia Slims. También en el US Open de 1974, cuando pidió asilo político en Estados Unidos”, recordó la santafesina.

Más allá de nombres propios, el tenis también ha variado en el aspecto físico y económico. La dinámica del juego es totalmente diferente entre la época en la que jugaba Raquel Giscafré y da sus primeras pinceladas Nadia Podoroska.

La residente en San Diego explicó esas diferencias. “La velocidad del tenis de hoy es incomparable al tenis de los ’70 u ’80. Los jugadores vienen cada vez más grandes, fuertes. Tienen psicólogos, entrenadores, masajistas. Hay muchísimo dinero en el tenis de hoy en día. El tenis de antes es como en 'slow motion' comparado al tenis actual”, dijo

Claro está, en aquellos años salía a relucir el “espíritu competitivo” y el de ver este deporte como una vía para conocer el mundo. “Muchos, después de jugar, hacíamos de umpire para ganar 5 francos o dólares, así éramos todos los jugadores. Hoy en día tienen jets privados”, marcó Giscafré y dejó a la vista esas diferencias entre décadas.

Hija de Lorenzo Giscafré, médico alergista que atendía en su consultorio de Rivadavia y Tucumán en la ciudad de Santa Fe, Raquel lleva el tenis en la sangre. Su padre, quien murió a los 102 años en 2013, jugó todos los días al tenis hasta los 90 años. “Hasta que se quedó sin compañeros y jugaba en el frontón”, contó la ex tenista. Un dato que ayuda a entender ese amor por el deporte en que en sus años como profesional no se ganaba mucho dinero y todo se hacía por ese espíritu competitivo. Se jugaba para ganar, como máximo 10.000 dólares y, como mínimo, 200.

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Los vaivenes de la economía argentina la llevaron a instalarse en Norteamérica hace ya varios años, pero sus ganas de emprender y apoyar al tenis femenino hicieron que, junto a un grupo de personas, empezaran "un torneo chiquito, que creció hasta que se convirtió en el torneo de mujeres más grande en Estados Unidos entre Wimbledon y el US Open".

"Lo tuvimos 28 años. Después lo vendimos a china, está en Beijing”, concluyó Giscafré para dar a conocer el esfuerzo que se hizo para lograr una paridad en lo que se gana en el circuito femenino con respecto al masculino.

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