Para propios y extraños, es innegable la reacción popular ante las acciones de Marcelo Bielsa. El actual entrenador de Uruguay y ex jugador de la Lepra, que completó sus estudios como profesor de educación física y comenzó su revolución como entrenador de la mano de un grupo de futbolistas amateurs de la Universidad de Buenos Aires en la década de los 80 -que lograron igualarle un encuentro a la mismísima reserva de Boca Juniors-; tuvo su compromiso mayor en los seis años que estuvo al frente de la selección argentina, entre 1998 y 2004, tras haber obtenido sendos títulos al mando de Newell’s y Vélez Sarsfield, y llevar al primero a una final de la Copa Libertadores de América, en el año 1992.
La llegada de Marcelo Bielsa a la selección argentina
Marcelo Bielsa siempre tuvo su estilo innegociable: tenaz, agresivo y poco amistoso con la prensa. E sta situación tiene un detonante: ante la “traición” sobre una modificación táctica en sus primeros partidos con la selección argentina difundida sin su permiso, provocó la ruptura con los medios de comunicación que se mantiene hasta el día de hoy, muchos años después de aquel incidente y con una trayectoria laboral extensa.
Esa ferviente forma de dirigir, lo ha llevado luego de consagrar a Vélez Sarsfield, a estar a cargo del equipo celeste y blanco tras la sucesión de Daniel Passarella, a mediados del año 1998 luego de la eliminación ante Holanda en los Cuartos de Final de la Copa del Mundo disputada en Francia.
Desde su llegada a la selección argentina, Marcelo Bielsa causó una verdadera revolución. Un equipo que de principio a fin, mostraba una marcada identidad dentro de la cancha, con presencia fuerte en ataque y en el protagonismo del juego en todos los momentos del encuentro. Esta filosofía quedó reflejada en los números totales de su ciclo: superó el 60% de la totalidad de los puntos en los cotejos de las eliminatorias para Corea/Japón 2002 (79.6%); y en ocho encuentros de la clasificación a Alemania 2006 (62.5%). Es el entrenador que mejores registros tiene a lo largo de la historia en las eliminatorias en la selección nacional, teniendo en cuenta la cantidad de partidos que disputó.
El comienzo del desgaste para Marcelo Bielsa: el Mundial de Corea - Japón 2002
Marcelo Bielsa fue una verdadera topadora en el ciclo mundialista comprendido entre los mundiales de Francia 1998 y Corea Japón 2002, ganando las Eliminatorias de punta a punta. Nadie imaginó lo que podía pasar en la Copa del Mundo. La “Revolución Bielsista” tuvo su momento más crítico en el Lejano Oriente: llegando como máximo candidato para llevarse el trofeo, no pudo sortear la fase de grupos, donde finalizó en el 18° puesto tras una victoria, una derrota y un empate ante Nigeria, Inglaterra y Suecia respectivamente -ante Inglaterra, a Bielsa se le cortó un invicto de 18 partidos-; determinando la peor actuación de un seleccionado argentino en la historia de los mundiales.
Las malas decisiones en la lista, junto a las lesiones y fatigas de los futbolistas en pleno campeonato del mundo tras extensas temporadas, y la ausencia de cambios radicales en momentos límites, desencadenaron en un momento complicadísimo del seleccionado argentino, que más que nunca había tenido un candidato con sensaciones de campeón, y su estadía terminó durando solo diez días en sus periplos por las ciudades de Ibaraki, Sapporo y Miyagi.
Pese a este tropiezo, la Asociación del Fútbol Argentino, encabezada dirigencialmente en aquel entonces por su presidente Julio Humberto Grondona, decidió en un fallo sin precedentes renovarle el contrato con la selección hasta la próxima Copa del Mundo, a celebrarse en Alemania en el año 2006. Esta situación solo había ocurrido únicamente con los DT´s campeones del mundo: César Luis Menotti tras la obtención del mundial celebrado en nuestro país en el año 1978 y Carlos Salvador Bilardo, quien hizo lo mismo en México 1986 -y como dato a destacar, es uno de los cuatro entrenadores a nivel mundial que poseen la experiencia de haber dirigido en dos Copas Mundiales de la FIFA, junto al italiano Vittorio Pozzo, el brasileño Mario Zagallo y el alemán Franz Beckenbauer-.
Actualmente, Lionel Scaloni pudo sumarse a la lista, con su contrato pactado previo a la Copa del Mundo ganada en Qatar, pero firmado luego de la obtención del mismo, por lo cual Marcelo Bielsa sigue ostentando ese dato particular.
Tiempos de revancha y renovación para Marcelo Bielsa
Marcelo Bielsa tenía una nueva oportunidad para demostrar el nivel futbolístico que les imprimió a sus futbolistas durante el ciclo anterior a Corea Japón. Todo iba viento a favor, pero nuevamente golpearon las puertas de la derrota: Argentina pierde una final insólita ante Brasil en la Copa América de Perú 2004, llegando a la final con un equipo extraordinario y poniéndose dos veces arriba en el marcador -la segunda, a cuatro minutos del final con un del “Chelito” Delgado-, y en la última jugada ve trunco el sueño con un gol de otro partido por parte de Adriano, forzando los penales y la posterior desazón.
Pese a este resultado, cabe destacar que la actuación del seleccionado de Bielsa en este torneo permitió la clasificación a la Copa Confederaciones celebrada al año siguiente en Alemania, ya con José Néstor Pekerman al mando del combinado nacional.
Los conflictos con Julio Grondona que desencadenaron en la salida de Marcelo Bielsa de la selección argentina
Rápidamente llegó la revancha futbolística de Bielsa, producida paradójicamente previo a la salida, en medio de la máxima expresión de su idea futbolística: Argentina arrasó en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, ganando los seis partidos, marcando 17 goles a favor y manteniendo la valla invicta, con el detalle de brindarle al Comité Olímpico Argentino la primera medalla dorada tras 52 años de sequía a la delegación nacional.
Aquel combinado olímpico, con tres jugadores mayores de 23 años como indica el reglamento de la FIFA para este torneo, fueron en gran parte partícipes de próximos compromisos con la selección mayor, lo que dejó un buen semillero de cara al futuro además de la medalla dorada conseguida en la capital de Grecia. Pero luego de esta máxima cita deportiva, surgió un problema que Marcelo no estuvo dispuesto a tolerar de ninguna manera, fiel a sus estilos y convicciones.
Posterior al logro de la medalla de oro en Atenas, Bielsa inmediatamente se puso a pensar en los próximos objetivos de la selección argentina -jugaba ante Perú el 4 de septiembre por Eliminatorias, siete días más tarde de la consagración en Atenas-, pero se encontró con algunas negativas por parte de los clubes a ceder jugadores.
Furioso, solicitó sanciones al Valencia de España y al Inter de Italia, por negarse a ceder futbolistas al seleccionado nacional, ateniéndose al reglamento de la FIFA; el cual exige la cesión inmediata de futbolistas para defender los colores de sus respectivos países tanto en partidos considerados “Clase A”, como oficiales, siendo este el caso por Eliminatorias a una Copa Mundial de la FIFA.
El diario "Clarín", hizo eco de este conflicto en su edición digital el día 14 de septiembre de 2004, marcando la desacreditación pública por parte de Julio Humberto Grondona (fallecido en el año 2014 tras la Copa del Mundo de Brasil), quien declaró que "a la AFA no le gustan las situaciones conflictivas". Tras la declaración, Bielsa sintió una traición en torno a sus convicciones; generando el tan famoso “cansancio” expresado en su última conferencia de prensa, que sería irremontable desde las condiciones de seguir entrenando al equipo argentino.
Grondona, lejos de inmutarse ante la pérdida, aseveró: “Tal vez es un desgaste general después de tanto tiempo. Hay momentos en que no hay energías para poder seguir y se ve que a Bielsa le pasó algo de esto”. De esta manera, sin ningún tipo de tapujos “le soltó el brazo” automáticamente, y tras recibir por parte de un colaborador en esa misma jornada la renuncia de Bielsa, puso todos sus esfuerzos en darle la oportunidad tan esperada a José Néstor Pekerman, quien para ese momento ya tenía un tricampeonato mundial juvenil con las selecciones argentinas en su haber, y un proyecto formativo con varios de los futbolistas dirigidos en las selecciones menores para dar el salto definitivo en la mayor.
Por consecuente a esta salida, Marcelo Bielsa tuvo varios hitos para destacar: es el único a quien se le logró renovar el contrato tras una cita mundialista; y uno de los pocos entrenadores que presentó su renuncia sin motivos absolutamente futbolísticos, en medio de un ciclo mundialista, con el plus de haber tomado la decisión dos semanas después de conseguir la medalla dorada en Atenas. Esta situación marcó a fondo su forma de pensar: un hombre que no soportó jamás la burocracia interna que perjudique su forma de tomar las decisiones que influyan dentro y fuera de la cancha.
Finalmente, Pekerman lo sucedió en el cargo con un ciclo aceptable, alcanzando los Cuartos de Final de la Copa Mundial en Alemania 2006, donde cayó ante la selección local por la vía de los penales. Este ciclo contó con muchos jugadores que formaron parte de la transición iniciada por el propio Bielsa, y que la propia mala fortuna impidió que avancen más en aquella competición. La nobleza de los recursos utilizados siguió adelante, pero sin el hacedor de la frase en el cargo, del cual en el día de hoy se cumplen 19 años de aquella decisión que culminó en su salida de la selección argentina.
El dato: estadísticas de Marcelo Bielsa al mando de la selección argentina
El ciclo de Bielsa en la selección argentina durante 1998 y 2004 marca números impresionantes: 70 partidos dirigidos, con 43 victorias, 16 empates y 11 derrotas; 127 goles a favor y 63 en contra.