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Jugó en Unión, estuvo dos años sin hacer un gol y hoy la rompe en la Primera Nacional

El ex Unión es delantero de Agropecuario con 16 tantos en 26 partidos, pero antes atravesó una dura sequía: estuvo dos años sin convertir.

Alejandro Gagliardi conoce como pocos lo que significa convivir con la ausencia del gol. Antes de transformarse en el máximo artillero de la Primera Nacional en esta temporada, con 16 festejos en 26 encuentros, el “Tano” cordobés estuvo dos años sin poder convertir. Una eternidad para cualquier delantero. “Se hizo duro. Trabajé con un psicólogo porque en los entrenamientos hacía goles, pero en los partidos no”, recordó en diálogo con TyC Sports.

La sequía se extendió entre 2019 y 2021, pandemia mediante, en su primera etapa en Agropecuario de Carlos Casares. Durante 27 partidos el arco estuvo cerrado y la ansiedad lo acompañó. El desahogo llegó recién el 4 de septiembre de 2021, ya con la camiseta de Villa Dálmine, cuando le marcó un doblete a San Telmo. “No podía, estaba abajo del arco y no quería entrar la pelota. Por suerte pedí ayuda y se me abrieron muchos caminos”, confesó.

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Vale (27)
En Primera, Gagliardi jugó en Chicago, Chacarita, Patronato y All Boys (Foto: Agropecuario).

En Primera, Gagliardi jugó en Chicago, Chacarita, Patronato y All Boys (Foto: Agropecuario).

Jugó en Unión y estuvo 2 años sin hacer un gol

Ese renacer lo llevó luego por Gimnasia de Jujuy, Santamarina de Tandil y Flandria, donde recuperó confianza y volvió al grito sagrado. Hasta que en enero de 2024 el presidente de Agropecuario, Bernardo Grobocopatel, lo convocó para retomar la historia inconclusa en Casares. Allí, donde antes había sufrido la falta de gol, hoy escribe su mejor capítulo: volvió a reencontrarse con la red, con la tranquilidad de sentirse en casa y el disfrute de una vida tranquila en una localidad que lo arropa.

El presente goleador de Gagliardi es también el fruto de un camino cargado de esfuerzo y reinvenciones. Debutó en Instituto como volante por derecha, fue carrilero, lateral y hasta compartió vestuario con Paulo Dybala. Su gran salto llegó en 2015 en Nueva Chicago, cuando Rubén Forestello lo colocó de delantero y respondió con diez goles en diez partidos, incluido un histórico póker a Newell’s. Desde entonces, nunca abandonó el puesto de 9.

Detrás del artillero consagrado hay un chico de Los Surgentes que dejó su casa a los 16 años para perseguir un sueño, que repartió folletos en Córdoba para poder comprarse botines y que aprendió, como le enseñaron sus padres, a luchar hasta el final. Y esa perseverancia encontró su premio: el goleador de la Primera Nacional que hoy vive su revancha, después de haber pasado por el peor de los silencios.