A las 23:11 horas (en Argentina) del 20 de julio de 1969, el astronauta Buzz Aldrin, que descendió en la Luna junto a su compañero Neil Armstrong, dejó una huella en la superficie de nuestro satélite natural que durará -literalmente- para siempre. Se trata de la icónica imagen del pie derecho del astronauta, que fue el segundo en pisar la Luna pero el primero en fotografiar su pie al descender del módulo lunar Eagle aquella noche.
Lo que casi nadie sabe sobre la primera huella que el hombre dejó en la Luna, que no fue la de Armstrong
"¿No es realmente impresionante?", le preguntó Neil Armstrong a Buzz Aldrin pasadas las once de la noche de aquel 20 de julio de 1969, cuando acababan de bajar en la Luna. "Es una magnífica desolación", le respondió su compañero, poco después de haber tomado una fotografía de su primera pisada en la Luna, que quedará en ese sitio al menos un millón de años.
No es la huella del primer hombre que pisó la Luna, es la del segundo. La huella de Armstrong, que bajó a la Luna a las 22:56 horas (en Argentina), quedó desarmada porque no se dio cuenta. Aldrin, al percatarse de lo que había pasado, se preparó para fotografiar su pie cuando bajara y así lo hizo.
La primera huella registrada en la Luna es la de Buzz Aldrin, no la de Neil Armstrong.
En la histórica imagen, puede verse una huella de pie derecho y Armstrong cuando pisó la Luna por primera vez lo hizo con su pie izquierdo. Aldrin bajó con el derecho. En su bota llevaba unos chanclos para proteger el traje. Por eso, ante la textura fina de la Luna y el cobertor de su bota, puede verse la famosa marca.
Como esas huellas hay un montón en la Luna como consecuencia de las 12 personas que caminaron sobre ella en diferentes misiones del Apolo. Esas huellas no se borrarán nunca, a menos que impacte contra la Luna un meteorito. Si bien pasaron más de 50 años desde el primer descenso lunar con humanos, en la Luna no hay atmósfera, ni viento, ni actividad tectónica que las pueda borrar. Por lo tanto, estarán ahí al menos un millón de años.
Cuando los humanos regresen al satélite, esas huellas seguirán ahí, en ese magnífico sitio desolado.
Esas huellas no se borrarán nunca, a menos que impacte contra la Luna un meteorito. Si bien pasaron más de 50 años desde el primer descenso lunar con humanos, en la Luna no hay atmósfera, ni viento, ni actividad tectónica que las pueda borrar.
Idea y realización: Astrid Galetti
Producción y edición: Thamina Habichayn