El astronauta de Estados Unidos Mark Vande Hei tiene que regresar a la Tierra a finales de marzo en una nave de los rusos, en medio de la feroz guerra entre ambos países por los ataques a Ucrania.
La Estación Espacial Internacional (EEI), un laboratorio que funciona girando alrededor de la Tierra y en el que colaboran varios países, está en peligro luego de que Rusia comenzó la invasión en Ucrania y le declaró la "guerra" a Europa y Estados Unidos. Justamente, en la estación espacial trabajan en conjunto la agencia espacial de Estados Unidos (la Nasa), la Agencia Espacial Europea (ESA) y la agencia espacial rusa Roscosmos, además de otros países.
Poco después de que comenzara la invasión, Estados Unidos decidió empezar a sancionar a Rusia y, entre esas sanciones, incluyó dejar de enviar tecnología al país que gobierna Vladimir Putin. Gran parte de esa tecnología es utilizada por los rusos para llevar suministros a la estación espacial, como combustible y depósitos de agua, además de que con esa tecnología mantienen a la estación en órbita, corrigiéndole su trayectoria y altura. La estación espacial podría venirse abajo antes de lo previsto.
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Así lo advirtió el experto en vuelos espaciales e historiador Diego Córdova a AIRE. En estos momentos, en la estación espacial trabaja la Expedición 66, conformada por cuatro astronautas estadounidenses, dos rusos y un alemán. En las últimas horas, el director de la agencia espacial de Rusia, Dimitri Rogozin, dijo que "fue un grave error" que Estados Unidos cortara la relación comercial y el intercambio tecnológico con Rusia, porque afectará directamente a los cargueros Progress con los que Rusia asiste a la nave. Estos cargueros ya no podrán fabricarse y la estación -que sobre vuela África, Europa, América y parte de Rusia- puede venirse abajo. Si esto sucede, Rogozin dejó entrever que la culpa de cualquier desastre si se estrella la nave, será de Estados Unidos.
Poco después de que comenzara la invasión, Estados Unidos decidió empezar a sancionar a Rusia y, entre esas sanciones, incluyó dejar de enviar tecnología al país que gobierna Vladimir Putin.
Además, el próximo 30 de marzo, un astronauta estadounidense que está en la estación espacial tiene que regresar a la Tierra en una nave rusa. Se llama Mark Vande Hei y tiene 55 años. El director de la agencia de Rusia amenazó con dejarlo en la estación espacial o dejó entrever que, de traerlo de regreso a la Tierra a territorio ruso, el astronauta podría no ser tratado bien durante el mes que tenga que recuperarse tras su larga estadía en el espacio.
Pese a las rivalidades de los políticos, "la convivencia de los astronautas tanto rusos como estadounidenses en la estación espacial es perfecta. Ellos suelen estar por encima de los vaivenes políticos. Incluso en la Guerra Fría se llevaban bien entre ellos", dijo Córdova.
Hay temor porque el próximo 30 de marzo, un astronauta estadounidense que está en la estación espacial tiene que regresar a la Tierra en una nave rusa y permanecer un mes el territorio dominado por los rusos.
Otra de las consecuencias las sufrirá Alemania, ya que por la guerra cesó la colaboración de investigaciones científicas entre Rusia y Alemania. "Ambas agencias espaciales acaban de cortar la relación", contó el experto.
Técnicamente es posible, pero no le conviene a ambas partes. Córdova explicó que "la parte rusa de la estación espacial es la que tiene los motores de los sistemas de guía, y la posibilidad de mantener a la estación en órbita, pero la energía eléctrica de toda la estación espacial depende los grandes paneles solares que están adosados en la parte estadounidense de la nave".
Acá hay un problema. Rusia es quien lleva a algunos de los astronautas estadounidenses a la estación espacial en sus naves Soyuz. El 30 de marzo, el astronauta estadounidense Mark Vande Hei y los rusos Anton Shkaplerov y Pïotr Dubrov tienen que regresarán a la Tierra. Pero "por ahora los relevos están muy en duda", advirtió el especialista.
El aterrizaje de las Soyuz se da en Kazajistán, en terreno ruso. El astronauta de Estados Unidos deberá estar un mes en ese lugar hasta que se recupere de su larga estadía en el espacio. Pero hay temor sobre cómo puedan tratarlo los rusos durante ese tiempo.
Rusia es quien lleva a algunos de los astronautas estadounidenses a la estación espacial en sus naves Soyuz. Pero ahora "los relevos están muy en duda".
"Esperemos que lo traten bien y que no haya problemas a pesar de que Dimitri Rogozin dijo que lo querían dejar abandonado en la estación espacial, pero eso no va a pasar", contó Córdova. Además, dijo que queda en duda un acuerdo entre Rusia y Estados Unidos para hacer lo contrario: que Estados Unidos lleve en una nave Crew Dragon de SpaceX, en colaboración con la Nasa, a un astronauta ruso a la estación espacial.
Con tecnología estadounidense, que ya no es enviada por Estados Unidos a Rusia, el país de Putin fabrica cohetes y cargueros espaciales llamados Progress con los que lleva suministros a la estación espacial, como combustible y depósitos de agua. Además, ayuda a mantener estable la órbita de la nave y su trayectoria con un 100% de efectividad. Esto es fundamental para que la estación no se venga abajo.
Pero el hecho de que Estados Unidos corte el suministro de envío de tecnología e imponga sanciones económicas, hará que Rusia no pueda fabricar más cargueros Progress y un día la estación espacial se precipitará sobre la Tierra, poniendo en riesgo algún sitio en África, América, Europa o el sur de Rusia.
El hecho de que Estados Unidos corte el suministro de envío de tecnología, hará que Rusia no pueda fabricar más cargueros Progress y eso puede provocar que un día la estación espacial se precipite sobre la Tierra.
Con motores rusos, Estados Unidos construye sus cohetes Antares para enviar sus propios cargueros Cygnus a la estación espacial. Estos despegan desde Virginia y hasta hoy queda solamente un solo carguero armado, y que no tiene la misma efectividad que los cargueros rusos.
Diego Córdova contó que "si se siguen tensando las cosas, es posible que Rusia quiera dar por finalizada su colaboración con Estados Unidos hacia finales del 2024 y no en el 2030, como está previsto, y ese sería el final de la estación".
Córdova advirtió además que el conflicto está afectando también a la exploración interplanetaria. "Para septiembre de este año estaba pensada la misión ExoMars 2022, para llevar un vehículo rodado europeo a la superficie de Marte con un cohete ruso. Pero como las relaciones entre Europa y Rusia están cada vez peor, todo indica que la misión va a ser cancelada", lamentó.
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