El humo emanado por los incendios de pastizales a lo largo del año 2020 en el humedal del Delta del Paraná contaminó como nunca antes el aire de la región, un fenómeno que dejó tanto impactos inmediatos, directos y visibles como otros, intangibles y a mediano y largo plazo, relacionados con el cambio climático.
Según una estimación hecha por la organización ambientalista Greenpeace, los casi 40.000 focos de calor registrados en los dos millones de hectáreas de superficie del Delta durante los últimos 12 meses generaron 3,4 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), el equivalente a un promedio de 740 mil autos en circulación durante un año. En total, las emisiones de carbono durante 2020 se incrementaron un 1.483% en relación a 2019, mientras que la cantidad de focos de calor pasó de 300 a 39.146.
El CO2 es uno de los principales gases de efecto invernadero junto al óxido nitroso (N2O) y al metano (CH4). La acción humana, sobre todo sus modos de producción y de consumo a partir de la Revolución Industrial, ha incrementado la concentración de estos gases en la atmósfera. A mayor concentración de CO2, más calor atrapado dentro de la atmósfera terrestre.
El fuego como herramienta de manejo
Si bien el fuego se utiliza desde hace largo tiempo para “limpiar” el terreno, el año que recién termina fue récord en cantidad de focos de calor a lo largo y ancho del ecosistema. En total, fueron detectados 39.146 focos de calor entre el 1 de enero y el 15 de noviembre pasados, según datos recopilados por el Global Forest Watch. El informe de Greenpeace puntualiza que la franja de tiempo comprendida entre el 17 de agosto y el 15 de noviembre fue la que contuvo la mayor cantidad de alertas por incendios, con un pico el 17 de agosto de 6.609.
Según el Ministerio de Ambiente de Nación, el 95% de los incendios en Argentina son intencionales. En 2020 la falta de lluvias, los vientos fuertes y las temperaturas elevadas incidieron en la propagación de esos fuegos, que se encontraron con un Estado deficiente que sólo pudo correr de atrás al problema, pero jamás logró anticiparse ni mucho menos prevenir.
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Emisiones al máximo
Los expertos de Greenpeace calcularon las emisiones acumuladas de carbono (C) en el Delta del Paraná como resultado de los fuegos. Al haber habido en 2020 una cantidad mucho mayor que en 2019, lógicamente las emisiones fueron mayores. “Se detecta un periodo con más intensidad entre el 11 de julio y 18 de agosto de 2020, cuando hubo un incremento acumulado de 76.390 toneladas de carbono (C), más que en todo 2019”.
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Convertido a CO2, esto representa 280.096 toneladas de C02, el equivalente a 60.496 autos circulando durante un año. “Las emisiones generadas en 2019 fueron de 62.910 toneladas de carbono, mientras que en 2020 fueron de 934.790 toneladas. Convertidas en CO2, serían 3.427.563 toneladas, lo que equivale a un promedio de 740.294 autos en circulación durante un año” explica el documento de la organización ambientalista.
Esto permite concluir que las emisiones de carbono se incrementaron un 1.483% en 2020 relación con el año precedente, mientras que la cantidad de focos de calor pasó de 300 a 39.146.
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