La vida del estadounidense –reconocido por muchos expertos como el mejor ajedrecista de la historia–, se caracterizó por sus múltiples excentricidades, incontables polémicas y personalidad indescifrable. Tras ser considerado un héroe en 1972, cuando se consagró campeón mundial y terminó con la hegemonía soviética, dos décadas después se enfrentó duramente con el gobierno de su país y, finalmente, moriría en el exilio.