Plaza Matilde, una minúscula pero centenaria localidad del departamento Las Colonias, fue escenario de un singular hecho cultural, que demostró la vigencia de los valores heredados de aquellos colonos y criollos que, con el trabajo en el campo, dieron forma a la Nación.
Cómo un grupo de WhatsApp fortaleció la camaradería en el campo argentino
En estos tiempos modernos, hace algunos años la virtualidad unió a 433 personas, entre productores, contratistas, asesores, profesionales, empleados, jubilados, amas de casa o bomberos, en un grupo de Whatsapp al que llamaron, sencillamente, “Zona Rural”.
Con el campo como denominador común, comparten a diario en la pantalla del teléfono todo tipo de información, sea comercial, de servicios o simplemente comentarios personales. Allí se intercambian datos útiles sobre maquinaria, repuestos o talleres mecánicos donde hacer una reparación.
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La cultura del trabajo rural se reinventa con tecnología y tradición
También se consultan ante problemas con los animales o los cultivos. Avisan si en el campo de tal o cual sufrieron un robo. O si alguien encontró una herramienta en un camino perdido para dar con el dueño. Además de preguntar cuánto llovió y si se puede andar por los caminos.
Lo común es que, en cada jornada, muestren el trabajo que están realizando. Sea en la pulverizadora, la picadora, haciendo rollos, sembrando un lote, sacando malezas con la azada, pasando hacienda por la manga o reparando una aguada.
Además, nunca dejan de celebrar la naturaleza que los cobija. Y así alguien filma el hallazgo de un aguará guazú en el lote. Otro registra algunas liebres correteando por el patio en las primeras horas de una fría mañana de invierno. O se comparte la foto de una yunta de diminutos huevos de colibrí dentro del nido.
Tampoco faltan fotos y videos de la huerta y sus frutos. El zapallo o los melones que cosechó uno. Los zapallitos, los choclos o las calabazas para pasar el año que recoleta otro. Gallinas, conejos, patos, chivos y ovejas de la granja son tan protagonistas como un buen montado, vacas lecheras o algún nuevo toro en el plantel.
En su mayoría, los integrantes de “Zona Rural” residen en distritos del centro santafesino como Gessler, San Carlos, San Agustín, Coronda, Gálvez, Irigoyen, Coronel Rodríguez o parajes como La Vigilancia. Pero también los hay de más lejos, como Carreras al sur o Ambrosetti hacia el noroeste. Incluso participan desde otras provincias los que se encuentran Pergamino o Marcos Juárez.
Del celular al asado: una celebración de la cultura y el trabajo rural
Fieles al estilo de vida que perdura en los pueblos, donde la camaradería sigue viva en la charla con el vecino, el vermú en el bar, las reuniones sociales, celebraciones o colectas a beneficio, los integrantes del grupo superaron la virtualidad y vencieron las distancias para conocerse cara a cara. Porque, hasta entonces, las confidencias, las bromas, los desahogos, las reflexiones, broncas y alegrías que los fueron uniendo eran, mayormente, entre “desconocidos”.
Así fue como en el “Bochas Club 20 de Junio Matilde Plaza” se produjo la magia del encuentro presencial, el momento que transformó voces de audios, fotos y videos de Whatsapp en un apretón de manos, un beso o un abrazo.
Asado y chopp mediante, 85 integrantes del grupo y sus familiares -varios luego de viajar cientos de kilómetros- cumplieron con el rito más hermoso de nuestra cultura argentina, que es compartir la mesa y brindar por la amistad. Desde entonces, “Zona Rural” dejó de ser un grupo más en la pantalla del celular.
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