Día Mundial de las Víctimas de Accidentes de Tránsito: el relato de un sobreviviente que renació y se dedica a concientizar
Cada tercer domingo de noviembre se conmemora el Día Mundial de las Víctimas de Accidentes de Tránsito. La historia de Alejandro, que sobrevivió a un siniestro donde falleció su hijo de 4 años y que hoy dedica su vida a concientizar sobre seguridad vial.
Alejandro Ferreyra, vicepresidente de la asociación civil Factor Vial, compartió, con conocimiento de causa, una mirada profunda sobre la importancia del Día Mundial de las Víctimas de Accidentes de Tránsito.
Cada tercer domingo de noviembre se conmemora el Día Mundial de las Víctimas de Accidentes de Tránsito, una fecha que invita a pensar el impacto real de los siniestros viales en las vidas de miles de familias.
En Santa Siesta, que se emite cada tarde por AIRE, Alejandro Ferreyra, vicepresidente de la asociación civil Factor Vial, compartió, con conocimiento de causa, una mirada profunda sobre la importancia de este día y el rol que cada ciudadano ocupa en la seguridad vial.
La importancia de una fecha para pensar la seguridad vial
Alejandro destacó que la fecha “es muy importante” porque recuerda que ”todos somos actores para mejorar la seguridad vial” y que los siniestros viales representan un flagelo nacional. “Yo miraba los accidentes por televisión y pensaba que era algo que les pasaba a los demás. Hasta que me ocurrió”, expresó.
En un contexto previo a las fiestas de fin de año, remarcó la necesidad de abordar los factores de riesgo: el uso del celular, las distracciones y el falso sentido de impunidad que muchas veces acompaña a la juventud.
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“Un mensaje que queremos responder, pensando que es solo un segundo, equivale a manejar 20 metros vendados”, señaló. Por eso, insistió en utilizar el término siniestros viales y no accidentes: “Si se puede evitar, no es un accidente”.
Según precisó, el 80% de las muertes viales en Argentina en 2024 tuvieron causas humanas, un dato que —enfatizó— debe impulsar cambios urgentes.
Cuando le preguntaron por su historia personal, Alejandro volvió a 1998. Tenía 24 años, una vida en construcción y “ sueños personales y familiares por delante”. Una mala maniobra al volante terminó con un siniestro que lo dejó con fractura de columna, de diafragma, una costilla perforando un pulmón y un pronóstico médico que lo dejaba en una silla de ruedas.
Pero lo peor llegó meses después, cuando le informaron que su hijo Matías, de apenas cuatro años, había fallecido. “Un siniestro vial destruye una familia, vidas, proyectos”, dijo. Reconoció que durante mucho tiempo cargó con un dolor que le impedía disfrutar la vida cotidiana: “En un punto pensaba que no podía disfrutar de su crecimiento, del abrazo, de ir a la cancha o a un recital”.
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Alejandro destacó que la fecha “es muy importante” porque recuerda que ”todos somos actores para mejorar la seguridad vial”.
La recuperación no fue solo física. Ferreyra recordó el momento en que un médico, seis meses después del siniestro, lo miró y le dijo: “Alejandro, en 50 días vamos a ir caminando a tomar un café a la esquina”.
Ese gesto de confianza, aseguró, fue un “shock de esperanza”. A los dos meses dio sus primeros pasos y, con el acompañamiento de su familia y amigos, atravesó un proceso largo que considera un aprendizaje vital.
Hoy, Alejandro transforma esa experiencia en una misión educativa. “Me siento reconfortado cuando hablo con un alumno y puedo decirle que guarde el celular en el baúl de la moto, que no tome alcohol, que use casco”, expresó.
También participa del Comité Consultivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, desde donde impulsa cambios legislativos como el aumento de penas en hechos viales. “La infraestructura debe acompañar, pero también la educación emocional y el cumplimiento de las normas”, subrayó.
Un libro para reconstruir desde el dolor
Además de su labor institucional, Alejandro Ferreyra plasmó su historia en el libro “El Arte de Rena SER - Relatos de un sobreviviente”, donde recorre el camino físico y emocional que atravesó desde el siniestro. La obra invita a reflexionar sobre la resiliencia, la responsabilidad y la importancia de construir una cultura vial más consciente.
En este Día Mundial de las Víctimas de Accidentes de Tránsito, su mensaje se vuelve un recordatorio claro: las decisiones individuales al volante pueden cambiar vidas enteras y la prevención es una responsabilidad compartida.