Durante más de una semana, la desaparición de Aaron González Rodríguez, de 46 años, pasó desapercibida para muchos, pero no para los allegados al comerciante.
Denuncia clave: la denuncia de un amigo desveló el misterio
Un amigo de la víctima comenzó a sospechar de la extraña conducta de Sosa cuando recibió respuestas inusuales a través de WhatsApp. Ante la falta de noticias sobre el paradero de González, decidió hacer la denuncia a la policía, lo que dio inicio a una investigación.
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Las autoridades comenzaron a rastrear los movimientos de Sosa a través de las cámaras de seguridad de la zona y el cruce de llamadas telefónicas. Estos datos permitieron confirmar que el empleado estaba mintiendo sobre la desaparición de su jefe.
El portal Vía País informó que, tras la recopilación de pruebas, se ordenaron allanamientos en varios domicilios donde se encontraba la pareja de Sosa. Fue allí cuando la mujer del asesino, sorprendida, declaró que su novio le había confesado el crimen, aunque ella pensó que lo decía bajo los efectos de drogas.
El hallazgo del cuerpo: la intervención de perros rastreadores
El avance en la investigación fue clave cuando, durante un rastrillaje en la casa de González, uno de los perros policías detectó el lugar donde había sido enterrado el cadáver. El momento en el que el perro reaccionó al hallazgo quedó registrado en un video.
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El cuerpo, en avanzado estado de descomposición, coincidía con las características de González. Las autoridades esperan los resultados de la autopsia para determinar la causa exacta de la muerte.