Desde hace seis años que la familia Quinteros trabaja en su casa de comidas en Villa Obrera, Tafí Viejo en Tucumán. Sin embargo, el martes por la noche se encontraron con una situación inesperada. Una llamada el martes por la noche al Deivery Leo (3816216119) marcó un antes y un después.
Un negocio de comidas en Tucumán fue estafada por una joven que pidió comida y se fue sin pagar.
"Primero, llama un chico y pregunta qué tenemos para ofrecer, luego cuelga. Después, una chica pide una promoción de napolitanas y otra de hamburguesas", explicó Karen Quinteros, hija de los dueños.
Una estafa que no se veían venir
El padre de Karen subió a su moto para entregar el pedido cerca de la zona de Lancaster. Al llegar al departamento, fue recibido por una chica que le pidió al repartidor que esperara mientras buscaba el dinero.
Sin embargo, la joven nunca regresó. Tras cinco minutos, un niño de 10 años salió y le dijo que las chicas habían escapado con las cajas. "Nunca imaginé que una madre me hiciera esto", expresó el repartidor al regresar a casa.
La indignación llevó a Karen a escribir una publicación en Facebook: "Hoy lamentablemente nos tocó a nosotros". Karen explicó que no le quedó otra opción más que escrachar a las culpables llevar la denuncia a la comisaría de Tafí Viejo.
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"Mientras tanto, me fijo en el Face y la chica me ruega que la borre a la publicación donde la mencionaba, que ella no era, que la amiga la había invitado. A lo que yo le respondí: ‘Si vos no fuiste, sos cómplice’”, continuó Karen.
La publicación se volvió viral rápidamente y otros residentes alertaron a la familia sobre las historias en Instagram de dos jóvenes presumiendo las cajas de comida robadas.
Karen contó que al llegar a la comisaria, se enteraron que no es la primera vez que ocurría. “A los remiseros los dejan esperando y se meten por el pasillo, a muchos deliverys le hacen lo mismo, y hasta les pagan con billetes falsos. ¿Pero qué hacemos con esto? No hacen nada”, se quejó Karen.
La respuesta de la familia Quinteros
Una mujer que afirmó ser la madre de una de las involucradas contactó a la familia para pagar la mitad de lo robado, aunque no se presentó en la hora acordada.
“Este mediodía me llamó una señora que dice ser la madre de la chica implicada. Me dice que ya no vive con su hija, pero que va a pagar lo que su hija haya consumido. O sea la mitad. La esperábamos hoy a las 3 de la tarde pero no ha aparecido”, manifestó Karen.
La pérdida fue de 16 mil pesos, lo que llevó a la familia a implementar un nuevo sistema de pago con seña para pedidos grandes.
“Cuando sea un pedido grande, vamos a tener que pedir una seña con transferencia y ahí recién le llevamos. Tendremos que fijarnos mejor a quién le llevamos la comida y tener cuidado cuando nos llaman de números privados", lamentó.
"Aquí mi mamá ha quedado enojada con la gente sinvergüenza, pero tenemos que seguir trabajando. No queda otra”, concluyó Karen, quien espera que la comunidad los apoye para superar esta difícil situación y seguir con su negocio de comidas.
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