Rodeado de naturaleza y mucha historia, esta ciudad invita a pasar una escapada de fin de semana único en familia.
A solo 100 kilómetros de CABA, se encuentra San Andrés de Giles, una ciudad llena de atractivos que sorprenden a quienes la visiten. Ideal para una escapada de fin de semana, este destino combina la belleza natural de su paisaje y el legado histórico que invita a desconectarse de la rutina.
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Fundado en 1806, San Andrés de Giles fue testigo del paso del tiempo mientras conserva su encanto colonial. El casco histórico es un punto obligado de visita, con construcciones emblemáticas como el Palacio Municipal, que data de 1910, y la iglesia San Andrés Apóstol, donde se celebró la primera misa en honor al santo patrono de la ciudad. Cada rincón de este lugar evoca historias del pasado, como la Posta Figueroa, que sirvió como punto de encuentro en la época colonial.
Uno de los mayores orgullos de San Andrés de Giles es haber sido el hogar de Héctor Cámpora, expresidente argentino, cuya casa todavía se conserva como un sitio de interés cultural. A su vez, la Casa Méndez resalta por su arquitectura única y detalles que la convierten en una parada imperdible para los aficionados de la historia y el arte.
San Andrés de Giles no solo se destaca por su historia, sino también por la paz que ofrecen sus paisajes rurales. Caminar por sus calles es sumergirse en un entorno donde el aire fresco y el verde de los campos acompañan cada paso.
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La gastronomía en San Andrés de Giles es otro de sus grandes atractivos. Aquí, las pulperías tradicionales se mantienen vivas y ofrecen una experiencia gastronómica auténtica. Dos de las más conocidas, 2 de Mayo y El Viejo Tropezón, invitan a degustar platos típicos de la región, preparados con ingredientes locales y atendidas por lugareños que transmiten la calidez del lugar. Probar un buen asado, acompañado de vinos de la región, es una parada obligatoria para los amantes de la buena comida.
La gastronomía en San Andrés de Giles es otro de sus grandes atractivos. Aquí, las pulperías tradicionales se mantienen vivas y ofrecen una experiencia gastronómica auténtica. Dos de las más conocidas, 2 de Mayo y El Viejo Tropezón, invitan a degustar platos típicos de la región, preparados con ingredientes locales y atendidas por lugareños que transmiten la calidez del lugar. Probar un buen asado, acompañado de vinos de la región, es una parada obligatoria para los amantes de la buena comida.
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