menu
search
Sociedad Solidaridad |

Solidaridad: Luisina Crespo, una cordobesa que hace cinco años despliega su vocación humanitaria en África

La joven es oriunda de Canals y desde chica sintió la necesidad de involucrarse para ayudar a los demás. En 2010 viajó por primera vez a África y decidió convertir el ser misionera en su forma de vida. "Esto me da sentido y me hace feliz", confiesa.

Luisina Crespo es cordobesa, tiene 35 años y hace cinco que vive en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, donde lleva adelante una tarea social y humanitaria de acompañamiento a niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres a través de la ONG Creer en Ellas, que integra junto a otras cinco mujeres argentinas y españolas. Desde pequeña, Luisina estuvo involucrada en proyectos solidarios y afirma, sin medias tintas, que esa tarea social es su vocación y se ha convertido en su proyecto de vida: “Estar al servicio, brindarme a otros, es lo que me hace feliz”, confiesa en entrevista con Creo, en la primera mañana de AIRE.

Oriunda de la localidad de Canals, siendo adolescente colaboraba en un comedor comunitario en el que además se brindaba apoyo escolar. Al finalizar la secundaria, se mudó a la ciudad de Córdoba para seguir una carrera y se cruzó con un grupo de misioneros claretianos que desarrollaba distintas actividades en los barrios de la Docta y asistía a personas en situación de calle. También participó de cruzadas solidarias en el norte y sur del país, asistiendo a comunidades postergadas.

El momento bisagra de su historia llegó en 2010, cuando visitó África como voluntaria por primera vez y sintió que allí estaba su llamado. A partir de ese momento hizo todo lo necesario para convertir la misión en su forma de vida y en 2017 volvió a África, pero esta vez para quedarse: “Vine con un proyecto de vida personal como misionera y voluntaria. Cuando llegué, llegué a un orfanato que alberga a unos 500 niñas y niñas a hacer un poco de todo, ponerme al servicio. Pero después de varios años de trabajar en el orfanato, sobre todo con las mujercitas y adolescentes, fui descubriendo situaciones que les sucedían particularmente por ser mujeres, entonces me surgió la inquietud de qué se podía hacer para ayudarlas a estar un poquito mejor”, recuerda durante la entrevista con José Curiotto.

Es de Córdoba y ayuda a las mujeres del Congo a estudiar

Fue así que empezó a diseñar un proyecto para acompañar a las adolescentes y jóvenes en la reinserción social, ya que a los 18 años deben abandonar el orfanato: “No tienen donde ir y la sociedad congolesa es bastante difícil y violenta como para enfrentarla sin herramientas”, advierte Luisina y explica que “la idea es acompañarlas en la reinserción social, dándoles un apoyo psicológico y la posibilidad de estudiar, como para que tengan herramientas a la hora de salir a la vida”.

“Mucha gente me dice ‘estás allá en el Congo, ¡qué sacrificio!’ pero para mí no es un dolor estar acá. Es lo que me hace feliz y lo que le da sentido a mi vida; sino, no lo estaría haciendo, nadie me obliga. Siento que esta es mi vocación”, aclara, con la misma calidez en la voz con la que día a día se comunica con los niños, niñas y adolescentes que acompaña.

La familia de Luisina permanece en Córdoba y aunque al principio les costó un poco aceptar la decisión que la joven había tomado, con el correr del tiempo, al ver lo feliz que está en África realizando su vocación, entendieron que la elección fue la correcta y se convirtieron en su principal “pilar y sostén”, tal como ella los define.

Embed

La entrevistada contó que la congoleña es una cultura muy ancestral en la que aún persiste la creencia arraigada y casi absoluta de que la mujer es inferior al hombre. “El hombre todavía paga una dote a la familia de la mujer para casarse con ella, es decir que de alguna manera la está comprando, y después del casamiento pasa a ser de su propiedad y el hombre decide todo sobre la vida de la mujer. También hay mucha violencia física y sexual al interior de los matrimonios y las familias. Aunque la modernidad ayuda aunque las cosas lentamente vayan cambiando, esas creencias aún están muy sostenidas”, detalla.

La desigualdad socioeconómica habitualmente es un factor de doble exclusión para las mujeres, y el Congo no es la excepción: “Si bien hay mujeres que van ganando más terreno y conquistando algunos derechos, también es cierto que pertenecen a una clase social que tiene otro poder adquisitivo y las pone en un rango con otras posibilidades. Las que viven en contextos más vulnerables, están mucho más desamparadas a la hora de rebelarse. Por eso lo importante es hacerlas fuertes y acompañarlas para que no estén solas”, advierte Luisina.

Embed

“Al principio ni siquiera ellas mismas pueden reconocer el valor y el poder que tienen. Es un trabajo largo y continuo de motivación y autovaloración. Una vez que ellas se ven capaces, empiezan a caminar de otra manera y a tener consciencia de que el mundo es diferente”, destaca. De allí el lema que identifica a la ONG: "Cree en ellas y serán capaces de todo".

La cordobesa cuenta que trata de visitar su país de origen al menos una vez al año “por salud mental y para recargar energías”. “Con la pandemia estuve casi dos años y medio sin ir y fue muy duro, muy difícil y muy estresante”, lamenta. Y confiesa que de Argentina lo que más valora es el espíritu solidario y comunitario de la población, algo que no es tan fácil de encontrar en otros lugares del mundo, marcados mucho más fuerte por el individualismo.

Embed

La ONG Creer en Ellas se sostiene gracias al trabajo voluntario de sus integrantes -Luisina incluso invirtió todos sus ahorros al principio de la experiencia- y al aporte económico que hacen personas particulares. No cuentan con el patrocinio de ninguna empresa ni organismo estatal ni oficial, por lo que reunir cada mes los fondos necesarios para seguir sosteniendo las actividades que desarrollan en Kinshasa es un desafío gigante. A través de su sitio web, comparten cuáles son las diferentes formas de colaborar para que esta iniciativa, que cambia y salva la vida de tantas mujeres en uno de los países más pobres del mundo, pueda seguir adelante.

Temas