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Sociedad Masculinidad | violencia de género |

Qué hacer con los hombres que ejercen violencias: transformar es mucho mejor que castigar

Más allá de la sanción penal prevista para situaciones extremas, la necesidad de prevenir y erradicar la violencia machista implica un trabajo de responsabilización de los varones, para que puedan mantener vínculos de otra índole una vez que se reinsertan. La cárcel, por su lógica patriarcal, es promotora de esas masculinidades violentas que deben ser cambiadas.

La visibilidad de la violencia machista puso de manifiesto un nuevo desafío: ¿qué hacer con los hombres que ejercen violencias? La sanción penal alcanza a las formas más extremas, pero en la mayor parte de los casos, en algún momento, habrá un después del castigo. Si la única respuesta es punitiva, no habrá transformación. “La cárcel no hace más que reproducir estas cofradías de varones, la supervivencia a costa de la fuerza, por el ordenamiento de los cuerpos y cómo se distribuyen los poderes ahí, no resulta efectivo porque reproduce los mismos mandatos que intenta interpelar”, expresó Ignacio Rodríguez, coordinador del espacio de reflexión para varones que ejercen violencia en la Municipalidad de Rosario.

Este espacio, creado en 2015, fue jerarquizado en la actual gestión municipal en el marco de un programa de Masculinidades. No se trata solo de actuar sobre varones que ya ejercieron violencia, sino también de revisar las formas de la masculinidad, para prevenirlas. “La pregunta sobre si se puede transformar un varón que ejerce violencia siempre es difícil de contestar. No se puede generalizar, pero creo que llegamos al umbral mínimo de generar un espacio donde los varones puedan poner en palabras sus emociones, sus situaciones y su trayectoria de vida. Si uno genera un espacio para que los varones puedan hablar de esto, empieza a romper los mandatos de invulnerabilidad, fortaleza e indiferencia a los propios padeceres”, expresa el psicólogo, que apunta a brindar a quienes participan de este espacio grupal “otras opciones y alternativas a la hora de resolver los conflictos”.

Ignacio Rodríguez Instituto Masculinidades Rosario
Ignacio Rodríguez es licenciado en Psicología (UBA) e integrante del Instituto Masculinidades y Cambio Social, con sede en la ciudad de Rosario.

Ignacio Rodríguez es licenciado en Psicología (UBA) e integrante del Instituto Masculinidades y Cambio Social, con sede en la ciudad de Rosario.

No es mágico, pero la experiencia les demuestra que “si hay una reincidencia tiene que ver con haber faltado al dispositivo, o haber violado una restricción de acercamiento, pero no con nuevos hechos de violencia”. El reingreso del 20 por ciento es por haber violado la regla de conducta judicial que implicaba asistir al espacio de varones, donde hay una instancia de trabajo grupal. En cuanto a quienes volvieron a ejercer violencia, consideró que habrán sido “dos o tres de los 300 atendidos en los últimos tres años”.

El especialista afirmó: "Yo no me animo a proponer una relación de causa-efecto, porque habrá casos en los que están motivados por el temor a una nueva sanción, pero sí planteo cómo medimos el cambio en los varones: en que dejen de ser violentos y encuentren otras maneras de resolver los conflictos, que entiendan que hay ciertas relaciones de poder que generan un vínculo desigual”.

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Si bien al principio solo tenían estructura para aceptar a quienes eran derivados por el Poder Judicial, hoy reciben a varones que llegan de forma espontánea y también a quienes son derivados por otras instituciones. La palabra es la herramienta fundamental para que esos hombres puedan revisar lo hecho y generar otros vínculos. Los límites son precisos: no trabajan con femicidas ni personas que hayan ejercido violencia sexual. Se trata de prevenir antes de llegar a extremos irreversibles.

El último informe del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”, que dirige la Casa del Encuentro reveló que desde el 1° de enero al 31 de octubre de 2022 se produjeron 247 femicidios, 7 trans/travesticidios y 16 femicidios vinculados de varones. El 51 por ciento de los agresores eran parejas o exparejas.

Antes de eso, hay otros tipos de violencias. La Encuesta de Prevalencia de Violencia contra las Mujeres realizada por el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación en conjunto con la Iniciativa Spotlight determinó que el 45 por ciento cerca de la mitad de las mujeres encuestadas que están o han estado en pareja, atravesaron algún tipo de violencia de género -ya sea de parte de su actual pareja y/o una anterior- en el ámbito doméstico. El tipo de violencia más frecuente es la psicológica, con un 42%. Asimismo, el 23% de las mujeres indica haber vivido episodios de violencia económica y patrimonial, el 23% violencia física y una proporción menor (18%) declara haber atravesado situaciones de violencia sexual por parte de su pareja actual o expareja a lo largo de sus vidas. Este estudio abarcó a 12.152 mujeres de entre 18 y 65 años de edad residentes en hogares particulares de 25 aglomerados urbanos de 12 provincias.

Violencia de genero
Durante el 2022 se produjeron 247 femicidios, 7 trans/travesticidios y 16 femicidios vinculados de varones en la Argentina, según un informe del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”.

Durante el 2022 se produjeron 247 femicidios, 7 trans/travesticidios y 16 femicidios vinculados de varones en la Argentina, según un informe del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”.

Está claro que una situación tan extendida solo puede enfrentarse a partir de un cambio cultural. Sin una revisión profunda de las masculinidades, la violencia se mantendrá. ¿Qué quiere decir esto? Los varones son socializados para medir sus fuerzas, demostrar potencia, ocultar las emociones y dominar. Así se relacionan, también, con sus parejas.

La experiencia de Rosario fue inspiración para un proyecto de ley presentado por la diputada provincial Mónica Peralta, que propone la creación de crear “cinco centros de abordaje para varones que ejercen violencia, cada centro estará territorialmente ubicado en cada región de la Provincia, integrados por profesionales de la abogacía, psicología, psiquiatría, asistentes sociales, antropólogos y médicos toxicológicos, que acompañarán a varones que se incorporen de forma voluntaria o sean derivados por resolución judicial”.

El proyecto obtuvo media sanción la semana pasada. La propuesta es que estos dispositivos estén a cargo de la provincia, distribuidos en las cinco regiones que corresponden a las circunscripciones judiciales. “Necesitamos tener muchas políticas preventivas, mucho abordaje directo tanto hacia las mujeres como hacia los varones, programas de trabajo con los jóvenes, con las adolescencias y recursos destinados a garantizarles a las mujeres que puedan salir de estos círculos que nunca se terminan”, consideró la legisladora.

Desde el Ministerio de Igualdad, Género y Diversidad de la provincia recuerdan que el programa de Masculinidades por la Igualdad ya está creado, por decreto 1851. “Dentro de este programa, uno de los objetivos prioritarios es la promoción de la creación de espacios de trabajo grupal con varones que ejercieron violencia. En el marco ese programa están la formación de multiplicadores y multiplicadoras, que este año hicimos con Santa Fe Más, Justicia Penal Juvenil, con 160 municipios y comunas, así como la realización de las rondas de varones que venimos haciendo en todo el territorio provincial, entre otras”, planteó Luciano Fabbri, que es el Secretario de Formación y Capacitación para la Igualdad.

La provincia apuesta a que cada municipio y comuna cuente con su espacio de trabajo con hombres que ejercen violencia. “En el primer nivel de atención, que son los municipios y comunas, es una de las prioridades. En el marco de ese objetivo, en agosto, iniciamos un proceso de formación con nueve municipios y una comuna, cada uno de ellos seleccionó a tres profesionales que participan hasta este mes de diciembre en un proceso de formación de supervisión y de acompañamiento. Cada equipo elaboró proyectos institucionales para su localidad”, planteó Fabbri.

¿Qué busca este trabajo? el especialista explicó que es un proceso de reconocimiento del ejercicio de esas violencias y por lo tanto, de responsabilización, de reparación y de no reincidencia. Si uno considera que, en general, los varones que ejercen la violencia no registran ni reconocen que lo hacen, y además suelen victimizarse, cuando son criticados o denunciados, ante el ejercicio de esas violencias, la falta de trabajo con ellos hace que muchas veces, ante la denuncia, se recrudezca esa hostilidad o esa agresión. Ahí es necesario tener un sistema de evaluación de riesgos y de derivación rápida, con equipos profesionales que puedan alojar ese enojo, ese malestar de ese varón y generar el encuadre para que pueda empezar a reconocer la violencia ejercida, que también tiene que ver con su propia biografía con su historia de vida, con sus trayectorias, de las cuales posiblemente nunca haya hablado. La generación de esos espacios tiene que ver con esa perspectiva psico-socio-educativa del trabajo grupal con varones, a través de la problematización de la relación entre violencia, masculinidad y género.