En el monte Colletto Fava, a 1600 metros sobre el nivel del mar, aún puede distinguirse la silueta de un conejo de peluche de 60 metros de largo. El Hase, más conocido como Conejo Rosa, fue instalado a los pies de los Alpes en Piamonte por un grupo de artistas vieneses llamados Gelitin (según el New York Times, cuatro amigos que se conocieron en un campamento de verano en 1978).
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El muñeco se encuentra en el monte de Colletto Fava, en la región de Piamonte, Italia. Si bien por la posición en que yace en el suelo, Hase parece que fue tirado de un avión o haber caído del suelo, eso es tan solo un mito. La historia del conejo de peluche nace cuando cuatro amigos que se conocieron en un campamento de verano. Tenían 30 años cuando el proyecto de Hase fue puesto en marcha.
El enorme conejo relleno de paja dominaba una estación de esquícerca de la ciudad de Cúneo. Sus creadores habían probado a hacer modelos de otras criaturas, como osos, pitufos y pingüinos, pero acabaron decantándose por un conejo (una liebre, en realidad) porque sus orejas planas servirían de rampa para que los visitantes pudieran conquistar fácilmente sus seis metros de altura.
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La escultura era blanda, como un auténtico peluche, pero intencionadamente aterradora. Por las costuras se le escapaban el corazón, el hígado y los intestinos, un anticipo de lo que le iba a ocurrir tras unos años a la intemperie. Aunque se esperaba que la escultura biodegradable durase hasta 2025 (veinte años en total), el conejo ya se había descompuesto casi por completo en 2016.