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Desinformación, violencia y discursos de odio en los Juegos Olímpicos: lo que salió a la luz tras la polémica con la boxeadora argelina

Imane Khelif, la boxeadora argelina que derrotó a la italiana en pocos segundos, se vio envuelta en una polémica de fake news y desinformación que habilitó una escalada de discursos violentos y discriminatorios. La responsabilidad de los medios de comunicación y un mea culpa.

“Pusieron a boxear a Imane Khelif (un tipo) contra una mujer. La minita abandonó a los 45 segundos (...)”. “La ideología de género y el feminismo hicieron que sea ‘deporte olímpico’ y no un delito, que un hombre le pegue a una mujer”. “Lógica progre: cuando un hombre se disfraza de mujer puede destrozarla a golpes en evento oficial (...)”.

Estos y otros miles de comentarios circularon por las redes, algunos de usuarios anónimos, otros de personas detrás de identidades falsas, y muchos otros –como el propio presidente Javier Milei– se sumaron para descalificar a los movimientos feministas y progresistas.

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Imane Khelif, la boxeadora argelina de 25 años, quedó envuelta en una polémica sin sentido en medio de su participación en los Juegos Olímpicos.

Imane Khelif, la boxeadora argelina de 25 años, quedó envuelta en una polémica sin sentido en medio de su participación en los Juegos Olímpicos.

“Poner la dignidad de la persona en el centro”

Una de las primeras noticias que circuló fue que Imane era una mujer trans, cuando en realidad la argelina es una mujer cis género. Inmediatamente, se dio a conocer que había sido expulsada del Mundial de 2023 por no cumplir con los parámetros que fijó la Asociación Internacional de Boxeo y se cuestionó si debía haber participado o no de los Juegos Olímpicos pese a haber sido avalada por el Comité Olímpico Internacional (COI) para competir en París.

Lo cierto es que muchos de estos discursos que circularon durante días en los medios y en las redes sociales incitaron –una vez más– al odio, a la violencia y a la exclusión de la diversidad y lo diferente.

Mariángeles Guerrero, integrante del movimiento feminista y periodista santafesina, puso el eje en la responsabilidad de lo que se está comunicando y la forma en que se hace, especialmente de los medios de comunicación. “Independientemente de si hubiera sido una persona trans o no, me parece que es fundamental poner la dignidad de la persona en el centro. Porque quizás, por tener la noticia del día, terminamos replicando discursos violentos y excluyentes”.

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Guerrero insistió en que lo que sucedió alrededor de esa noticia fue que además de hacer sentir mal a una persona, esos discursos también impactan y hacen sentir vulnerables a otras que se encuentran en la misma situación. “Pienso en la cantidad de mujeres, niñas, disidencias y niñes trans que hoy están intentando forjar su historia de vida y más aún si quieren dedicarse al deporte. Ven todo esto y dicen ‘bueno, yo no voy a poder estar en una Olimpiada porque me van a estigmatizar’”, reflexionó.

En relación a los miles de comentarios y posteos en redes sociales violentos, discriminatorios y despectivos, la periodista señaló: “Cuánto nos falta como sociedad para generar discursos que no sean tan nocivos pensando en las próximas generaciones, en las infancias, en las personas adolescentes que hoy están conociendo sus cuerpos, forjando sus identidades, formándose como personas y encuentran que hay un mundo tan hostil para la diversidad”.

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Imane Khelif, la boxeadora argelina de 25 años, quedó envuelta en una polémica sin sentido en medio de su participación en los Juegos Olímpicos.

Imane Khelif, la boxeadora argelina de 25 años, quedó envuelta en una polémica sin sentido en medio de su participación en los Juegos Olímpicos.

Y en este sentido se preguntó: “¿Cuál es el límite? ¿Quién dice qué es una mujer y quién dice qué es un varón cuando hay tanta diversidad corporal e identitaria que no se encasilla necesariamente en ese binomio varón-mujer que nos inculcaron culturalmente? Nos falta mucho como sociedad”.

Sobre lo que sucedió con la boxeadora Imane Khelif, Guerrero expresó que “con la excusa de que fue una discusión deportiva, se terminan vulnerando un montón de derechos y violentando a una persona, a su entorno, a su familia, al equipo que la acompaña y a las deportistas que quizás pudieron sentirse identificadas con ella. Porque en ese momento vieron que no es posible ser parte del mundo de las Olimpiadas si no se cumple con determinados estándares biológicos relativos al género”.

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Cuando la violencia y la discriminación quedan invisibilizadas

Pamela Rocchi, referente del colectivo trans de Santa Fe, también reflexionó sobre lo ocurrido con la boxeadora argelina y los discursos en los medios de comunicación. “Me parece que lo que quedó claro es cómo se invisibiliza la violencia y la discriminación constante contra las mujeres, las personas negras y las integrantes del colectivo LGBTI+”, expresó la activista.

“Porque cuando plantemos la discriminación, la desigualdad y la violencia –agregó– nos acusan de delirar una ‘ideología’ como si estas cosas en realidad no sucedieran o que solo sean producto de nuestra imaginación o persecuta. Concretamente, en este caso, en el deporte, vemos la arbitrariedad y cómo a las mujeres y personas LGBTI+ se nos exige el doble para disputar espacios”.

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Imane Khelif, la boxeadora argelina de 25 años, quedó envuelta en una polémica sin sentido en medio de su participación en los Juegos Olímpicos.

Imane Khelif, la boxeadora argelina de 25 años, quedó envuelta en una polémica sin sentido en medio de su participación en los Juegos Olímpicos.

Rocchi se refirió también a esta “prueba de género” que se les hace a mujeres y varones. “Eso es clave, cuando no nos atacan con argumentos biológicos, religiosos o moralistas, aparece esto: no se trata tanto de ‘ser’ sino de aparentar, de demostrarlo. De acuerdo a los roles de género, a esas representaciones y estereotipos es que se juzga lo que está bien, lo que está mal, lo permitido, lo prohibido y desde ahí las actitudes sociales. Este es el peso que cargamos la personas LGBTI+ sobre nuestras espaldas”, concluyó.