¿Hay que pedir permiso a la pareja para salir? ¿Está bien que te diga con quién salir y con quién no? ¿Le tengo que compartir la clave de mis redes sociales? En la adolescencia, se empiezan a establecer vínculos amorosos entre personas y lo cierto es que hay distintos tipos de construcción de estas relaciones. Cuando se detectan determinadas señales o las llamadas “red flags” (banderas rojas) en un noviazgo hay alternativas para evitar el aumento de la violencia que -en el peor de los casos- puede terminar en un femicidio.
Una relación sana se construye todos los días, a partir del diálogo, el respeto mutuo y la confianza.
El politólogo y especialista en la temática, Javier Juárez, explicó cuáles son los síntomas, las características y las señales que uno debiera atender para prevenir un noviazgo violento.
Lo hace junto a otros especialistas en charlas dirigidas a adolescentes en el marco de la ley provincial N° 14.147 que establece el 10 de mayo como el Día de la Prevención y Visibilización de la violencia en el noviazgo. En esa fecha -de 2015- Chiara Paéz fue asesinada por su pareja en la localidad de Rufino y el caso dio origen y sentó las bases del movimiento “Ni una Menos”.
“El control del celular y de redes sociales, el control de horarios o de la vestimenta, son elementos que de alguna manera van moldeando una relación en términos asimétricos. En estos noviazgos, se va gestando un proceso de violencia que si se desatiende puede ir a mayores y terminar en violencia física”, explicó el especialista.
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En este sentido, indicó que “en este tipo de vínculos, lo primero que se presenta es la violencia psicológica y en general se tiende a hablar de relaciones tóxicas cuando se están presentando rasgos violentos. En realidad, son situaciones de violencia que un poco están encubiertas por la idea de cariño, amor o cuidado, y que luego tienen consecuencias no deseables en la práctica cotidiana de la pareja”.
Lo cierto es que si esto no se soluciona a través del diálogo, “se naturalizan los comportamientos y dan lugar a una segunda fase en la que pueden aparecer alguna o más formas de violencia como insultos, agresiones físicas, empujones, amenazas de suicidio o el contacto sexual forzado -que es la violación dentro de la pareja- y que muchas veces se invisibiliza porque justamente hay un vínculo de noviazgo”.
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“Y luego –siguió- aparece lo que nosotros llamamos el tercer elemento que compone el ciclo de la violencia”. “Después de esta crisis viene un pedido de disculpas, un arrepentimiento, una justificación de la conducta violenta. Entonces en general en las parejas, existe una creencia de que todo va a volver a ser como antes”, indicó.
El arrepentimiento, dice Juárez, es un factor clave e interesante para analizar: “En una situación de violencia, puede haber manipulación, pero también un arrepentimiento sincero de la persona que agrede, y en general la víctima le cree, pero la forma en que se ha ido construyendo la relación a lo largo del tiempo entre las partes involucradas, probablemente haga que sea muy difícil que la relación vuelva a ser como en un principio".
Por lo cual es importante no solo identificar los rasgos violentos, sino poner en cuestión la idea de que el amor todo lo puede, y saber que un noviazgo sano se construye a partir de la igualdad, el respeto y el diálogo.
Por qué se habla de un espiral de violencia
El especialista comentó que "hablamos de ciclo, porque nos referimos a patrón de conducta repetitivo que mediante etapas lleva a una espiral de violencia incremental, que si no se frena a tiempo puede tener consecuencias graves en una relación, incluso terminar en un femicidio”, alertó.
“Es muy importante identificar las fases de este ciclo de violencia: en una primera instancia aparecen elementos de violencia psicológica, son aquellos que asociamos a las relaciones ‘tóxicas’, como los celos, que te prohíba salir con amistades o te controle horarios. En un segundo momento, se produce la fase de crisis o conflicto agudo en la relación, donde aparecen instancias de violencia física como empujones o golpes. Y en un tercer momento suele producirse un pedido de disculpas, un arrepentimiento”.
Y se habla de patrón porque, con diferentes intensidades, es una problemática que atraviesa a toda la sociedad en su conjunto, independientemente del estrato social.
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“Este patrón se va institucionalizando en las relaciones violentas –siguió- y en las charlas ponemos mucho énfasis en el proceso de construcción social que lo sustenta, en donde los roles que socialmente se han ido estipulando alrededor de mujeres o varones cumplen un papel relevante. Hay características que se siguen asociando a las mujeres y a los varones y muchas veces impiden que se construya una relación sana. Siguen apareciendo estereotipos de que el varón tiene que ser fuerte, activo, quizás más introvertido o poco dialoguista y una mujer es más sentimental, más pasiva, más prudente, más romántica, más extrovertida”.
Cómo se construyen relaciones sanas
El especialista se refirió a la importancia de una comunicación asertiva dentro de las parejas, ya que muchas veces, si esto no sucede, “es muy probable que las incomodidades que pueden existir en cualquier noviazgo, no se solucionen, y den lugar a un proceso de acumulación de tensión donde muy sutilmente, pero de forma incremental, comienzan a manifestarse estos elementos violentos de índole psicológica y pueden desencadenar todo el ciclo de la violencia”.
Por último, Juárez expresó la necesidad de que -si se advierten los elementos antes mencionados- se pueda poner fin a la relación y pedir ayuda, ya sea al entorno cercano, como a profesionales. “Pero si uno lo detecta antes, puede evitar que se inicie el ciclo. Lo importante es saber que una relación sana se construye todos los días, a partir del diálogo, el respeto mutuo, la confianza, así como mediante la autonomía y estableciendo límites cuando es necesario”, concluyó.
Día de la Prevención y Visibilización de la violencia en el noviazgo
Cabe destacar que la ley provincial N° 14.147 que establece el 10 de mayo como el Día de la Prevención y Visibilización de la violencia en el noviazgo es de autoría del diputado provincial Sergio “Checho” Basile y la diputada Georgina Orciani.
Javier Juárez, es licenciado en Ciencia Política y Diplomado en Sexualidades, Derechos y Diversidad y forma parte del equipo que da las charlas de concientización.
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