Rosita tiene 69 años, es una pequeña productora ganadera y vivió toda su vida en la localidad de Fortín Olmos. Sin embargo, no recuerda haber pasado por una situación de sequía extrema como la que atravesó el norte provincial en los últimos años. La mayoría de sus animales adultos murieron y los pocos que le quedan aún no tienen el pasto suficiente para alimentarse.
"Teníamos más de 80 vacas, pero sufrimos mucho la sequía. Solo nos quedó el ganado más chico porque el adulto se murió casi todo. Tampoco puedo calcular cuánto me quedó porque todavía hay varios que están en estado de mucha carencia de alimento porque no tienen. No sabemos cuánto va a demorar en crecer el pasto", aseguró la mujer en diálogo con el equipo de AIRE en el norte provincial.
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A esta situación de escasez de alimento se le agregó que los forrajes escalaron a precios muy altos y muchos vecinos dependieron de la ayuda que brindan asociaciones independientes. “Es muy difícil alimentar porque están todos muy caros los forrajes. Solamente pudimos recibir una ayuda de una señora que organiza a los productores”, sostuvo.
Sin embargo, no solo faltó el pasto para los animales, sino también el agua. “La napa había bajado muchísimo y ni siquiera la bomba sacaba agua. Gracias a Dios llovió un poco estos últimos días”, indicó Rosita.
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Las lluvias que se registraron durante los últimos días en el norte provincial trajo alivio a Rosita y todos aquellos que viven de sus animales como ella. Sin embargo, esperan que no sea en grandes cantidades porque eso también puede ser perjudicial.
Llegó un poquito de alivio, muy poquitito, pero estamos felices igual. Igual, esperamos que no llueva mucho de golpe, porque vamos a volver a estar sin pasto. El agua lo puede tapar. Que llueva así, de a poquito”, concluyó.
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