La profundización de la crisis y la incertidumbre generalizada sobre el futuro de la economía no solo impactan en la actividad privada, sino también en la toma de decisiones a nivel Estatal. En este contexto y a pedido de las empresas constructoras, durante las últimas semanas se produjo un lógico freno en el avance de licitaciones de obras públicas tanto en la Municipalidad de Santa Fe, como en el Gobierno de la Provincia.
La ministra de Infraestructura, Silvina Frana, reconoció "existen obras ralentizadas" y otras que, si bien ya fueron licitadas, "se posterga el inicio de la ejecución de proyectos" hasta que exista un contexto de mayor estabilidad.
Entre los proyectos que ya están concluidos y que el Gobierno tiene en carpeta para ser licitado, aparece una obra clave para garantizar la seguridad de San José del Rincón y de gran parte de Colastiné Norte frente a potenciales crecidas de los ríos: el Terraplén Garello presenta un desmoronamiento a lo largo de más de 40 metros, lo que generó preocupación en los actuales funcionarios del Ministerio de Obras Pública de la Provincia desde el momento en que asumieron en sus cargos.
Se trata de un punto particularmente vulnerable del anillo de defensas, ya que en ese lugar el río Colastiné impacta de lleno contra el terraplén y produce un constante efecto erosivo.
El secretario de Recursos Hídricos de la Provincia de Santa Fe, Roberto Gioria; y el subsecretario de Estudios y Proyectos del Ministerio de Infraestructura, Jorge Collins, reconocieron que es una zona de riesgo y que, si se produjera alguna filtración en este punto del anillo defensivo, podría inundarse toda el área.
En 2008, se reforzó este punto de las defensas con la construcción de un tablestacado -un muro con bloques de hormigón- y se colocó una "manta geotestil" que debía proteger el terraplén sobre la margen del río Colastiné. Básicamente, se trata de una tela resistente que protege de la erosión a los taludes de tierra.
Sin embargo, los funcionarios explicaron que esta manta -una protección flexible- debía extenderse hasta el punto más profundo del río, pero por razones presupuestarias en aquel momento terminó abarcando una superficie menor. Esta situación favoreció un rápido proceso de erosión fluvial en este punto de la defensa.
Además, hubo deficiencias en la protección de las uniones entre el terraplén -el muro de tierra- y las vigas del tablestacado, por lo que el agua de lluvia comenzó a filtrarse desde el sector superior del anillo. Por este motivo, se sumó el efecto de un proceso avanzado de erosión pluvial que también debilitó la estructura.
Ya en 2009 comienzan a detectarse los primeros inconvenientes en este punto de la defensa del Garello, hasta que entre 2014 y 2015 se produjo el desmoronamiento del paredón de protección a lo largo de más de 40 metros, un proceso que se fue agravando ante cada crecida del río.
Existe otro factor que termina impactando sobre el anillo defensivo en esta zona: a pocos metros del área desmoronada, funciona una de las tomas de agua cruda de ASSA: "Esta situación genera vórtices y remolinos en el río, lo que hace más vulnerable el sector. La presencia del caño de la toma de agua produce mayor inestabilidad en la zona", explicó Collins. Por este motivo, ya se trabaja en un proyecto para trasladar la toma de agua unos 200 metros hacia el norte.
Los primeros trabajos para hacer frente a potenciales crecidas
Frente a estas circunstancias y ante el riesgo evidente de inundaciones en caso de crecidas de los ríos, cuando las actuales autoridades del Ministerio de Infraestructura de la Provincia asumieron en sus cargos decidieron emprender rápidamente una obra tendiente a fortalecer el anillo defensivo en este punto, hasta tanto se completaran los proyectos definitivos.
"Se hizo un trabajo de ensanchamiento del terraplén. Le dimos más volumen. Ensanchamos aproximadamente 10 metros la corona del anillo defensivo, colocando tierra a lo largo de aproximadamente 150 metros", explicó Gioria. "Si venía una crecida, teníamos un cuerpo suficientemente estable como para que resistiera", añadió Collins.
Ahora, el proyecto final está concluido y a la espera de ser licitado. El presupuesto total para esta obra hasta fines del año pasado oscilaba en los 1.000 millones de pesos, pero las turbulencias de la economía del país elevó los costos estimados a unos 2.000 millones de pesos, según los cálculos actuales de las autoridades del área.
¿En qué consisten las obras para reforzar el Terraplén Garello?
El proyecto que espera ser licitado abarca distintos aspectos para fortalecer las defensas en este punto crítico.
Una de las tareas esenciales será dragar la margen izquierda del río Colastiné, exactamente frente a la zona del desmoronamiento del tablestacado. "De esta manera el río hará un giro menos abrupto en ese lugar e impactará con menos fuerza sobre la defensa. Esto disminuirá el esfuerzo de los materiales para contener el agua", indicó Collins.
La arena extraída sobre la margen izquierda del río será utilizada para reforzar los taludes que se encuentran a lo largo de la margen derecha y que protegen a San José del Rincón y a Colastiné Norte.
Luego, se colocará una nueva manta textil a lo largo de más de 200 metros sobre la defensa, que llegará hasta el punto más profundo del río Colastiné.
El tercer aspecto de esta obra es la construcción de "una pantalla" de hormigón, que se levantará unos cinco metros antes del actual tablestacado. Se trata de muro construido con pilotes de hormigón armado que tienen cerca de 20 metros de largo y 80 centímetros de diámetro, que serán enterrados unos junto a otros en la zona más crítica de la defensa, a lo largo de 100 metros, aproximadamente.
Gioria y Collins explicaron que se eligió este método para reconstruir la zona desmoronada del Terraplén Garello porque existen empresas con experiencia en la región, con la capacidad necesaria para llevar adelante la obra.
El sistema de defensas de Santa Fe consiste en anillos de terraplenes, por lo que cualquier falla en un punto determinado del sistema pone en jaque a toda la zona protegida frente a la posibilidad de ingreso del agua del río.
Una situación dramática que se produjo durante la trágica inundación de 2003, cuando el Salado atravesó un punto sin terminar en las defensas del oeste y se encontró con un anillo defensivo que no permitió el natural escurrimiento de las aguas. Las consecuencias de esta conjunción de factores produjeron uno de los momentos más difíciles de la historia de la ciudad.
Un dato clave: cualquier asentamiento de viviendas en la zona de los terraplenes imposibilitará que se realicen las obras proyectadas para reconstruir el área desmoronada del Terraplén Garello. Según relevamientos oficiales, será necesario reubicar al menos a 14 familias. Una situación irregular que se extiende sobre gran parte de los anillos defensivos del Gran Santa Fe.
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