El secretario General de la Municipalidad de Santa Fe, Mariano Granato, confirmó este jueves por AIRE que la ciudad consiguió financiamiento de Nación para ejecutar las obras complementarias del desagüe Espora. Los trabajos reducirán el riesgo hídrico en los barrios del norte y beneficiarán a unos 150.000 vecinos de la ciudad.
Además, el funcionario municipal adelantó que es inminente el inicio de los trabajos correspondientes a la segunda etapa de las obras en el Camino Viejo a Esperanza. La información surgió luego de que el Gobierno nacional aprobara el financiamiento para ambas ejecuciones, a partir de las gestiones llevadas adelante por el municipio santafesino.
Según explicó Granato, que estuvo acompañado por la secretaria de Infraestructura Silvina Serra, las tareas se basarán en proyectos elaborados por la Municipalidad. Para el caso del desagüe Espora, se trata de una obra hidráulica que conectará ese conducto con el reservorio Nº5 a través de un nuevo caño que se construirá en el Camino Viejo a Esperanza, desde calle Estanislao Zeballos hasta su descarga en el reservorio de calle Estado de Israel.
El presupuesto para las obras complementarias del desagüe Espora estimado ronda los 400 millones de pesos y los trabajos se extenderán por un lapso de cinco meses. En tanto, la segunda etapa del Camino Viejo a Esperanza implica un desembolso superior a los 1.000 millones de pesos pero el proceso licitatorio aún no se inició, debido a que el financiamiento se confirmó recientemente. Esta obra consistirá en el entubado del desagüe que permita mejorar del escurrimiento del agua en los excedentes pluviales.
A esto se agregarán trabajos de ripiado y cordón-cuneta en un tendido de 1.500 metros, desde calle Larrea hasta el reservorio de la Estación de Bombeo N° 5. Por la complejidad de las tareas, el plazo de ejecución será de poco más de dos años.
En diálogo con Ahora Vengo, Serra aseguró que este conjunto de tareas reducirán el riesgo hídrico en toda la Cuenca Flores, que tiene una superficie de 887 hectáreas y alrededor de 150.000 vecinos. En ese sentido, comunicó que los barrios beneficiados son Transporte, Belgrano, Pompeya, San José, Las Flores, 21 de Octubre, San Martin, Scarafía, El Tránsito, Juana Azurduy, Juventud del Norte, Santo Domingo y Las Lomas.
Incluso, mencionó que cuando se iniciaron las conversaciones con Nación para solicitar los fondos, se indicó la importancia de ejecutar ambos trabajos de manera urgente, para garantizar el buen funcionamiento del conducto Espora y la descarga hacia el Reservorio Nº5, sobre la traza de calle Menchaca.
Del mismo modo, se explicó que el colector actual es un canal a cielo abierto, padece continuas obstrucciones devenidas de la acumulación de basura y presenta muchas dificultades para la limpieza, por su profundidad. Todo ello constituye un riesgo hídrico para un sector muy amplio de la zona noroeste de la ciudad de Santa Fe.
Resolver un problema de fondo
Una de las premisas, a la hora de ejecutar obras hidráulicas, fija que las mismas deben hacerse desde aguas abajo hacia aguas arriba para garantizar la eficiencia de la conducción y el ahorro de fallas. En la cuenca Flores, los conductos de orientación este-oeste no respetan este principio, ya que los canales excavados ubicados en los barrios periféricos (aguas abajo), reciben el caudal de zonas de mejor calidad urbana (aguas arriba) con drenaje entubado. Por ello, los canales requieren un mantenimiento continuo para garantizar la descarga.
Y, ante la posibilidad de que el colector principal Espora no funcione según lo proyectado si no se garantiza la continuidad del escurrimiento hacia el reservorio, las obras que propone el Municipio aparecen como fundamentales. Sobre todo, teniendo en cuenta que el éxito de las mismas, depende del mantenimiento del canal Camino Viejo a Esperanza.
Actualmente, durante una tormenta, el canal recibe los aportes de los colectores Larrea, Ayacucho y Guanella, limitando el drenaje y extendiendo los tiempos de retardo. Otra complicación se suma al analizar el material que compone el zanjón: se trata de taludes empinados e inestables que sufren constantes desmoronamientos y erosiones con las lluvias. Esto provoca un progresivo ensanchamiento del canal, perjudicando el paso por Camino Viejo, único corredor que une a los barrios del área.
Además, podría agregarse el perjuicio que ocasiona la acumulación de basura, volcada en las alcantarillas de cruces, generando taponamientos constantes. Y, por último, el desarrollo urbano informal dio lugar a asentamientos que incrementan el riesgo hídrico, pero también de derrumbe. Todo lo expuesto reduce la capacidad de descarga.
Granato advirtió que hoy, resolver el conjunto de problemáticas requiere de un acondicionamiento constante del espacio, con maquinaria específica para esa tarea, lo cual vuelve al mantenimiento inviable. No obstante, mencionó la importancia de lograr una solución definitiva, “ya que el cordón noroeste de la ciudad evidencia el crecimiento de los asentamientos informales. Y, ante el déficit habitacional existente, se vuelve urgente ejecutar estas obras de infraestructura que aporten a mejorar la situación ambiental, urbano-habitacional y social”.
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