A modo de homenaje, Luis Mino compartió un extracto de la nota que se realizó en el ciclo "Para Conocernos", donde Otilia recordó el momento en que salvó las cenizas de su hija Nilda, asesinada por la dictadura, de la furia del agua del río Salado durante la inundación de 2003.
Con sus propias palabras, la histórica referente de los derechos humanos contó que aquel 28 de abril de 2003 no creía que su casa de Santa Rosa de Lima, donde vivía hacía más de 60 años, se iba a inundar.
"Mi hijo vino el lunes a la noche a buscarme y le dije que no me iba a ir porque no se iba a inundar", contó Otilia durante la entrevista que se realizó un año después de aquel trágico momento para Santa Fe.
Y agregó: "El martes el agua estaba entrando a la plaza, entonces me sacó. Me puse la cartera y salí con lo puesto. Pensaba que volvía a la tarde y volví a los dos meses".
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Otilia Acuña junto a su hijo Alejandro Elías.
Maiquel Torcatt / Aire Digital
En su casa, la furia del río Salado irrumpió como en todas. Y Otilia no sabía qué había pasado con sus cosas. Pero solo pensaba en una: la urna con las cenizas de Nilda.
"La inundación no se la llevó", confirmó Otilia. La urna permaneció abajo del agua al resguardo de una caja. Solo tuvo que cambiar la urna, y fue lo que hizo con los primeros pesos que recibió tras la tragedia. "No me importaba la cama, el ropero, yo quería tener la urna de mi hija", dijo.
Otilia Acuña, una luchadora incansable por los derechos humanos
Otilia fue la primera Madre que declaró en un juicio de lesa humanidad en Santa Fe, en 2014, a los 92 años. Fue el 9 de mayo de ese año y abrió la segunda audiencia ante el Tribunal Oral que juzgó a Víctor Brusa y a tres policías por el "fusilamiento" de su hija, Nilda Elías de Silva, en su casa del barrio Santa Rosa de Lima, donde vivía con sus tres nietos, el más chiquito de cuatro meses que quedó protegido debajo una cama. Era el 11 de abril de 1977.
"A mi hija no la fueron a buscar, la fueron a matar", dijo. "Lo que me pasó a mí no se lo puedo desear ni a mi peor enemigo, porque que te maten una hija delante tuyo es un dolor muy grande", expresó frente a los jueces.
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Maiquel Torcatt / Aire Digital
Nilda era docente, militante social y política; su esposo Luis Ismael Silva, fue desaparecido en noviembre de 1976, tras ser secuestrado en Buenos Aires. Silva era un alto dirigente del Movimiento Villero Peronista y militante de la organización Montoneros, al igual que Nilda, su esposa.
Tras el asesinato de su hija Nilda, Otilia quedó a cargo de sus nietos: Marcelo de 6 años, Valeria de 3 y Nicolás de 4 meses.Valeria es militante de la agrupación HIJOS de la capital provincial.