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Santa Fe Río Salado | Santa Fe | Inundación del río Salado

El Salado, la historia reciente del río que se consideraba muerto y arrasó Santa Fe

Entre 1950 y 1970 se llegó a debatir si el río agonizaba. Con la vuelta de un ciclo húmedo, en 1973 una crecida derrumbó un pedazo del puente de la autopista y tres décadas más tarde un tercio de la ciudad colapsó con una inundación histórica.

A finales de los 60’, un ingeniero decía que el Salado era un río muerto. La anécdota la recuerdan algunos técnicos que trabajaron en lo que ahora es la Secretaría de Recursos Hídricos de Santa Fe. En ese momento se apilaban 20 años de mediciones de caudales en su gran mayoría bajos -entre 1952 y 1970- y la cuenca parecía dormida, más allá de algunos repuntes puntuales.

El Salado estaba lejos de extinguirse y despertó de su siesta en junio de 1973, con una crecida que superó los 7 metros. El río destrozó el nuevísimo puente de la recién estrenada autopista Santa Fe -Rosario, que quedó cortada durante años.

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“El Salado no agonizaba. En realidad tiene ciclos”, le explicó a AIRE Ricardo Giacosa, investigador del Instituto Nacional del Agua (INA) y exfuncionario del área hídrica de la provincia. A principios de los 70’ se activó un ciclo húmedo que provocó crecidas muy importantes en el Salado y también en el río Paraná que golpearon duro a Santa Fe, un triángulo irregular de ladrillos y cemento que está justo en medio de la cuenca de dos ríos. Y con un agravante: el crecimiento de la ciudad invadió los dos valles de inundación.

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El río Salado tiene dos tipos de crecidas y el escenario más grave se da cuando se superponen. “La primera se caracteriza por una progresión más lenta pero persistente en el tiempo”, recordó Gustavo Ferreira, a cargo del área de prevención hídrica de la Secretaría de Recursos Hídricos de Santa Fe.

Se refiere a cuando los Bajos Submeridionales se cargan de lluvia en el norte de Santa Fe y la llevan al Salado por el sistema del arroyo Golondrina y el río Calchaquí. En diciembre y enero de 2019, el norte santafesino enfrentó este escenario hídrico, con graves inundaciones que afectaron a Pozo Borrado, Villa Minetti y Santa Margarita. El agua fue escurriendo lentamente hacia el Salado y durante meses el nivel estuvo alto en toda la red de alerta del río, pero sin complicar a la capital provincial.

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Esta mapa, que es interesante para comprender la dinámica en la cuenca del Salado, forma parte de un estudio que realizaron Ricardo Giacosa, Carlos Paoli y Dora Sosa.

Esta mapa, que es interesante para comprender la dinámica en la cuenca del Salado, forma parte de un estudio que realizaron Ricardo Giacosa, Carlos Paoli y Dora Sosa.

El segundo tipo de crecida está mucho más cerca y tiene en el arroyo Cululú el principal termómetro. “Cuando se acumulan precipitaciones muy significativas en esa cuenca también se genera un repunte en el Salado a la altura de Esperanza, Recreo y Santa Fe”, precisó Ferreira.

La coyuntura de mayor riesgo se da cuando se combinan estas dos crecidas, porque “los bajos” están cargados de lluvia -y mantienen alto el Salado- y a la ecuación se suma el agua de las cuencas de los arroyos Cululú, San Antonio, Las Conchas y el Pantanoso. Cuando esto pasa, la crecida viene por autopista y puede llegar muy rápido.

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El arroyo Calchaquí a la altura de la laguna El Palmar, unos 35 kilómetros al oeste de Margarita.

El arroyo Calchaquí a la altura de la laguna El Palmar, unos 35 kilómetros al oeste de Margarita.

El análisis de la cuenca del Salado hay que sumar una variable. “El 60% del agua que llega a Santa Fe y Santo Tomé viene de los bajos”, advirtió Giacossa. El río Salado nace en Salta y atraviesa Santiago del Estero, pero cuando ingresa a Santa Fe -a la altura de Tostado- llega con caudales bajos y recién se reactiva con el ingreso del agua que traen de los bajos el sistema de los ríos Golondrina y el Calchaquí. “Por eso un geólogo me decía que habría que cambiarle el nombre al Salado y en el tramo que va de los bajos a Santa Fe decirle río Calchaquí”, recordó Giacosa.

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El tramo santafesino de la cuenca del río Salado.

El tramo santafesino de la cuenca del río Salado.

El Salado avisó

La crecida de 1973, con un pico de 7,06 metros en junio (en el puente de la ruta 70), fue importante porque demostró que el puente de la autopista debía ser más ancho. Se construyó con una “luz” de unos 150 metros y no aguantó el embate del río cuando se agranda.

La lección no se aprendió y lo reconstruyeron prácticamente con la misma “luz” . Por eso se convirtió en un embudo que agravó la inundación de 2003, que también se comió uno de los costados del puente en la orilla en la que está la zona de countries de Santo Tomé. “Y eso que hay dos puentes cerca que son mucho más anchos, lo que implica que hay ingenieros que analizaron este tema con otra perspectiva hídrica”, planteó Giacosa.

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La crecida del Salado inundó un tercio de la ciudad de Santa Fe y provocó la evacuación de más de 120.000 personas.

La crecida del Salado inundó un tercio de la ciudad de Santa Fe y provocó la evacuación de más de 120.000 personas.

El especialista está pensando en los 1.320 metros de ancho que tiene el Puente Carretero, que se inauguró en 1939 y también en el puente del Ferrocarril Mitre, que cruza el valle del Salado con "una luz" mucho más generosa.

La crecida de 1998, que la provocó un año “Niño” muy intenso, también demostró que la obra de la Circunvalación Oeste era vulnerable. Con un pico de 7,01 metros en febrero -también en el puente de la 70-, el agua ingresó por “la brecha” que se dejó en el hipódromo. “Se pudo manejar con bolsas de arena, pero quedó claro que ese lugar era un riesgo”, indicó Giacosa.

El “puente embudo” de la autopista y la “brecha del hipódromo” agravaron el impacto de la histórica crecida del 29 de abril de 2003, cuando el río que algunos daban por muerto llegó a correr a un ritmo de 3.900 metros cúbicos por segundo en el puente de la ruta 70 -cerca de Recreo- y tocó el pico histórico de 7,89 metros, en la inundación más grave que sufrió Santa Fe.

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