Durante los primeros seis meses de 2023, cuatro de cada diez camioneros controlados en las rutas que atraviesan Santa Fe dieron positivos a test de alcoholemia, a pesar de que la Ley Nacional de Tránsito establece desde 1995 que tienen absolutamente prohibido conducir luego de haber ingerido alcohol.
El dato no solo sorprende debido a la cantidad de casos positivos, sino que preocupa a las autoridades porque refleja un agravamiento de la situación con respecto a lo que sucedía en el primer semestre de 2022, cuando la cantidad de test positivos de alcoholemia en camioneros oscilaba en el 25% del total.
Así lo reveló Osvaldo Aymo, subsecretario de Seguridad Vial de la Provincia, en el programa Creo, que conduce José Curiotto cada mañana en AIRE: "En muchos casos estos conductores profesionales llegan a Santa Fe conduciendo desde otras provincias. Lo que nos llama la atención es que en las otras provincias no sean detectados", afirmó.
Lo que sucede con los conductores profesionales difiere con la realidad que reflejan los controles que se realizan en conductores particulares. Entre 2022 y 2023, la cantidad de casos positivos de alcoholemia en conductores particulares disminuyó en Santa Fe: mientras el año pasado fue del 1,9% de los sometidos a controles, en el primer semestre de este año cayó al 1,2%.
"Si no lográs que los conductores sientan que en algún momento los vamos a controlar, la legislación por sí misma no es efectiva. Esto no solo ocurre en Argentina, sino en el resto de los países del mundo", sostuvo Aymo.
¿Faltan controles de alcoholemia en otras provincias?
El funcionario se preguntó por qué los camioneros que ingresan alcoholizados a territorio santafesino no son detectados previamente en otras provincias.
A modo de ejemplo, recordó el caso de un conductor boliviano que transportaba combustible, que es una sustancia peligrosa: "Lo controlamos a la altura de Ceres, por la ruta 34... Entró por Bolivia, pasó por Jujuy, Salta, Santiago del Estero. Tenía 1,78 gramos de alcohol por litro de sangre. Un mes y medio después, la misma persona volvió a pasar con otra licencia y tenía 1,74 gramos de alcohol por litro de sangre".
Según Aymo, existen diferencias marcadas entre lo que implica un conductor particular que maneje luego de haber ingerido alcohol, y un conductor profesional en las mismas circunstancias: "No es lo mismo la potencia o la reacción de un camión o un colectivo, que de un auto". Además, en el caso del conductor particular tiene la posibilidad de detenerse hasta recuperarse de la ingesta de alcohol, pero no ocurre lo mismo, por ejemplo, con un chofer de colectivo.
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