El Ministerio de Salud de la Nación confirmó este martes un caso positivo de sarampión importado de Medio Oriente. Al respecto, en diálogo con AIRE, la infectóloga Andrea Uboldi aseguró que esa condición descarta a Argentina como lugar de origen del virus. Además, la médica recordó que es necesario vacunarse para prevenir el sarampión y la rubéola y avanzar hacia una estrategia de eliminación de esas enfermedades en Latinoamérica.
El 23 de noviembre de 2021 el Ministerio de Salud de la Nación emitió una alerta por el riesgo de reintroducción del sarampión en Argentina. "No existe tratamiento específico para el sarampión, sin embargo, para la prevención se dispone de una vacuna segura y eficaz en el Calendario Nacional de Vacunación de Argentina", se recordó entonces.
Ante la notificación de un caso positivo esta semana, el Ministerio de Salud emitió un alerta epidemiológico e instó a los equipos de salud a intensificar la vigilancia epidemiológica de la enfermedad febril exantemática (EFE), la notificación inmediata y la implementación de acciones de control ante la detección de casos sospechosos para evitar la reintroducción del virus al país.
La Ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzoti, confirmó un caso de sarampión de una residente de la ciudad de Buenos Aires contraído en Medio Oriente y recordó que la baja de coberturas de vacunación en el mundo, a causa de la pandemia, es una situación que pone en riesgo a la población.
Consultada sobre la posibilidad de que este caso genere consecuencias sanitarias, la doctora Andrea Uboldi, médica pediatra e infectóloga, integrante de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn) y exministra de Salud de la provincia de Santa Fe, destacó que por tratarse de un caso importado, queda descartado el hecho de que la Argentina sea el lugar de origen de la infección.
“El hecho de que sea un caso importado cambia totalmente el escenario”, afirmó Uboldi. Se habla de caso importado de sarampión cuando la persona infectada tiene antecedente de viaje; es autóctono cuando no hay posibilidad de que la persona haya salido del país y se lo califica de origen desconocido cuando no se puede vincular con nada. “Pero que sea un caso importado es super importante, porque significa que no es Argentina el origen de la infección”, recalcó la profesional.
Para los países existe lo que se llama el reglamento sanitario internacional, un acuerdo que firman en relación con qué reglamentaciones se pueden tener para ingresar y egresar del país. La única vacuna que está sometida a reglamento sanitario internacional y que puede ser exigida en un país es la de fiebre amarilla, los países admiten (o no), si se tiene o no, la certificación de la vacuna.
Hoy la preocupación pasa por el incremento de casos de sarampión y rubéola, dos enfermedades que están en el marco de una estrategia de eliminación en Latinoamérica. “Todo el tiempo se está ante la amenaza de que alguien que viene de afuera, llegue y no esté vacunado”, destacó Uboldi.
A pesar de que en Argentina en el 2019 se registró un brote de casos de sarampión a raíz del ingreso de extranjeros, el país no cuenta con una política sanitaria que exija la vacuna contra el sarampión. “La amenaza es permanente, porque el universo del mundo globalizado hace que puedas recibir viajeros de distintos lugares”, reiteró la doctora.
Cómo evitar un brote de sarampión
Ante este contexto, Uboldi considera necesario implementar estrategias para evitar un brote de sarampión, algo que implicaría redireccionar una importante cantidad de recursos tanto económicos como humanos.
Para esto recomendó implementar la vigilancia epidemiológica para que todos los integrantes del equipo de salud estén atentos a los síntomas. La otra contrapartida consiste en contar con buenas coberturas de vacunación.
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Para este tipo de enfermedades que se transmiten por vías respiratorias es necesario contar con un porcentaje que ronda el 95% de cobertura. Hoy Argentina decayó y los últimos datos que se dieron a conocer en el 2020 hablan de un 70%, con una relevante caída en el refuerzo del ingreso escolar.
“El gran problema es que frente a un caso que pueda ingresar, la población no está bien protegida. El gran desafío es buscar a todos los casos como si fueran sarampión e insistir en que los niños tengan la vacuna puesta”, advirtió.
Otro de los obstáculos que se analiza es que quienes ingresan sin la vacuna desde el exterior son los adultos jóvenes. “En este grupo se presenta el mismo problema para vacunarlos que se dio con el covid: no tiene percepción de riesgo de la enfermedad”, explicó Uboldi, al mismo tiempo que agregó que los cuadros de sarampión en este grupo no se presentan en formas graves, sino que repercute en mayor grado en los niños menores de un año y en personas inmunocomprometidas. El desafío consiste en captar a las personas que no están vacunadas.
Cuáles son los síntomas
El sarampión es una enfermedad de transmisión respiratoria con un período de incubación que ronda entre los 15 a 18 días y con una transmisibilidad alta y comparable a Ómicron. Se estima que por cada persona infectada pueden darse hasta 16 contagios.
Los síntomas que pueden aparecer son un cuadro febril acompañado de sarpullido. Lo que históricamente se llama triple catarro: la combinación de conjuntivitis, mocos en la nariz y tos; pueden no estar, por esto lo que se busca son personas que tengan fiebre y sarpullido.
“Hay personas que pueden tener algunos de los síntomas, la enfermedad se ha ido modificando en la población por la intervención de la vacuna”, explicó la especialista. La enfermedad no tiene tratamiento antiviral y es un virus que permanece en los ambientes.
Las limitaciones de la vacuna
Las limitaciones de la vacuna son importantes, ya que no todos pueden recibirla y en la actualidad, hay un importante volumen de la población para vacunarse. Entre las limitaciones se destacan los límites de edad y la imposibilidad de aplicarla en personas inmunocomprometidas.
Es una vacuna que no se puede usar en menores de un año, salvo en situaciones de emergencias. Por otro lado, el tope de edad está dado por las epidemias que hubo en la Argentina de sarampión. Los nacidos antes de 1965 tuvieron sarampión salvaje y no necesitan vacunarse por contar con anticuerpos.
“La vacunación es a partir del año hasta nacidos luego de 1965 —explicó la doctora—. El otro tema es que es una vacuna con virus adormecido, por lo tanto, está contraindicada en mujeres embarazadas y en personas con trastornos en las defensas”. Es por esto que los pacientes oncológicos no la pueden recibir, así como tampoco aquellos que se encuentren en tratamiento con corticoides o los trasplantados.
La especialista recalcó que esa población en estas circunstancias y contexto es la que tiene más riesgo, porque no se les puede ofrecer vacuna, ya que el virus puede multiplicarse en el organismo y al tener el sistema de defensas alterado, pueden generar una forma similar al sarampión.
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