El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que se origina por el deterioro de una región del cerebro encargada de producir dopamina, el neurotransmisor que regula los movimientos del cuerpo.
“Deja de secretarse dopamina, que es lo que nos ayuda a facilitar el movimiento y a inhibir otros movimientos innecesarios. Es como que regula la cantidad de movimiento”, detalló Guala en diálogo con Luis Mino en el programa "Ahora Vengo".
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Este déficit provoca una disregulación motora que se traduce en temblores, rigidez muscular, lentitud en los movimientos y dificultades para caminar.
“Cuando queremos ejecutar un movimiento, el procesamiento cerebral está enlentecido. Por eso el paciente camina más lento, piensa más lento y los músculos hacen que el movimiento sea aún más difícil”, explicó el profesional.
Aunque la mayoría de los casos se da en personas mayores de 60 años, existen formas juveniles que pueden manifestarse entre los 30 y 40 años. “Aparecen formas juveniles que desgraciadamente tienen una evolución un poco más tórpida”, advirtió el especialista.
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Maiquel Torcatt / Aire Digital
Primeros síntomas del Parkinson: cuándo consultar al médico
El Dr. Guala indicó que hay signos tempranos que muchas veces pasan desapercibidos o se confunden con otras afecciones:
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Temblor en reposo, especialmente en manos (el típico "cuenta monedas").
Rigidez en brazos o piernas.
Lentitud para caminar o realizar tareas cotidianas.
Apatía, fatiga o cansancio desmedido sin causa aparente.
En etapas más avanzadas: problemas de memoria y alteraciones cognitivas.
“El diagnóstico precoz y el tratamiento ayudan a preservar la independencia y la calidad de vida del paciente el máximo tiempo posible”, aseguró el Dr. Guala.
¿El Parkinson se cura?
Actualmente, no existe una cura para la enfermedad, pero sí tratamientos eficaces para controlar los síntomas y retrasar su progresión.
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Levodopa: el fármaco base desde la década del 60.
Terapias combinadas: con otros medicamentos que regulan mejor la respuesta motora.
Neurorehabilitación: kinesiólogos, fonoaudiólogos y terapistas ocupacionales son fundamentales.
Cirugía de estimulación cerebral profunda: para pacientes que no responden a fármacos.
“No tenemos cura, pero sí tratamiento para enlentecer la progresión (...)Hace 20 años no se pensaba en un paciente con 15 años de evolución de Parkinson. Hoy tenemos muchos que lo logran con buena calidad de vida”, destacó.
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Maiquel Torcatt / Aire Digital
Parkinson vs. Parkinsonismos: ¿cuál es la diferencia?
Los parkinsonismos son un conjunto de enfermedades que comparten síntomas similares al Parkinson, pero tienen causas y tratamientos distintos. “Ahí está la experticia del médico para hacer los diagnósticos diferenciales, porque tienen evoluciones distintas y algunos son mucho más invalidantes a corto plazo”, explicó.
Incluso algunos medicamentos pueden desencadenar temblores similares. “Uno de los tipos de parkinsonismos se llama parkinsonismo medicamentoso. Hay fármacos para la presión o el estómago que pueden generarlo como efecto adverso”, detalló.
¿Cómo impacta el Parkinson en la calidad de vida?
El deterioro motor y cognitivo afecta profundamente la autonomía del paciente. Con el tiempo, muchas personas necesitan asistencia para tareas básicas como alimentarse o higienizarse. “Los pacientes empiezan a estar muy dependientes, muy imposibilitados para realizar hasta la higiene personal”, indicó.
Además, el Dr. Guala destacó que el impacto también es emocional y psicológico. “Todas las enfermedades crónicas deben tener acompañamiento psicológico. El paciente debe enfrentarse a una enfermedad que no se va a ir, y necesita sentirse contenido”, subrayó.
“El tratamiento debe ser integral. No es solo una pastilla, sino el trabajo en equipo: médico, kinesiólogo, fonoaudiólogo, psicólogo. Todo suma para que el paciente mantenga su autonomía el mayor tiempo posible”, concluyó.