“De un día para el otro el presidente le dio el poder a las Fuerzas Armadas y nadie puede salir ni entrar a Perú”, contaron desde Cusco, Milagros Romano y Sofía Mordet, dos argentinas que están encerradas en una habitación de un hotel y hace más de 10 días esperan para ser repatriadas. Todavía, no recibieron respuestas oficiales del gobierno peruano ni del argentino.
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Las jóvenes de 23 años llegaron al país andina el 13 de marzo para pasar sus vacaciones allí hasta el 24 de marzo. “El lunes 16 anunciaron que cerraban las fronteras a las 24 pero al mediodía el aeropuerto ya estaba cerrado”, relataron las argentinas a Aire Digital. Al igual que en Argentina, en el país se restringió desde ese momento la circulación de todos los ciudadanos, que sólo pueden salir para comprar medicamentos o alimentos. Sin embargo, las autoridades en Perú están más exigentes: a la calle se puede salir sólo de a uno, con barbijo y el toque de queda comienza a las 20 y termina a las 5.
“Cuando nos enteramos que el aeropuerto de Lima había cerrado y a muchos extranjeros los echaban de las instalaciones, decidimos quedarnos en Cusco donde tenemos alojamiento seguro y la situación epidemiológica está mejor porque no hay casos”, explicaron las jóvenes. “Además, nos enteramos que algunos argentinos fueron a la Plaza de Armas para ver si podían viajar a Lima y casi se los llevan presos”, relataron y agregaron que "hay una privación de la libertad importante".
Las autoridades en Perú son exigentes: a la calle se puede salir sólo de a uno, con barbijo y el toque de queda comienza a las 20 y termina a las 5.
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Desde que se enteraron del aislamiento obligatorio y las restricciones de circulación internas, Milagros y Sofía se comunicaron con Cancillería Argentina, que aún no pudo darles respuestas ni ayudarlas a llegar a Lima. “A todos los argentinos nos recomendaron no salir y parar en dos hoteles: Milhouse y Casa Andina, que pertenecen a argentinos”, indicaron.
“El gobierno peruano está siendo muy riguroso y no piensa en la situación de los extranjeros”, sostuvieron las jóvenes, que señalaron: “Esto es como una dictadura”. Narraron que “la policía circula en autos particulares para ‘atrapar’ gente. Nos contaron que entraron a hostels para detener a ciudadanos y revisaron los equipajes”. Sin embargo, Milagros y Sofia también afirmaron que las medidas exageradas son “entendibles en algún punto”, porque “el sistema de salud de Perú es muy precario. Si la pandemia se desata en el país, sería un desastre”.
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A la espera de respuestas oficiales y de ser repatriadas, la argentinas ya pasaron más de 10 días encerradas y hace uno que deberían haber vuelto a sus hogares. El domingo, antes del cierre de las fronteras, lograron visitar las ruinas de Machu Picchu, pero pensaban pasar sus próximos días de descanso en la playa. Como la vida de todos, el coronavirus truncó los deseos y planes de las jóvenes que, a diferencia de muchos turistas, pudieron mantenerse resguardadas y sanas en un país ajeno. “La situación es muy hostil, pero vamos a seguir esperando y en algún momento vamos a volver a casa”, expresaron las argentinas.
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