Los momentos más difíciles de los últimos dos años y los objetivos que vienen, desde la mirada del ministro de Seguridad de Santa Fe, Pablo Cococcioni.
El Gobierno de Santa Fe da por terminada la etapa de emergencia en materia de Seguridad, luego de haber reducido los niveles de violencia extrema en las principales ciudades.
Los momentos más complejos y críticos de la gestión de seguridad en la provincia de Santa Fe durante los dos últimos años tienen nombres y apellidos: Marcos Daloia (colectivero), Héctor Raúl Figueroa (taxista), Bruno Nicolás Bussanich (empleado de una estación de servicio) y Diego Alejandro Celentano (taxista); todos ellos asesinados durante el fatídico marzo de 2024 en la ciudad de Rosario.
Así lo reconoció el ministro provincial del área, Pablo Cococcioni: "En marzo de 2024 vivimos en Rosario el período de mayor gravedad, con la seguidilla de homicidios de personas inocentes".
"Fueron momentos muy terribles, pero también fue cuando se produjo un quiebre, que terminó de aglutinar los apoyos institucionales, con un mensaje claramente unificado desde todos los estamentos del Estado y también de la sociedad frente al delito", remarcó.
A dos años de aquel convulsionado inicio de la gestión de Maximiliano Pullaro en materia de seguridad, las estadísticas vislumbran una realidad más alentadora: entre 2023 y 2024, la cantidad de homicidios en toda la provincia se redujo un 63% en promedio, con una baja cercana al 70% en Rosario y del 56% en el departamento La Capital.
Según adelantó Cococcioni, este año "se mantendrá la tendencia a la baja, aunque con un incremento en el número de homicidios por cuestiones interpersonales".
Con estadísticas que reflejan cierta estabilidad en las situaciones de violencia extrema en los principales conglomerados urbanos de la provincia (Rosario y Santa Fe), Cococcioni se refirió a lo que viene durante los dos años que restan a la actual gestión de gobierno.
- ¿Cuáles son los cinco objetivos centrales en materia de seguridad para 2026 y 2027 en la provincia de Santa Fe?
- ¿La idea es extender geográficamente el alcance del sistema del 911?
- El 911 es una herramienta. Empezamos con 60% de cobertura de la población y ahora alcanzamos al 72%. La idea es llegar al 80% de la población en los próximos dos años.
Pero en cuanto al territorio, el 911 cubre aproximadamente la mitad de la provincia. En esta segunda etapa, vamos a poder enfocarnos en qué modelo implementar en ciudades y pueblos alejados de los recursos tecnológicos que hoy nos permiten gestionar Santa Fe y Rosario
Para los pueblos, habrá programas de seguridad con una policía de proximidad.
Y para caminos y rutas de acceso a la provincia, ya contamos con una guardia provincial que suma personal civil para que se encargue del control de la siniestralidad.
Esto permitirá que los policías trabajen en la prevención del narcotráfico, del contrabando, de la trata de personas; que son delitos interprovinciales.
Se nos están abriendo nuevas misiones, que ahora podemos enfrentar porque logramos cierta estabilización en los niveles de violencia en las ciudades más importantes. Ahora vamos a poder diversificar nuestras misiones.
- Marzo de 2024 fue el momento más crítico en materia de seguridad y, a su vez, un quiebre que aglutinó a distintos sectores contra el delito: ¿Cuáles son estos sectores?
- Me refiero al Gobierno de la Nación, a la Municipalidad de Rosario y al Gobierno provincial. Pero también a los distintos poderes dentro de la provincia de Santa Fe.
La Fiscalía General del Ministerio Público de la Acusación tomó el tema y se avanzó hacia la intervención de la Unidad Regional 2 de la Policía.
Equipos de fiscales comenzaron a trabajar junto a nuestros investigadores.
El Poder Judicial también actuó muy bien: no se dictaron medidas cautelares que dieran margen de atenuación de castigos a nadie que cometiera delito. La respuesta del Estado en su conjunto fue muy contundente frente al delito organizado.
El Estado federal en su conjunto y los distintos poderes de la Provincia actuaron de manera firme.
También hubo un mensaje claro desde los medios de comunicación y desde la política: nadie de la oposición salió a cuestionar la línea de trabajo, nadie aprovechó para hacer leña del árbol caído. Hubo mucho apoyo transversal de todos los sectores.
- Antes de aquel marzo fatídico, desde el Gobierno de Santa Fe se difundieron videos al 'estilo Bukele' (Nayib Bukele, presidente de El Salvador). Luego llegaron los homicidios y cambió la política de comunicación. ¿Evaluaron lo sucedido?
- Ese fue un tema que, en su momento, analizamos seriamente. Porque fue lo primero que se cuestionó cuando ocurrieron aquellos homicidios. Y surgió la pregunta si habían sido en respuesta a las fotos y videos.
Pero las investigaciones terminaron demostrando que los homicidios fueron en respuesta a las medidas carcelarias que veníamos tomando y que comenzaron a gestarse mucho antes de esa estrategia comunicacional. Lo que detonó la agresión hacia el Estado y la población fueron las medidas en sí.
Dicho esto, entendemos que hay momentos en los que es necesaria determinada estrategia de comunicación. Era necesario que todos entendieran que se endurecía el régimen penitenciario, y que iba en serio.
Nosotros planteamos los cambios muy rápido, porque no había margen de tiempo. La ciudadanía esperaba respuestas inmediatas, que generaran una base de legitimidad a cambios más profundos.
Estoy convencido de que la comunicación, dejando en claro que se endurecía el régimen penitenciario, fue indispensable. Y no lo digo por una cuestión de marketing, sino para dar un mensaje político muy claro y fuerte.
En su momento mucha gente tenía dudas sobre el endurecimiento del régimen, y se preguntaba hasta cuándo íbamos a aguantar con esa situación frente a los presos de alto perfil.
Por eso me parece importante que el Estado haya plasmado comunicacionalmente que pese era el rumbo y que de ahí no nos movíamos. Todo tuvo un sentido político muy fuerte.
La política de seguridad no estaba sujeta a negociaciones, y todos lo entendieron.
- ¿Cuáles fueron los principales logros en materia de seguridad durante la primera mitad de la gestión?
- Durante el primer año bajaron un 63% los homicidios. Y en 2025 entiendo que se mantiene la tendencia a la baja, con un pequeño incremento de homicidios por problemas interpersonales.
Tal vez la implementación de los dispositivos duales para prevenir violencia de género contribuya a reducir estos números de muertes.
En Rosario, la caída de homicidios fue del 70%, y en Santa Fe capital llegó al 56%.
Mucho se habló de Rosario, pero históricamente la ciudad más violenta fue Santa Fe. Como dato, me parece aún más llamativo lo que sucedió en la ciudad capital.
- ¿Alguna explicación frente a la baja de homicidios en la ciudad de Santa Fe?
- Puede ser opinable, pero los números dicen que cuando llegamos el 911 tenía 9 móviles operativos en las calles, y hoy tenemos 82 en la ciudad de Santa Fe. En Rosario, pasamos de 20 móviles, a 205.
El tiempo de respuesta del 911 era de 18 minutos promedio, y hoy estamos en 6,45 minutos en las dos principales ciudades.
Otro dato importante es el rendimiento del sistema investigativo penal.
Durante los cuatro años de la gestión anterior, se sumaba en promedio 1,4 persona en las cárceles por día. Y en la gestión actual, la población carcelaria aumenta con un promedio de 3,2 nuevos detenidos cada 24 horas.
Son más de nuevos 90 presos por mes en la provincia. Por eso, habíamos planificado un programa para construir 5.000 nuevas plazas carcelarias durante la gestión, y debimos llevarlo a más de 7.000 plazas.
Durante los dos años que vienen, estaremos inaugurando lugares de alojamiento de presos prácticamente cada dos o tres meses.
- ¿Por qué decidieron terminar con el estado de emergencia en Seguridad provincial, que permitía agilizar la puesta en marcha de ciertas decisiones?
- Cuando llegamos, no había recursos. Por eso pedimos esta herramienta extraordinaria a la Legislatura provincial.
Pero 2 años después, ya contamos con una planificación interanual, ya podemos armar licitaciones, cumplir con los procesos administrativos.
Ahora ya no podemos hablar de la herencia recibida, ya no estamos en la situación acuciante de hace 2 años.
La baja en los niveles de violencia es un factor central para tomar esta decisión. Logramos la estabilización en esta primera etapa de la gestión.
Ahora seguimos con otra etapa, pero ya en el marco de una planificación, no en emergencia. No se puede vivir como bombero... Entramos en una etapa de consolidación, en la que el Estado funciona con normalidad.
Lo que sí mantendremos, es el régimen excepcional que nos permite reincorporar personal retirado de las fuerzas policiales, porque llevará mucho tiempo solucionar el problema de la falta de recurso humano.
En estos momentos tenemos áreas enteras cubiertas con personal reincorporado, como por ejemplo custodias de hospitales o servicios policiales específicos, para que el resto de los policías puedan salir a patrullar las calles.
Sumar efectivos será un proceso que llevará tiempo, porque se necesitan sistemas de reclutamiento, procesos formativos y disposiciones que darán fruto en el mediano y largo plazo.
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