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Política trabajo | Argentina |

Ni el amor ni el odio: lo que mueve el mundo es el trabajo informal

En el mundo hay 2.000 millones de trabajadores informales. Es el 61% de toda la fuerza laboral. En Argentina son más de 10 millones. ¿Qué es la Gig Economy?

Una de las transformaciones con escaso registro en el discurso y las políticas públicas impulsadas por las agendas progresistas de todo el mundo es la del mercado del trabajo, antes formalizado y donde predominaban relaciones bajo patrón o dependencia, que consecuentemente eran fuente de ingresos regulares de los sistemas solidarios de jubilaciones y pensiones. Con volúmenes de informalidad que en países desarrollados promedian el 25% del PBI y en los emergentes hasta un 40%, suscribimos el título de la nota: el mundo entendido como mercado global de producción y consumos, se mueve gracias a los oficios informalizados, no al amor como sugerían con diferentes grados de rigor Albert Einstein, Mahatma Gandhi, el prolífico productor de bests sellers de terror Stephen King y hasta Sri Sri Ravi Shankar. Sobre el poder aglutinante y exorcizante de la culpa del odio ya hemos escrito en estas columnas.

El hecho es que ya no estaríamos hablando de una crisis transicional sino de un mercado laboral, de condiciones de empleabilidad capitalistas que llegaron para quedarse por muchos años. Y allí donde el Foro Económico Mundial ve oportunidades (“la economía informal puede ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible”), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ve un desafío hacia la formalización (“debemos mitigar las consecuencias de la informalidad a través del diálogo social tripartito”).

Y en esta línea la OIT realizará el 23 de abril próximo y en Buenos Aires el VIII Seminario sobre la Economía Informal, liderado por la oficina local de la organización, bajo el lema: “Formalicemos: desafíos del Trabajo Decente para jóvenes y sectores claves en Argentina”. Foco en la juventud pues, como publicáramos ya en enero de éste año en AIRE, 6 de cada 10 argentinos de entre 14 y 24 años trabajan en la informalidad, con condiciones de salud y seguridad precarias y con salarios de pobreza.

El Seminario reúne a técnicos y especialistas del gobierno nacional, de organizaciones empresarias y sindicales y referentes académicos y actores de la sociedad civil. La Directora de la OIT Argentina, la mexicana Sara Luna Camacho, consultada para esta nota manifiesta que “nos honra liderar esta convocatoria, pero tiene una razón muy concreta, la Argentina tiene una tradición muy sólida e histórica del diálogo social tripartito basado en el respeto, entre actores muy diversos y que se conjugan en ámbitos institucionales que se mantienen pese a los cambios en la conducción del Estado”. Agrega que “las normas internacionales ofrecen un marco, un piso y por supuesto que un horizonte para alcanzare el desarrollo con trabajo decente, cada país debe encontrar nuevas y mejores herramientas para ampliar sus sistemas de protección social, enfrentar el desempleo y la pobreza, que también afecta a los y las trabajadoras informales”.

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La especialista en empleo y desarrollo productivo de OIT Argentina, Bárbara Perrot, completa al decir que “la población joven está particulamente afectada por la informalidad y es por eso que dedicamos la primera parte del Seminario a un conversatorio en el que participarán jóvenes de distintos perfiles, no sólo para dialogar sino para encontrar soluciones innovadoras”.

Los sectores económicos apuntados en este VIII Seminario son 3 de los que presentan la mayor cantidad de trabajadores y trabajadoras invisibles para la protección social argentina: la construcción, las tareas de cuidado y limpieza en casas particulares y las labores propias de la industria textil.

En la nota aludida y publicada en enero pasado, mencionábamos dos datos vinculados a éste iniciativa: en la construcción 7 de cada 10 varones carecen de seguridad social (aportes jubilatorios, vacaciones, aguinaldo, cobertura de salud y accidentes, entre otros) y que 8 de cada 10 mujeres argentinas convivían con la misma realidad. Con el agravante de que sufren una “penalidad salarial” que supone ingresos un 40,2% más bajos que los trabajadores registrados, en promedio.

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Según estimaciones del BID sobre el trabajo de reparto en Argentina, el grupo etario juvenil representaba a fines de 2023 más del 30% de los trabajadores.

Según estimaciones del BID sobre el trabajo de reparto en Argentina, el grupo etario juvenil representaba a fines de 2023 más del 30% de los trabajadores.

Así las cosas, sin aportes previsionales, ninguno de los y las trabajadoras mencionadas podrán acceder a una jubilación que no sea -de momento- la Pensión Universal para Adultos Mayores (PUAM), a la que accederán con 65 años, que representa el 80% del haber mínimo jubilatorio, no compatible con el cobro de una pensión por viudez y que requiere “mostrar en regla los papeles de pobre”, como ironizaba Mario Benedetti en el poema musicalizado por Ricard Miralles e interpretado por Joan Manuel Serrat, “Disculpe el señor”.

Lo que está claro es que asumiendo las complejidades de las planificaciones de negocios y las estructuras de costos de los distintos sectores empresarios (grandes, medianos y pequeños), resulta un fenómeno evidente a escala global que las empresas ajustan costos laborales y mejoran la dinámica de empleabilidad contratando trabajadores temporarios, freelancers, consultores advicers y otras etiquetas de mercado novedosas. La tan en boga Gig Economy (economía de conciertos o acuerdos para “pequeños trabajos”), la prestación acotada de servicios bajo demanda, a través de plataformas digitales colaborativas.

Breve, suelto, barato e incierto: lo que el COVID nos legó

Según informes de la bolsa de trabajo digital Linkedin (que refrenda Adecco Group, la plataforma de soluciones de toma de empleo para empresas), en 2023 se estimaba que la Gig Economy generaba un movimiento de capitales equivalentes a los u$s 21.240 millones en todo el mundo, con una proyección de crecimiento de más del 80%, hasta alcanzar un volumen de capital de u$s111.000 millones en 2032.

Previo a la pandemia estas magnitudes eran entre minoritarias y marginales, dependiendo del tipo de servicios del que estemos hablando: transporte de personas y paquetes (para el mercado unos tienen patas y otros no, ambos pueden llevar moños, permítasenos el recreo), reparto a domicilio de mercaderías y cadetería en general, servicios de alojamiento, para el hogar y profesionales de contenidos varios.

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Según el CONICET el 38% de les trabajadores de plataformas son mujeres y personas no binarias, el 75% tienen menos de 30 años y en completa informalidad laboral.

Según el CONICET el 38% de les trabajadores de plataformas son mujeres y personas no binarias, el 75% tienen menos de 30 años y en completa informalidad laboral.

Un estudio del Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (CONICET) fechado en 2022, revelaba que el 38% de los y las trabajadoras de plataformas en Argentina eran mujeres o personas no binarias, así como también en plataformas de venta online, alquiler de espacios o trabajos breves y remotos. Son “agentes libres” (libres de derechos sociales) o “trabajadores gigs” para el mercado, con difícil o imposible acceso al mercado laboral formal -por su condición de género falta de experiencia laboral- y en los segmentos más bajos de ingresos salariales. Pero incluso sobre la cuestión salarial, el relevamiento asegura que más de la mitad de los autoempleados de las economías gig revistan en la categoría “pobreza por ingresos”.

Para 2022, el 44% de los trabajadores independientes eran considerados “agentes activos de las economías colaborativas”, de las cuales obtenían también sus mayores ingresos.

Nota de coyuntura: En Rosario y algunas capitales de provincia, ya se producen escenas de violencia verbal y física, de persecución y caza con daños humanos y materiales, entre Taxistas y conductores Uber, Didi o Cabify, producto de la apuesta al “ordenamiento espontáneo” del mercado y la economía convencional y de plataforma.

Una de las notas salientes del “malentendido cultural y político” de la época, es sin dudas el de la caracterización del mercado laboral, de la sintonía entre las promesas socialmente inclusivas y millones de trabajadores que jamás han conocido los beneficios de la seguridad social e incluso los rechazan bajo influencia de los discursos anti estatistas y anti populistas.

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Con una complejidad en el horizonte cercano que implica a la informalidad laboral pero espanta votos y lectores: la de la insustentabilidad de los regímenes jubilatorios financiados mayoritariamente por aportes y contribuciones patronales (un 60% en el caso argentino y el 40% restante con impuestos asignados). Contribuciones riesgo si persisten los quebrantos industriales, y si los trabajadores en relación de “dependencia moderna” y bajo patrón, terminan representando la mitad o menos que los Monotributistas e independientes, muchos de los cuales son “trabajadores gigs”.

Cómo se jubilarán los jóvenes informales del futuro? Conqué salud física y mental llegarán a la edad del jubileo y cuál será esa edad finamente? ¿Habrá otra definición del amor que el de recompensa material del trabajo? Si cada quien es patrón de sí mismo y se desgasta “libremente” como quiere o puede, ¿qué será “trabajo decente” en 5 o 10 años? Ampliaremos.