Ese dato supera por más de 100 puntos la inflación acumulada en los últimos 11 meses y por más de 180 puntos si tomamos los 10 que más aumentaron. Jubilados por dólares, el cambio que arrasa en la City.
Hacer periodismo es también hacer docencia, se trata (despojado de vanidades y operaciones) de un servicio público. Contestemos dos preguntas básicas en una nota en la que lo que importan son los jubilados, o mejor dicho los medicamentos que consumen nuestros jubilados.
¿Qué es el riesgo país? Es un indicador elaborado por un banco -el JP Morgan- que está asociado a las arquitecturas para fugar divisas y evadir impuestos a escala global; de hecho las diseña, tal como denunciara Hernán Arbizu. Mide el costo extra que pagan los Estados que se empeñan en no ser soberanos por tomar deuda; o mejor dicho la sobretasa (el interés por encima de la media internacional) que debe pagar un bono argentino frente al rendimiento de los títulos que emite el Tesoro de los EE.UU. a diez años.
Y como los Estados nacionales y provinciales colocan deuda para financiarse en forma de títulos y bonos, ese riesgo (que es el de los capitales que hacen plata con plata en nuestro país, no riesgo para les argentines) implica el costo extra que tienen que pagar Milei o Pullaro para endeudarse en los mercados. Es decir, es un riesgo si decidimos financiarnos en los mercados internacionales de crédito.
¿Y qué sería un riesgo país bajo? Actualmente de 500 puntos o menos. Con un ajuste fiscal del 27%, un superávit primario consistente en no pagar deuda interna -centralmente con jubilados y con las provincias- y con más del 70% de los asalariados por debajo de la línea de pobreza, tener menos de 1.000 puntos básicos no debería ser calificado como un éxito y mucho menos histórico.
Vamos con la segunda, íntimamente asociada a la primera y también a los jubilados y pensionados de la Patria.
¿Qué es el superávit fiscal? Es el resultado de restarle a los ingresos de un país y al éxito recaudatorio por impuestos y multas, los gastos que en estas notas llamamos inversión (asistencia social, servicios públicos, salarios).
Si los ingresos son mayores que los egresos habrá superávit fiscal, si es a la inversa habrá déficit; el clásico de la derecha suele graficar esta cuenta simple con el de un hogar planificando ingresos y gastos y rematar diciendo “no se puede gastar más de lo que se tiene”. Otra victoria cultural impuesta con un sofisma, con una mentira que es verdad sólo porque se tienen los instrumentos para imponerla.
Pero además existe el superávit fiscal primario (el que describimos) y el financiero, que es el que resulta de pagar gastos, pero también los servicios de las deudas contraídas. Así aparece otro número que no debería ser motivo de festejo: un déficit real de $131.000 millones a setiembre pasado.
Pero volvamos al eje de la nota: ¿y los medicamentos? ¿Y los jubilados? Lo que sucede justamente es que es gracias al brutal ajuste a los sectores más vulnerables es que se acomoda el riesgo país y se consigue un superávit fiscal primario de $816.447 millones.
En setiembre los ingresos fiscales (mientras se estrena ARCA para recaudar lo menos posible recaudando y fiscalizando la riqueza) cayeron 8,1% interanual, pero cayó todos los meses de la corta era Milei. Para lograr el resultado que catapultó a Luis Caputo como “Finance Minister of The Year”, lo que se hizo fue recortar un 34,8% las prestaciones sociales, entre ellas jubilaciones y pensiones (-23,7%).
Si uno le muestra al JP Morgan que está dispuesto a hambrear a los sectores más vulnerables de la sociedad (niños y ancianos, antes un límite para la mejor condición humana), los tipos te bajan el riesgo país. Y los bonos soberanos serán una fiesta. Y la fantasía de orillar los 600 puntos para volver a tomar deuda parece más cercana, y el endeudamiento sin fin para la República Desunida de los Comoditties también.
Por eso decimos que los jubilados y pensionados son accionistas fundamentales del colonialismo sin fin, que son ellos y los medicamentos que no reciben ni gratis, ni subsidiados los que activan la fe de los acreedores en que les van a pagar cada dólar comprometido, aunque la recaudación caiga todos los meses y las reservas negativas del BCRA (con blanqueo y ajustes contables incluidos) superan los USD 5.000 millones al cierre del viernes pasado.
El último informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), incluye también al Centro de Estudios Políticos para las Personas Mayores (CEPPMA) y a la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria (ALGEC). Y arroja una serie de conclusiones significativas analizando los nueve primeros meses del gobierno de La Libertad Avanza y gobernadores y legisladores aliados.
Primero analicemos los incrementos sufridos por el precio de los medicamentos que consumen nuestros abuelos y abuelas.
¿Las últimas cifras parecen poco? Pero se hicieron sobre un recorte de un tercio de la cobertura que ofrecía PAMI (5 millones de personas, el 60% del total de jubilades), reduciendo 11 moléculas farmacológicas del 100% de cobertura dispuesta por el gobierno anterior. También reciben cinco cajas de medicamentos gratis por mes, cuando hasta la gestión anterior recibían 7.
Los abusivos aumentos del Precio de Venta al Público (PVP) de noviembre y diciembre reflejan, además de las limitaciones del FDT para controlar formadores de precios (6 laboratorios representan el 50% del mercado y 11 el 75% de las ventas), las promesas de campaña de Milei: dolarizar la economía, hacer desaparecer al BCRA y soltar el dólar para que el mercado fije su valor libremente; como así también la tercera devaluación más grande de la historia argentina (118%). Esa que según el presidente se hizo en verano para que la gente “no se diera cuenta”.
Y estos precios impactaron sobre 7 millones de jubilades, cuyos ingresos a setiembre 2024 no volaron en dólares, sino que perdieron 7% en términos reales en promedio, con un bono congelado hasta diciembre que -según CEPA- les hará perder $100.000 hasta diciembre de este año (recortando su valor hasta significar el equivalente a $37.100).
Pero si los PVP aumentaron un 202% en 11 meses (100 puntos más que la inflación acumulada en la era Milei y 16,7% más si agregamos los últimos 2 meses de 2023)), los precios de los medicamentos cubiertos por PAMI -más económicos que los de PVP- acumularon un incremento del 300,6%. Es decir 115,4% por encima de la inflación acumulada en los últimos 11 meses y 119,1% más que la acumula Milei.
Veamos el cuadro elaborado por CEPA que mide las jubilaciones mínimas con y sin bono con el aumento de medicamentos cubiertos por PAMI.
Aquí vemos una caída “sin remedio” de 37,6 puntos porcentuales para las jubilaciones mínimas con bonos y de 41,8% para las que no gozan del mismo. Aunque gozar de una compensación congelada es para unos pocos amantes del frío que produce el deterioro salarial.
Los empresarios? Lejos de ser benefactores sociales, actuaron como capitalistas cabales, aumentaron su rentabilidad un 326,7% interanual en promedio, en el segundo trimestre 2024. Si situaron cómodamente por encima de la inflación en cualquier recorte temporal.
Imposible no concluir que nuestros abuelos recortan tratamientos o directamente no se medican, pues en este país -como augura la profecía del poema “Los Dinosaurios” de Charles Bukowski- está siendo más barato agonizar por enfermedades crónicas o dejarse ir por cuadros terminales que sobrevivir o sanarse.
Temas
Te puede interesar
