El amplio triunfo de Javier Milei en el balotaje presidencial ante Sergio Massa abre una etapa política inédita en la Argentina. Por primera vez en 40 años ininterrumpidos de democracia, un partido sin trayectoria electoral como La Libertad Avanza se impuso en las urnas y ahora deberá afrontar una serie de desafíos urgentes con una caja de herramientas bastante limitada. La incertidumbre es el signo del país que viene.
El programa de gobierno de Milei, alrededor del cual giró toda la campaña electoral, es un compendio de nociones ideológicas de difícil aplicación en el corto plazo. El primer desafío del presidente electo será conciliar ese programa maximalista con los instrumentos concretos de política pública establecidos dentro del sistema democrático y republicano.
Las dos propuestas centrales que llevaron a Milei a la Presidencia –la dolarización y el cierre del Banco Central– encontrarán un límite claro en la legislación vigente y en el diseño constitucional del país. El libertario no tiene los votos necesarios en el Congreso para avanzar hacia esos objetivos. En las tres semanas que restan hasta su asunción, Milei deberá definir un plan realista de gobierno. Recién allí se verá el alcance de las reformas que intentará plasmar en el corto y mediano plazo.
Los cambios de Milei: recorte del gasto, reforma jubilatoria y eliminación de la coparticipación
La plataforma electoral de La Libertad Avanza propone tres etapas de reformas. Para conseguir esos objetivos, el nuevo presidente deberá negociar con los bloques parlamentarios para asegurarse el acompañamiento del Congreso. Solo podrá definir por decreto un puñado de medidas; la gran mayoría requieren de aval legislativo.
La primera etapa del programa de Milei, según se establece en su plataforma electoral, implica un “fuerte recorte del gasto público del Estado y una reforma tributaria que empuje una baja de los impuestos, la flexibilización laboral para la creación de empleos en el sector privado y una apertura unilateral al comercio internacional. Ello acompañado por una reforma financiera que impulse una banca libre y desregulada junto a la libre competencia de divisas”.
Las reformas impositivas y de la legislación laboral no podrán ser aplicadas por decreto. Allí el libertario encontrará una primera limitación política. Mauricio Macri y el ala dura de Juntos por el Cambio acompañarán ese proceso, pero aun así el nuevo presidente deberá conseguir los votos necesarios en el Senado, donde casi no tiene representantes propios y donde el peronismo seguirá siendo el bloque mayoritario.
LEER MÁS ► A partir de ahora, el acuerdo Milei-Macri se convirtió en cuestión de Estado
En una segunda etapa, el plan de Milei buscará imponer “una reforma previsional para recortar el gasto del Estado en jubilaciones y pensiones” además de avanzar hacia “un sistema de capitalización privado”, que en criollo significa el regreso de las AFJP. Esa segunda etapa también implica poner en marcha un programa de retiros voluntarios de empleados públicos para lograr el “achicamiento” del Estado.
La plataforma de Milei indica que “en esta segunda etapa comenzarán a eliminarse de forma progresiva los planes sociales a medida que se generen otros ingresos como consecuencia de la creación de puestos de trabajos en el sector privado” y la anunciada “liquidación” del Banco Central, que el nuevo presidente observa como el principal factor de la inflación.
Si efectivamente Milei avanza con esa segunda etapa de reformas, que implican una poda a las jubilaciones y la eliminación lisa y llana de la ayuda social, el conflicto social no tardará en escalar. El punto de partida es de por sí preocupante: el 40% de la población se encuentra bajo la línea de pobreza y el 10% ni siquiera tiene para comer. Queda por conocer qué tipo de política de contención aplicará el gobierno libertario.
Por último, la tercera etapa del plan de gobierno de Milei incluye “la reforma profunda del sistema de salud con impulso del sistema privado, competitividad libre entre empresas del sector, una reforma del sistema educativo, la ampliación de un sistema de seguridad no invasivo para la población y la eliminación de la coparticipación”.
La privatización de la salud y de la educación –uno de los temas más discutidos durante la campaña– no será posible sin un amplio apoyo del Congreso. Lo mismo ocurre con la idea de Milei de eliminar la coparticipación. La efectiva puesta en marcha de esas políticas provocará en el corto plazo un aumento incalculable de las asimetrías entre las zonas más ricas del país y las más desfavorecidas, algo que ni siquiera ocurrió durante las dictaduras del siglo XX.
Este domingo, en su primer discurso como presidente electo, Milei se comprometió a llevar adelante sus reformas a través del marco institucional vigente y dejó una definición de filosofía liberal (“dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”) a partir de la cual habrá que observar sus movimientos.
LEER MÁS ► Así votó Argentina en el balotaje, provincia por provincia
El próximo Congreso, ante el gobierno de Javier Milei
Desde el 10 diciembre, Unión por la Patria tendrá 32 bancas en el Senado, mientras que Juntos por el Cambio contará con 21 y La Libertad Avanza apenas con ocho. Las 11 bancas restantes corresponden a partidos provinciales. Para conseguir quórum se necesitan 37 votos: aun contando con un apoyo absoluto de Juntos por el Cambio –algo que está en duda, ya que habrá que observar el comportamiento de los senadores de la UCR–, Milei deberá sumar al menos ocho votos más para imponer sus proyectos.
En la Cámara de Diputados, el peronismo seguirá siendo la primera minoría con 108 bancas, mientras que Juntos por el Cambio tendrá 94 y La Libertad Avanza 38. Completarán la nueva composición de la Cámara baja otros 17 legisladores que representan a distintas fuerzas provinciales. También allí el nuevo presidente quedó lejos del quórum y requiere del acompañamiento de Juntos por el Cambio para asegurarse los votos necesarios.
El aval explícito de Macri y de Patricia Bullrich a la candidatura de Milei, tras la primera vuelta del 22 de octubre, es un mensaje al interior de Juntos por el Cambio. Con los resultados puestos, el posicionamiento político de los legisladores en funciones y de los que asumirán en diciembre quedará ordenado por los votos. Queda ver qué resistencias ofrece el Congreso a las reformas de Milei, sobre todo a aquellas que tendrán un impacto directo en las provincias.
Las claves del resultado: por qué ganó Milei, por qué perdió Massa
El candidato de La Libertad Avanza fue el más votado en 21 de las 24 provincias y arrasó en la franja central del país: en Córdoba y Mendoza obtuvo más del 70% de los votos y en Santa Fe y Entre Ríos superó el 60%.
La remontada del libertario respecto de las generales del 22 de octubre se explica en las cifras del balotaje: sumó más de seis millones de nuevos y pintó el mapa del país de color violeta. No solo contuvo los sufragios de Patricia Bullrich, sino que sumó parte de los votos del cordobés Juan Schiaretti y una porción de los nuevos electores que no habían participado en las generales.
LEER MÁS ► Javier Milei: "Hoy comienza la reconstrucción de Argentina"
El peronismo solo ganó en tres provincias: Buenos Aires, Santiago del Estero y Formosa. En las tierras de Axel Kicillof –uno de los pocos dirigentes del PJ que quedó en pie tras el año electoral– también hubo remontada libertaria: Milei sumó más de dos millones de nuevos votos y trepó del 25,7% de octubre al 49,3% del balotaje. Casi un empate técnico en la provincia que define las elecciones.
Con una inflación descontrolada que en pleno proceso electoral superó el 140% anual y el índice de pobreza disparado por encima del 40%, era casi un milagro que el ministro de Economía pudiera triunfar como candidato presidencial.
Las expectativas que generó Milei con su promesa de dolarización no tuvieron contrapeso eficaz en la campaña del oficialismo, que se topó con una dificultad de imposible resolución: ofrecer una esperanza concreta de futuro en la figura del actual responsable de la política económica.
Massa no logró imponer su estrategia de polarizar la elección bajo el eje orden o caos. En las urnas, quedó a la vista que la gente votó cambio contra continuidad. Para el 55% de los argentinos, tuvo más peso más la necesidad de cambiar el rumbo que los fantasmas de caos, desorden y anarquía que fogoneó el oficialismo a través de la “campaña del miedo”.
LEER MÁS ► Massa reconoció la derrota en el balotaje: "Me comuniqué con Javier para felicitarlo"
Al asumir en público su derrota, Massa habló de la convivencia democrática y pidió, sin hacer identificaciones concretas, pero en un claro mensaje al 55% del electorado, que en la etapa que inicia haya “respeto por el que piensa distinto”.
Ese será, a partir de ahora, uno de los desafíos centrales del nuevo gobierno: pacificar a una sociedad dividida que mostró evidentes signos de intolerancia y de violencia a medida que avanzaba el año electoral.
Los otros desafíos fueron los que se discutieron en la campaña: estabilizar la economía y construir gobernabilidad bajo el doble acecho que supone el tutelaje interno de Macri y el externo del Fondo Monetario Internacional. No es poco para un partido político que recién está dando sus primeros pasos.
Te puede interesar