Javier Milei festeja sus primeros dos años con imagen positiva en las encuestas y el imperativo de trasladar los logros macroeconómicos al bolsillo de la gente.
Al cumplir los dos primeros años de su mandato, el presidente Javier Milei tiene motivos para festejar, aunque la Argentina –país complejo si los hay– ha demostrado que los períodos de gracia suelen ser efímeros mientras no se resuelvan los problemas estructurales en el terreno económico.
Ese es el desafío principal que tiene por delante Milei en lo que le resta de su mandato: exhibir gestión y resultados positivos en materia de consumo y empleo, las dos variables más afectadas por el impacto del ajuste fiscal.
Milei ya no podrá escudarse en su debilidad política y parlamentaria a la hora de cumplir con las expectativas que le impusieron las urnas en las últimas elecciones legislativas. Luego de transitar tres meses de derrotas parlamentarias con la sanción de leyes que el presidente luego vetó –con el consiguiente costo político–, el oficialismo logró superar su primer desafío electoral con el 40,6% de los votos.
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Ahora bien, los triunfos robustecen a los oficialismos, pero también imponen mayores responsabilidades. El Gobierno deberá ahora demostrar cintura política para aprobar el paquete de leyes que enviará al Congreso, empezando por el presupuesto 2026. Descuenta que lo logrará con el apoyo de los gobernadores afines.
A manera de balance, los dos primeros años de gestión exhibieron luces y sombras en materia económica.
Un pilar central de su gestión ha sido el logro del superávit fiscal mediante un recorte significativo del gasto público (alrededor del 32% en términos reales). Esto incluyó la parálisis de la obra pública, caída en las transferencias a las provincias, licuación de las jubilaciones y reducción de partidas incluso en áreas sensibles.
Entre ellas, la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS): la revelación de audios atribuidos a su extitular, Diego Spagnuolo, sobre presuntos sobreprecios en medicamentos destinados a las personas con discapacidad fue un golpe durísimo que sufrió el Gobierno a solo dos meses de las elecciones.
Otro logro importante de la gestión de Milei en lo que va de su mandato es la caída de la inflación. En efecto, el índice de precios al consumidor pasó en dos años del 211% anual al 30%; en paralelo, se eliminaron restricciones cambiarias y el riesgo país cayó a un tercio.
El precio del dólar, en tanto, se mantiene estable, aunque la política oficial de mantener un peso fuerte para frenar la inflación ha puesto en jaque la acumulación de reservas internacionales, lo que condiciona al Gobierno a la hora de hacer frente a sus compromisos de deuda.
Mientras la macroeconomía exhibe mejoras, la microeconomía mantiene asignaturas pendientes: muestra de ello es la caída del consumo por la pérdida de poder adquisitivo de las clases medias. No obstante, el gobierno libertario pudo revalidar sus títulos en las últimas elecciones legislativas gracias a una combinación de factores: la crisis crónica de liderazgo que azota al PJ; el salvataje del Tesoro de los Estados Unidos que, a pocos días de los comicios, evitó una corrida cambiaria, y una estrategia electoral que apuntó a polarizar con un kirchnerismo en decadencia.
El ordenamiento de las cuentas públicas se combinó con una clara impronta orientada a favorecer al sector financiero, al campo y a los sectores de la energía y minería, mientras que otras actividades –como la industria, la producción manufacturera, el comercio y la construcción–, se han visto claramente afectados por la apertura de las importaciones y la desregulación económica.
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Esta política comenzó a mostrar sus efectos nocivos con suspensiones y despidos no solo en pymes sino también en empresas medianas y grandes. Según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), desde noviembre de 2023 hasta agosto pasado se redujo la cantidad de empleadores en 19.164 casos, es decir, casi 30 menos por día. Al mismo tiempo, se perdieron 276.624 puestos de trabajo registrados.
Pese a las asignaturas todavía pendientes, después de dos años de gestión, Milei cierra 2025 con una imagen que ronda el 50%, un nivel más alto del que registraron, en la misma instancia de gobierno, Mauricio Macri y Alberto Fernández.
Los adláteres libertarios saben que restan todavía dos años difíciles, pero se muestran confiados. Frente a una oposición dividida y sin liderazgos claros, La Libertad Avanza avizora un horizonte auspicioso y ya apunta hacia su principal objetivo: la reelección de Milei en 2027.
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