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Política Peronismo | Santa Fe | Omar Perotti

El peronismo de Santa Fe y la contienda que trasciende a un partido

Ninguno de los tres grandes sectores políticos de Santa Fe logró la unidad. Sin embargo, lo que suceda en el peronismo es particularmente relevante. No solo por los modelos que se enfrentan, sino porque se trata del partido que gobierna.

El día después del tan esperado sábado 24 de julio dejó en claro que en ninguno de los tres principales sectores de la política santafesina estaban dadas las condiciones para alcanzar la unidad.

La situación de Juntos por el Cambio fue manifiesta desde un principio.

Por un lado, un sector PRO puro -más allá de la presencia de dirigentes de otros partidos- cuya cara visible es Federico Angellini, quien asegura contar con el aval de la dirigencia nacional del partido.

Por el otro, una interna entre tres sectores de la Unión Cívica Radical: el sector liderado por el exintendente de Santa Fe, Mario Barletta, acompañado por hombres del "radicalismo universitario" y dirigentes de otras ramas internas del partido; el sector encabezado por otro exintendente de Santa Fe, como José Corral, distanciado de Barletta luego de ser durante años su hombre de confianza; y un tercer sector encabezado por el exministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, acompañado por referentes territoriales de peso.

La realidad del Frente Amplio Progresista plantea un escenario particular. Con la muerte del exgobernador Miguel Lifschitz, la figura del gran elector quedó vacante y obligó a iniciar un esquema de reconstrucción que se encuentra en pleno proceso.

Este cimbronazo planteó, al menos, el surgimiento de dos sectores que se enfrentarán en las Paso de setiembre.

Por un lado, el socialismo puro heredero de Hermes Binner, Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz. Allí, la cara más visible será la diputada provincial y expareja del gobernador fallecido, Clara García, acompañada por nombres de militancia socialista y desempeños en roles clave durante los pasados gobiernos.

Enfrente estará el incipiente sector liderado por el intendente de Rosario, Pablo Javkin, y la cara visible será Rubén Giustiniani, un hombre de larga trayectoria que fue en su momento relegado de aquel núcleo duro del socialismo. El fallecimiento de Miguel Lifschitz generó dos efectos casi inmediatos: el fortalecimiento del eje de los intendentes Javkin-Jatón, y la partida de gran parte del radicalismo del Frente Progresista hacia Juntos por el Cambio.

Sin embargo, queda absolutamente claro que es en el peronismo donde se juega la partida de mayor impacto político e institucional. En primer lugar, porque se trata del partido que gobierna la Nación y la Provincia de Santa Fe. Y, además, porque entre los contrincantes aparecen figuras clave como el mismísimo gobernador Omar Perotti-precandidato a senador suplente de Marcelo Lewandosky-, la vicegobernadora Alejandra Rodenas y un ministro nacional, como Agustín Rossi.

Qué se juega dentro del peronismo

Desde el inicio mismo de la campaña electoral que llevó a Omar Perotti a la Casa Gris quedó en claro que el peronismo había alcanzado un armado electoral complejo. Es verdad que sirvió para ganar aquellas elecciones, pero muy pronto comenzaron a quedar al desnudo las inocultables diferencias internas. Básicamente, la idea de que habría lugar para que cada uno de los sectores del peronismo se sintiera contenido resultaba una verdadera utopía.

En la Legislatura, el Nuevo Espacio Santafesino (NES) liderado por el senador Armando Traferri -acompañado nada menos que por la vicegobernadora Alejandra Rodenas- intentó desde un principio marcar territorio al nuevo gobernador. Mientras este enfrentamiento se producía de manera explícita y descarnada, los sectores vinculados al kirchnerismo y al massismo también expresaban su inquietud con respecto al perfil del gobierno provincial, aunque optaron por moderar el modo de manifestar sus diferencias.

Por estos motivos, la interna que en septiembre se producirá en el peronismo santafesino es apenas el desenlace natural de los acontecimientos. A estas alturas de las circunstancias, queda claro que cualquier lista de unidad hubiese representado forzar la situación con resultado incierto.

Lo que parece estar en juego en el peronismo santafesino va más allá de Albertismo o Cristinismo. Es cierto que Omar Perotti y Cristina Fernández se reunieron el viernes por la tarde y que de ese encuentro surgió la decisión de que Lewandosky encabezara la lista del Senado -con el gobernador de Santa Fe como suplente- y el perottista Roberto Mirabella liderara la lista de Diputados.

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Desde el sector de Agustín Rossi consideran que el proyecto de Omar Perotti es de alcance provincial y que en estas elecciones se juegan intereses que trascienden a Santa Fe.

Desde el sector de Agustín Rossi consideran que el proyecto de Omar Perotti es de alcance provincial y que en estas elecciones se juegan intereses que trascienden a Santa Fe.

Cuesta creer que Agustín Rossi hubiese sostenido su lista de precandidatos si la expresidenta le solicitaba con firmeza que desistiera de su decisión.

Aun así, existen distintas versiones al respecto.

Cuando Aire Digital le preguntó a Agustín Rossi este lunes si su lista cuenta con el aval de Alberto Fernández. con el de Cristina, o con el de ambos, respondió: "Yo informo de todo lo que tengo que informar a los líderes nacionales de nuestro partido... No fui a pedir un aval, ni un apoyo de nadie... Di mi mirada sobre la provincia de Santa Fe y dije que lo que me parecía".

Y agregó: "No es verdad que esta sea la lista de Alberto. No creo que se deba traer a los dirigentes nacionales a la disputa interna de Santa Fe. A nuestros lideres hay que ayudarlos y apoyarlos; no apoyarse en ellos para generar un escenario que te favorezca en al compulsa interna".

Sin embargo, fuentes vinculadas con el perottismo aseguran que Cristina le pidió personalmente a Rossi que no se presente. Que el primer pedido se produjo hace un par de semanas y que el último fue el martes de la semana pasada. Además, según las mismas fuentes la vicepresidenta le habría dicho a Rossi que no contaría con su apoyo de mantener su postulación.

Lo que parece dirimirse en las Paso de septiembre dentro del peronismo santafesino son dos miradas con diferencias claras. Una, centrada en Santa Fe y en un proyecto provincial. La otra, sostenida en una estrategia de proyecto nacional.

El año y medio de gestión de Omar Perotti fue suficiente como para dejar en claro que el gobernador de Santa Fe no parece dispuesto a alinearse de manera automática con las posiciones del gobierno nacional. Su postura sobre el conflicto con los productores de carne -oponiéndose a la decisión del gobierno central de suspender las exportaciones-, su mirada sobre la quiebra de Vicentin y el lanzamiento del sector interno denominado Hacemos Santa Fe, fueron situaciones que marcaron diferencias con las políticas nacionales.

Por otro lado, es cierto que si bien la figura de Agustín Rossi cuenta con un piso electoral elevado gracias a su amplio nivel de conocimiento en la provincia, nunca logró traspasar un techo de votos que le permitiera ganar una elección.

En otras palabras, un proyecto con mirada provincial como el de Perotti quizá cuente con mayores posibilidades de obtener un triunfo electoral, pero dejaría fuera a sectores del peronismo santafesino que se sienten parte de un proyecto nacional o se consideran excluidos del perottismo.

Pocas horas antes del cierre de listas del sábado, Perotti llamó por teléfono a Rossi. Fue el último intento de evitar las internas. Hubo algunas propuestas, pero no alcanzaron para torcer la decisión del ministro de Defensa.

Las cartas están echadas y todo indica que se tratará de una campaña dura. A través de sus redes, Rossi adelantó cuál puede llegar a ser el nivel de confrontación.

Es verdad que ninguno de los tres grandes frentes políticos de Santa Fe logró la unidad de cara a las Paso de septiembre.

Sin embargo, lo que suceda en el peronismo resultará clave para todos. No solo por la profundidad de las diferencias y la importancia de los protagonistas involucrados, sino porque se trata del partido que gobierna. Incluso, a quienes no son peronistas.

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