En la audiencia de medidas cautelares por el transfemicidio de Alejandra Ironici, realizada este viernes en los Tribunales de Santa Fe, se revelaron datos escalofriantes sobre la secuencia completa del crimen. El hombre detenido e imputado atacó a la activista trans el domingo por la madrugada y la mató de 46 puñaladas. Horas más tarde volvió a la casa y trató de prender fuego al cadáver. El imputado fue encontrado y detenido por la Policía el lunes en la casa de una trabajadora sexual.
La Fiscalía imputó a Héctor Damián Barrero, de 32 años, por los delitos de femicidio y transfemicidio agravado por el vínculo, debido a que el hombre era pareja de la víctima. Este viernes, en la audiencia de medidas cautelares, el juez Leandro Lazzarini definió que el acusado transite el proceso en prisión preventiva. Además, la Fiscalía investiga si abusó sexualmente de la víctima, por lo que podría ampliar la calificación legal.
La secuencia de un crimen de odio
La fiscal ventiló el relato de una testigo clave del caso, que en el momento del crimen estaba en la casa contigua a la de víctima. La vecina contó que el sábado se acostó a las 11 de la noche, pero que se levantó a las 3 de la madrugada del domingo porque escuchó un golpe fuerte, como si alguien se hubiera caído. Además, oyó gritos de Alejandra hasta las 3.15 de esa madrugada, pero que pensó que estaba manteniendo relaciones sexuales.
Minutos más tarde, la escuchó gritar “basta, basta”, y luego pedir ayuda con la voz débil, ya sin fuerza. A las 3.30 el silencio fue total, solo percibió el sonido de la canilla del baño, del inodoro, y cerca de las 4 sintió pasos en el pasillo y el ruido del auto de Alejandra que se marchó hacia el sur.
El sobrino de Ironici, que convivía con ella y Berrero, declaró ante la policía que volvió de trabajar a las cinco de la mañana de ese domingo, y se acostó a dormir en el living del domicilio. La puerta de la habitación de su tía estaba cerrada y no percibió nada raro ni olor a quemado, por lo que no intentó abrirla. A las 8 de la mañana se levantó, se cambió en su habitación y volvió a salir.
Dos vecinas de la zona afirmaron que cerca de las 10.30 de la mañana sintieron olor “como a carne quemada”, según aseguró la fiscal. Sobre el fuego, los bomberos explicaron que como Barrero cerró la puerta de la habitación, el ambiente se quedó sin oxígeno y se apagó solo.
A la siesta de ese domingo, el sobrino recibió un mensaje por parte del teléfono de Alejandra que decía que ella y su pareja lo estaban esperando, y querían saber qué iba a hacer porque tenían planeado ir a almorzar a la casa de los padres de Barrero. Además, las amigas de la víctima la vieron en línea esa misma tarde, le enviaron mensajes y ella nunca contestó. “Alejandra estaba muerta y el manipulaba su teléfono para que sus allegados no lo sepan”, dijo la fiscal.
El domingo por la noche, el sobrino regresó a su casa, encontró las luces apagadas y alumbró con su celular. Sintió olor a quemado, golpeó la puerta de la habitación de su tía y nadie contestó, por lo que decidió abrirla. En ese momento, encontró a Ironici al lado de su cama, con restos de un incendio y un charco de sangre en el suelo.
Esa misma noche la vecina de Alejandra se enteró de que estaba la policía en el lugar, y el lunes a primera hora de la mañana tuvo conocimiento de que había sido asesinada. “Se sentía muy mortificada, ya que nunca pensó que estaba sucediendo un homicidio”, dijo Del Río Ayala respecto de la testigo.
En la autopsia se comprobó que el cuerpo no presentaba lesiones de defensa significativas, y que la mayoría de las puñaladas fueron en la cabeza, la cara y el cuello. Además, el estudio reveló que la víctima tuvo dos lesiones en la zona del cuello que le provocaron la muerte y que el ataque fue desde atrás.
Abuso sexual
Las pericias biológicas que se realizaron en el cuerpo de la víctima arrojaron que presentaba semen y sangre en zona genital. Los mismos fluidos se encontraron en el bóxer del imputado. Es por eso que la Fiscalía analiza ampliar la imputación y agregar la calificación de abuso sexual, aunque esperan los resultados de otras pericias.
Otro punto destacado en la investigación, fue el hecho de que los allegados de Ironici contaron que a ella “le preocupaba llegar a la vejez sola”, lo que hacía que se aferre al imputado. "Ella intentaba que Barrero termine la escuela, se vincule con sus cinco hijos y que deje de drogarse", aseguró Del Río Ayala.
Según lo expuesto por la Fiscalía, una amiga de la víctima contó que Alejandra conoció a Barrero porque él se presentó en su casa a pedirle trabajo. “Damián solía mentirle, se escribía con otras chicas por Facebook, pero ella estaba enamorada”, dijo la fiscal replicando los dichos de la testigo. Además, la hermana de Ironici aseguró que estuvo con ella unos días antes del asesinato y que no la vio bien, que estaba seria, y que le dijo que tenía miedo de morir.
La detención de Barrero
Tras el crimen, Barrero robó el auto de la víctima, un Fiat Palio color gris, y otras pertenencias. El lunes por la mañana, personal del Comando Radioeléctrico, el vehículo en la puerta de un domicilio ubicado en Padre Dusso 7.200, que pertenece a una mujer que es trabajadora sexual, y que se presume no tenía relación con el imputado, ya que lo había conocido por medio de una aplicación.
La mujer le entregó a la policía todas las pertenencias que traía Barrero: una valija con ropa, una computadora, la llave del auto, tres llaves más, una de las cuales era de la casa de Alejandra, documentos, un secador de pelo de la víctima, una botella de alcohol, un encendedor y documentación de una moto que también propiedad de la víctima. Además, había escondido en un colchón el teléfono de Ironici.
Transfemicidio
La Fiscalía le imputó el delito de transfemicidio, ya que consideró este homicidio como un crimen de odio. Para acreditar esto, Del Río Ayala explicó que en el hecho están presentes tres características propias de un crimen con esta calificación. En primer lugar, por la brutalidad, no solo por la cantidad de puñaladas, sino también porque los lugares donde los propició no fueron casuales.
En segundo lugar, por el estatus de la víctima, ya que se trata de la máxima representante del colectivo LGBTIQ+ de la provincia de Santa Fe. Una militante incansable por los derechos de la población travesti y trans, la primera mujer trans en el país en obtener el aval para poder tramitar su DNI de acuerdo a su identidad de género autopercibida, y una referenta a nivel nacional. Para la Fiscalía, Barrero tenía pleno conocimiento de esto.
Y por último, porque decidió prenderle fuego en los glúteos, una expresión que denota el odio y la violencia particular que tiene este transfemicidio. Es por eso, que la pena en expectativa es de prisión perpetua.
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