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Mario Fendrich: un robo millonario planeado en un café y el secreto que se llevó a la tumba

La tarde del viernes 23 de septiembre de 1994, Mario Fendrich se llevó 3 millones de pesos y 181.601 dólares de la tesorería del Banco Nación en Santa Fe. Se entregó tres meses y medio más tarde, pero el dinero nunca apareció. La historia de un caso que sigue intrigando a los santafesinos, en un nuevo especial de Archivo AIRE.

En una reunión de amigos, alrededor de una mesa de café, se pueden repetir las anécdotas y las risas. Se pueden tener mejores ideas que un gobernante. Se puede definir mejor que un delantero, se puede diagramar un plan para bajar la inflación. Se puede criticar con severidad y juzgar despiadadamente. Se puede cambiar el mundo. Y también se puede organizar un robo inolvidable. Sí, acá en Santa Fe, en el microcentro, un café con amigos fue el motor de una idea que, por causas que Mario Fendrich se llevó a la tumba, no tuvo vuelta atrás: el robo se ejecutó, estuvo 109 días prófugo, se entregó, cumplió la condena y vivió como pudo, hasta su muerte en 2018. Ah! Y el dinero nunca apareció y jamás se supo a dónde fue a parar.

El viernes 23 de septiembre de 1994, Mario Fendrich quedó prácticamente solo en el interior del banco. Era subtesorero del Banco Nación de la República Argentina, sucursal Santa Fe. Pero ese día quedó a cargo del área porque el tesorero, Juan José Sagardía, estaba en una convención en Huerta Grande, Córdoba, del Personal Jerárquico del Banco de la Nación Argentina. Esperó hasta tarde, y con cierto fastidio, la llegada de un blindado que venía de San Justo y San Cristóbal, y que se había demorado por un problema mecánico.

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Antes del portón que da paso al garaje del banco, el FIAT Weekend rojo de Fendrich ya estaba con la puerta de atrás abierta. Estaba apurado. Tenía que irse a pescar, le dijo a Oscar Peralta, el chofer del blindado. Bajo la mirada de la policía que custodiaba el camión, bajaron los dos bolsos de valores y caminaron hasta el Tesoro, en donde lo esperaba Fendrich. Cuando se disponen a contar para controlar el dinero, Mario le sugiere que lo hagan el lunes porque era tarde.

Uno de los remeseros (así se denomina a quienes transportan dinero o valores) va hacia el baño y cuando vuelve está todo cerrado. Supone que en el apuro por irse de pesca, Fendrich aceleró el trámite burocrático o lo postergó. Ya afuera del banco, ven cómo el subtesorero introduce una caja en su auto, los saluda y se va. Todo esto se desprende del testimonio que Peralta dio a la policía ya cuando el país y, posteriormente el mundo, conoció el apellido Fendrich.

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Documento exclusivo de AIRE, 28 años después: la nota manuscrita que le dejó Fendrich al tesorero del Banco Nación, Juan José Sagardía, con el detalle de las sumas de dinero robadas.

Documento exclusivo de AIRE, 28 años después: la nota manuscrita que le dejó Fendrich al tesorero del Banco Nación, Juan José Sagardía, con el detalle de las sumas de dinero robadas.

Pero el primer impacto, la primera sospecha (y sorpresa) la tuvieron los altos mandos del banco. Como el gerente, Fridolin Bisang se encontraba de licencia (había viajado a Suiza ese fin de semana), quienes estaban a cargo eran Delfín Villalba (gerente comercial) y Juan José Sagardía, tesorero. El lunes 26 de septiembre, ambos fueron a retomar sus actividades rutinarias: desconectaron las alarmas, operaron sus claves manuales y cuando giraron la manija del Tesoro, no abrió. Reiteraron la maniobra y tampoco hubo caso.

“Algo sucedía pero estábamos lejos de alarmarnos. Supusimos que mi reemplazante, Mario Fendrich, se habría equivocado al colocar el reloj interno que regula el ingreso al Tesoro, luego de recibir tarde las sacas que enviaban sucursales del interior”, explica Sagardía en un libro de su autoría.

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Fendrich en 2003, en su taller de reparación de embarcaciones, poco después de quedar en libertad condicional.

Fendrich en 2003, en su taller de reparación de embarcaciones, poco después de quedar en libertad condicional.

Esa posible equivocación se fue transformando al comprobar algunas cuestiones básicas: Fendrich no llegaba al banco ese lunes a cumplir con su trabajo; cuando llamaron a la casa, la esposa les dijo que no había vuelto del viernes de pesca y que había hecho la denuncia por su desaparición, y el Tesoro seguía sin abrir. Por la tarde, las autoridades del banco hicieron la denuncia en la Policía Federal.

El martes 27 de septiembre, el sistema de relojes de la puerta del Tesoro, abrió. Allí se constató la faltante. Treinta mil billetes de 100 pesos (por entonces $1 = U$S 1) ya no estaban y 181.601 dólares tampoco. Como si fuera poco, todo esto detallado metódicamente en una nota de puño y letra de Mario Fendrich que daba cuenta de lo que se había llevado (ver foto). Ese martes, el caso Fendrich ya estaba en los medios y en boca de todos.

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Mario Fendrich en 1999 cuando quedó en libertad condicional.

Mario Fendrich en 1999 cuando quedó en libertad condicional.

El hombre gris, una doble vida, un hombre de la noche, una amante, un escape hacia el Paraguay y una operación para cambiar su rostro fueron, entre otras tantas, las especulaciones que se hicieron sobre Fendrich.

Se entregó a la Justicia el día del velorio de Carlos Monzón, el 9 de enero de 1995. Tenía el pelo teñido, barba y estaba visiblemente bronceado. Algunos piensan que aprovechó ese suceso para pasar desapercibido, pero aquí, en Santa Fe, estaban todos los medios nacionales y gran parte de las agencias internacionales…

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Fendrich junto a su abogado Antonio Ciaurro.

Fendrich junto a su abogado Antonio Ciaurro.

En las encuestas callejeras a ciudadanos de a pie, muchos lo veían como un ídolo y avalaban lo realizado. Incluso, durante algunas salidas a los tribunales, había personas que lo aplaudían.

Durante el juicio y en posteriores entrevistas señaló haber sido presionado por esos “amigos del café” para cometer el robo. Nunca dijo quiénes eran. Dónde fue a parar la plata es un misterio que ocultó hasta en la gestualidad facial cada vez que se le preguntaba.

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El Caso Fendrich tuvo una amplia cobertura mediática a nivel nacional.

El Caso Fendrich tuvo una amplia cobertura mediática a nivel nacional.

El 12 de noviembre de 1996 el Tribunal Oral Federal de Santa Fe, compuesto por Ramiro Puyol, José María Escobar Cello y Rodolfo Hintermeister, lo condenó a ocho años, dos meses y quince días de prisión por el delito de peculado. Además, se lo inhabilitó de por vida para ejercer cargos públicos. Abandonó la cárcel de Las Flores el 29 de octubre de 1999, beneficiado por la figura de libertad condicional y, el 24 de marzo de 2002, recuperó su libertad.

Lejos estuvo de vivir como un millonario, Mario Fendrich. Lo que hizo fue emprender. Puso una pequeña fábrica de placas de yeso, un taller de reparación de embarcaciones y una agencia de quiniela. Esta última actividad fue la más exitosa o la de mayor estabilidad, las anteriores no anduvieron. Se jubiló y trabajó en la agencia que tenía con un amigo.

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Salvador Sales fue el periodista que más veces entrevistó a Mario Fendrich.

Salvador Sales fue el periodista que más veces entrevistó a Mario Fendrich.

En 2018, pese a tener algunos problemas en migraciones para salir del país -que pudo resolver inmediatamente su abogado, Antonio Ciaurro-, viajó a Cuba de vacaciones. Allí sufrió un ACV y murió. Tenía 77 años.